- Ana Frank desborda una
libertad incomparable: la de escribir
Por: Mercedes Matz (@abraxas_m)
Distrito Federal, 07/04/14, (N22).– El encierro de Ana
Frank junto a otros siete miembros durante la Segunda Guerra Mundial, en un
espacio reducido para tantas personas que parece hacerse más pequeño conforme
pasan las discusiones y la incertidumbre crece, es una situación quizá no muy
alejada de la que padece un mexicano al ser secuestrado en su propio país. Esta
última idea cerró la presentación de la obra El Diario de Ana Frank, la noche del
jueves en el Teatro Tepeyac.
Frank junto a otros siete miembros durante la Segunda Guerra Mundial, en un
espacio reducido para tantas personas que parece hacerse más pequeño conforme
pasan las discusiones y la incertidumbre crece, es una situación quizá no muy
alejada de la que padece un mexicano al ser secuestrado en su propio país. Esta
última idea cerró la presentación de la obra El Diario de Ana Frank, la noche del
jueves en el Teatro Tepeyac.
Retomar esta idea, es
por demás real. La distancia entre épocas y países se difumina conforme la
historia se cuenta, una vez arriba el telón, la famosa historia de la
niña judía que plasmó en su diario la vida de todos los días dentro de un
cuarto, entre paredes y apenas una ventana al cielo. Sin posibilidad de correr,
saltar y andar por las calles como lo cuenta la misma Ana Frank. La esperanza
poco a poco empieza a desvanecerse y los integrantes, sobre el escenario,
denotan cansancio y temor, incertidumbre e ideas fatales. Se aprecia un
ambiente tan similar al que viven las familias víctimas del secuestro en
México. Sin embargo, la gran diferencia es el diario que posee Ana y sobre el
que desborda una libertad incomparable: la de escribir.
por demás real. La distancia entre épocas y países se difumina conforme la
historia se cuenta, una vez arriba el telón, la famosa historia de la
niña judía que plasmó en su diario la vida de todos los días dentro de un
cuarto, entre paredes y apenas una ventana al cielo. Sin posibilidad de correr,
saltar y andar por las calles como lo cuenta la misma Ana Frank. La esperanza
poco a poco empieza a desvanecerse y los integrantes, sobre el escenario,
denotan cansancio y temor, incertidumbre e ideas fatales. Se aprecia un
ambiente tan similar al que viven las familias víctimas del secuestro en
México. Sin embargo, la gran diferencia es el diario que posee Ana y sobre el
que desborda una libertad incomparable: la de escribir.
Sobre el escenario seesparcieron cuatro puertas, tres de ellas daban cada una a un cuarto, la otra,
era la salida a la que nadie, absolutamente nadie, se debía acercar aunque todos
lo desearan; en el centro un comedor con
espacio suficiente para los ocho integrantes que ocupaba gran parte de la sala y la
cocina; atrás, invisible pero ruidoso, un baño que compartir para todos. Con
sonidos bruscos y material de apoyo como videos para contar y dar contexto a la
historia ocurrida en época de Adolf Hitler, se presentó la obra dirigida por
Alejandro Zelayaran, y presentada por la compañía La Casa de Atrás. Zelayaran agradeció
a los asistentes por la respuesta y aplausos al trabajo escénico. Zelayaran
junto a su elenco, expresaron sus deseos de llevarla más allá esta producción
teatral, para que de una única función sea posible realizar toda una temporada.
Durante casi dos horas
el público asistente entre niños, jóvenes y adultos, rieron, reflexionaron,
sintieron la tensión de la que está cargada esta trágica historia, y conocieron
de una forma diferente la vida de la famosa niña que deseaba escribir para
nunca morir.
el público asistente entre niños, jóvenes y adultos, rieron, reflexionaron,
sintieron la tensión de la que está cargada esta trágica historia, y conocieron
de una forma diferente la vida de la famosa niña que deseaba escribir para
nunca morir.
El elenco estuvo
formado por la joven actriz Jimena Alexia, Jorge Levy, Cecilia Romo, Joadnika
Mariel, entre otros.
formado por la joven actriz Jimena Alexia, Jorge Levy, Cecilia Romo, Joadnika
Mariel, entre otros.
14MAG