«La danza océana», de la práctica a la teoría

  • Para la traductora resulta un libro poco común ya que generalmente la presencia de la danza en el mundo editorial se centra en publicaciones de fotografías o ensayos

Por Víctor Gaspar

CIUDAD DE MÉXICO, México, 08/05/14, (N22).-





Doris ve el mar y siente su oleaje en el cuerpo. Doris lo transforma en danza. Doris Humphrey es la bailarina cuya vida, la escritora Claude Pujade Renaud, tomó para ficcionarla en la novela La danza océana, que aparece en una segunda edición, tras haber sido publicada por primera vez en 2008.

“Es una de las pioneras de la danza moderna en Estados Unidos a principios del siglo XX, junto con Marta Graham. Es su biografía, un poco novelada pero basada en realmente hechos históricos y, claro, como José Limón fue su principal alumno pues también descubrimos ahí una biografía de él, quien fue para México el bailarín por excelencia”, afirmó la traductora Solange Lebourges.

Esta segunda edición corre a cargo del CENIDID, Centro Nacional de Investigación Documentación e Información de la danza José Limón.

La autora es una señora francesa que fue bailarina. Estudió en Nueva York con José Limón, no con Doris Humphrey, que ya había fallecido. Ella pues en conocimiento de causa realmente habla de la danza. Es el interés de la novela biográfica, esta, que tiene un gran sentido de lo que es el arte, de lo que es la danza, y de lo que fue la búsqueda de Doris Humphrey, según explicó Solange Lebourges.

El libro fue originalmente publicado en Francia con gran éxito. Para la traductora resulta un libro poco común ya que generalmente la presencia de la danza en el mundo editorial se centra en publicaciones de fotografías o ensayos. El volumen pretende abonar teoría a la práctica dancística.

“Los bailarines se dedican poco estudiar, hay que reconocerlo. Ahora un poco más porque cursan licenciaturas en danza. Entonces el panorama cambia un poquito desde hace pocos años atrás. Un bailarín que lee, que va a exposiciones, que se cultiva, es escaso. Además de la práctica corporal también se debe de tener la intelectual. Separar las cosas de tal forma es totalmente erróneo. Un bailarín piensa su movimiento, analiza, es una sabiduría de otro tipo quizás pero tan profunda como otra”, finalizó.

Imagen: http://bit.ly/1j21Hsk
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