«Conquistando Fronteras», documental mexicano sobre la violencia en Medellín

  • Ciudadanos «paisas» forman compañías artísticas con el objetivo de disminuir los índices criminales en la ciudad colombiana. 

Por Antonio Hernández


Ciudad de México, 04/ 04/14, (N22).-

Intentando conquistar fronteras

Conquistando Fronteras es un documental sobre el papel que ocupa el arte para enfrentar los problemas de la violencia en Medellín, Colombia, causada por el crimen organizado.

Un proyecto de tesis para titularse en la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón se convirtió en el documental Conquistando Fronteras, filme que busca abrir perspectivas de vida, apoyado en grupos de artistas callejeros, a personas propensas a la violencia a causa del narcotráfico y la situación de abandono por parte del Estado.

Francisco Suárez, director, guionista, camarógrafo y comerciante independiente, viajó a Medellín, Colombia, con el objetivo de entrevistar a los participantes del Festival Internacional de Poesía de Medellín y obtener material sobre la oralidad y su función para atraer a personas hacía la lectura.

Su asistencia a este festival, del cual se enteró por azar, como son muchas de las navegaciones-divagaciones por internet, no fue muy fructífera: las entrevistas no resultaron y el tiempo y presupuesto no esperaban.

A ello se sumaría la inseguridad, los asaltos son parte de la cotidianidad en Medellín, como en muchos lugares, y Francisco no estaría exento de esa experiencia, ¿pero qué hacer cuando la nube de la tormenta se empeña en perseguirnos?

“Era mi quinto día en Medellín y caminaba de regreso a mi posada, al menos cuatro jóvenes se me acercaron y sabía lo que iba a ocurrir. Traía parte de mi equipo a la vista y el otro en la mochila, comenzaron la revisión de los bolsos de mi ropa, tomaron mi celular y no sé si fue suerte pero mi equipo de grabación y de trabajo no lo sacaron de la mochila ni me lo arrebataron”. Esa experiencia sería el incentivo que faltaba para Conquistando Fronteras.

A partir de ahí todo fluyó, apoyado de Diego Cardona, un poeta con el que había entrado en contacto por un amigo colombiano residente en la Ciudad de México, comienzan a buscar gente relacionada con las compañías o comparsas, quienes  desde la década de los 90 se dedican a llevar espectáculos culturales y talleres a las zonas controladas por los combos, como se les denomina a los al menos 140 pequeños grupos delincuenciales que ahí operan.

La independencia

De origen humilde, actualmente residente en la parte sur de la Ciudad de México, Francisco ha tenido que trabajar desde adolescente para conseguir lo que quiere, el ser hijo de padres comerciantes independientes es tal vez la muestra que necesitaba para ver que si es posible mantener una familia lo es también dedicarse al cine.

Si bien como egresado pudo entrar a picar piedra en medios de comunicación, ha apostado por mantenerse al margen y trabajar de manera freelance, no por pose o ideología sino por la necesidad de entregarse a este arte: el cine.

“No quisiera trabajar en algo que no me dé el placer de sentir que hago lo que me gusta, porque si lo hago para después trabajar en lo que quiero a lo mejor tendré 50 ó 60 años y entonces ya no querré lo mismo. La necesidad aparente del dinero puede acabar con tu pasión, las finanzas son importantes pero no la vida”, asegura.

Sin embargo, reconoce que trabajar de esta manera trae consigo limitaciones.

 “Yo hago gran parte del documental, no porque me guste trabajar solo sino por los recursos limitados con los que conté para hacerlo. Sé que en la cuestión gráfica y de fotografía pudo haber sido mejor y eso cuesta, porque es difícil encontrar personas que quieran invertir su tiempo y dinero sin verse retribuidos económicamente a corto plazo”. Pese a ello, se muestra satisfecho de su trabajo, en el fondo es lo que quería que fuera, “el documental está concluido y los cambios que se puedan hacer serán mínimos”.

Si una parte del trabajo cinematográfico es la creación de la obra como tal y la otra es la promoción y exhibición de la misma, es ahí donde la autogestión vuelve a salir a flote.

En diciembre del año pasado, después de maratónicas sesiones de edición, “Conquistando Fronteras” se concretó, ahora era momento de conseguir y conquistar a la audiencia y para ello Francisco ha tenido que tocar puertas para que su obra se exhiba en centros culturales de nuestro país y de Colombia.

“La autogestión parte de que las oportunidades están presentes pero se vuelven una realidad cuando las toma”, asegura quien en mayo este mes viajará a Medellín a presentar de manera presencial el documental, pues en diciembre pasado ya lo había hecho vía internet en una exhibición paralela México-Colombia.

Actualmente se encuentra en pláticas para conseguir más espacios y el documental de poco más de 30 minutos está pensado para poder ser transmitido en televisión.

El documental como parte de un enunciado

¿De qué se trata el documental?

En la década de los 90, Medellín vivía atravesada por la guerra que mantenían grupos de narcotráfico. Desde ese entonces, las calles de esta ciudad son controladas por grupos delincuenciales al servicio de grandes capos de la droga, pese a que las personas han fundado y crecido en sus barrios no pueden andar en ellos con la naturalidad que se podría esperar; la mafia ha impuesto su ley y los límites territoriales que cada grupo controla.

Ahí es cuando grupos de artistas se dan cuenta que existen fronteras invisibles en sus propias colonias y deciden actuar: fundan las compañías o comparsas, pequeños grupos que llevan espectáculos de danza, teatro, música a estos barrios para que la gente recupere las calles.

Pero hacer ello no fue fácil, los sicarios defienden sus territorios e intimidan a estos “extranjeros”, pero para sorpresa de ellos no es fácil alejarlos ante la aceptación que tienen en la comunidad.

“Los sicarios no salían a atacar a los integrantes de las corporaciones debido a que parte de su familia participaban en los actos”, asegura el director cinematográfico.

A partir de esos años se han conformado más de 50 compañías que intentan mostrar que Medellín es más que violencia, pero cuál es el éxito para que permanezcan tras cerca de dos décadas de haber comenzado su conformación.

Francisco sostiene que este tipo de acciones encajaron en la vida de los «paísas» debido a su naturaleza festiva: “Ellos bailan más que nosotros, fiestean más que nosotros”, asegura, y “quién en esas condiciones se va a negar a participar en una celebración afuera de tu casa en donde lo único que se te pide es que te diviertas”.

Con todo y el éxito de estas organizaciones, Francisco es realista respecto a los limitados de estas acciones para enfrentar este tipo de problemas. “No toda la gente en Medellín sabe de la existencia de las corporaciones y los problemas de este tipo, ya sea en Colombia o en México, se resuelven con trabajo bien remunerado, educación y una revalorización del sentimiento de pertenencia al lugar donde vives”, pues asegura que “quien siente un orgullo del lugar de donde viene lo va a cuidar” y sentencia: el gobierno cree que poniendo centros de desarrollo social se acaba con la violencia.

Aunque el documental fue grabado en Colombia tiene como fin incentivar acciones: “El proyecto debe ser un vínculo para trabajar en México, pretende ser una especie de movimiento. Es algo así como una especie de enunciado donde el documental es el sujeto y lo que pasará después el verbo.

A partir de esta premisa, Francisco ya se encuentra enfrascado en otro proyecto en Tomellín, Oaxaca, en donde pretende  poner en práctica actividades como las realizadas por las compañías de Medellín, al tiempo que busca espacios para la promoción de Conquistando Fronteras. Así que aunque el futuro aún es incierto para el documental, Francisco es congruente con el titulo del mismo así que pretende conquistar terreno en México.

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