Premio Xavier Villaurrutia, el prestigio está en la transparencia

  • “El mundo cultural tiene que tomar en serio la responsabilidad de los jurados, hay que volver a recuperar la idea de que el jurado se hace responsable del libro al que premia”: José María Espinasa 
Por Karen Rivera

Distrito Federal, 25/03/14, (N22).-
En 1955 la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo fue la
primera publicación en recibir el premio “Xavier Villaurrutia”. Años después escritores
como Octavio Paz, Rosario Castellanos, José Revueltas, Sergio Pitol y Eraclio
Zepeda fueron galardonados con esta distinción. En 2012 Sealtiel Alatriste renunció
al estímulo debido a las acusaciones de un supuesto plagio en contra de su obra.
Creado bajo la iniciativa del
crítico literario Francisco Zendejas con el propósito de estimular, apoyar y
difundir las letras mexicanas. El “Xavier Villaurrutia de Escritores para
Escritores” es uno de los galardones con más abolengo en la cultura mexicana,
que concede la Sociedad Alfonsina Internacional y el Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes. 
Gabriel Zaid en un artículo publicado
en 2013, en la revista “Letras Libres”, aseguró que el premio gremial debe ser
cuidado como una institución de la República Literaria, subrayando su carácter
original: de escritores para escritores y debe ser defendido de ganadores que
lo desprestigien.
En medio de este contexto es
pertinente preguntar ¿cómo mantener viva la credibilidad del galardón en un sistema
donde es evidente la necesidad de mejorar, justificar y transparentar los
mecanismos de premiación?

“El mundo cultural tiene que
tomar en serio la responsabilidad de los jurados, hay que volver a recuperar la
idea de que el jurado se hace responsable del libro al que premia”, respondió
en entrevista para Agencia N22 el ensayista y crítico literario José María Espinasa.

Aseguró que el proceso de
selección, ante todo, tiene que ser transparente y cualificarse con el mismo
resultado, “un jurado que premia un buen libro se prestigia a sí mismo, además
de prestigiar al premio, un jurado que no premia adecuadamente un buen libro
desprestigia al premio y se desprestigia a sí mismo”.

Las
reglas deben ser claras
El caso del escritor Sealtiel
Alatriste, quien reconoció cometer una “falta” al copiar párrafos completos de
otros autores que publicó como propios en su obra Ensayo sobre la ilusión y Geografía
de la ilusión,
considerada la ganadora del premio  “Xavier Villaurrutia” 2011, dejó secuelas en
el terreno cultural mexicano.

“Una de las principales
consecuencias fue la desconfianza de los lectores que ya no encuentran en el reconocimiento
una recomendación para leer los libros. Yo creo que hay que dejar este tema
atrás, ahora lo que interesa es que el nuevo premiado sea un libro, porque no
se premia al autor sino al libro, que tenga los valores para ser premiado. Si
no los tiene la responsabilidad es del jurado”, puntualizó Espinasa, también
periodista colaborador de La Jornada Semanal.

Agregó que centralizar la
atención en un autor, en un libro o en un galardón, específico de un año no
contribuye a encontrar esa confianza del lector. “El premio Xavier Villaurrutia,
en general, está  muy bien dado, la lista
de todos los ganadores es lo que le dio prestigio en algún momento, y sería
triste que lo perdiera por tener una desconfianza previa o por pensar: lo
elegiste ganador  porque es tu amigo.
En una entrevista el escritor
Guillermo Sheridan aseguró que la literatura y el “escándalo” suelen ir juntos,
“lo penoso de esos escándalos es que hayan tenido muy poco que ver en la
literatura y mucho con la ética de los literatos, o más bien con su ausencia”,
estas situaciones bochornosas propiciaron ajustes críticos y autocríticos a las
instituciones que otorgan premios literarios.   

Gabriel Zaid aseguró en su
columna que “tomar en serio el Villaurrutia puede ser costoso, pero es más
costoso no tomarlo en serio, porque el premio cuesta ahora medio millón de
pesos, cien veces más que en 1955…sin embargo, no es una buena administración
cultural la que asigna medio millón a un premio y nada a su manejo profesional”.     

“Yo creo que las reglas deben
ser muy claras. Sin embargo, insisto, el jurado es el responsable de la
elección por ser un lector cualificado, que lee por nosotros y nos dice: no
tienen que leer 30 libros lean sólo este o sólo estos dos, o sólo estos cinco.
Tenemos que confiar en él”, finalizó Espinasa.

La convocatoria de este año cerró el pasado 17 de febrero.
Imagen http://bit.ly/1dLRZmU
14MAG 

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