Charlemagne Palestine, el músico de los peluches místicos

No tienen que ir a una universidad o a un árido lugar académico para expresarse, se puede expresar en cualquier lugar del planeta




Por Víctor Gaspar



Ciudad de México, México, 13/03/14, (N22).- Contemporáneo de Philip Glass y Steven Reich y poseedor de un muy particular estilo, Charlemagne Palestine es parte del programa del Festival de México.

Muchas gracias por la entrevista, Charlemagne. Primero, díganos por favor cómo definiría está muy particular ejecución musical suya.

Ha habido una gran disputa en estos últimos años, mis contemporáneos prefieren el término minimalista y yo prefiero el término maximalista. No tienes que Einstein para entender que en lo máximo tienes muchísimas más opciones que lo mínimo, y me gusta tener todas las opciones que pueda. Hace un tiempo, cuando empecé, había una manera muy reduccionista de entender el arte y la música en este tiempo en particular.

¿Cómo empezó a concebir esta, muy particular, forma de música, de sonoridad?

Bueno, siempre digo que empecé a una edad muy temprana cantando en sinagogas en la ciudad de Nueva York, en Brooklyn, y en la música de sinagoga tocas y cantas de hecho no puedes tocar porque no están permitidos los instrumentos, y lo haces por muchas horas. Empecé a los seis años de edad cantando música sacra, música sacra judía en los días sábado, que es nuestro Shabbat.

Me encontré con una referencia a sus conciertos que los define como un ritual y eso solía incluir fumar.


No solamente fumar, sino fumar cigarros de Kretek, que son cigarros hechos de clavos, son cigarros que tienen una fragancia especial, como cuando se está en la iglesia. No se trata sólo de fumar, es fumar para tener ese olor especial. Son cigarros javaneses que, cuando los fumas, el clavo te causa un adormilamiento y entras un poquito estado de trance, es fumar para alcanzar un trance.

¿En qué medida considera que la música se ha desvinculado de un comportamiento ritual y místico?

En las músicas occidentales, por lo menos en todas las que conozco, uno se pone demasiado intelectual y todo mundo se sienta en teatro o en algún lugar y se enmarca en la academia totalmente. Entonces regresar a mis raíces originales, aún cuando usted hable de Glass o Reich, todos ellos me parecen muy áridos en lo académico y lo intelectual, desde mi punto de vista. Yo voy hacia una música indígena, hacia un arte indígena, hacia una conexión indígena.

Al igual que los aztecas, yo nací en un mundo que me quitaron después, y en esta vida, en los últimos de 50 años, he inventado mi propio mundo al que la gente comenzó a llamar Charleworld.


Pero no hay duda de que regresar a este mundo, restablecer esta conexión entre la música y ritual debe de de tener, en cierto grado, un impacto en el público. ¿Cómo es ese impacto? ¿Qué ha escuchado?

Ahora tengo una audiencia joven. Durante muchos, muchos años, la imposición académica establecida me encontraban un tanto, podemos incluso decir y sin exagerar, ridículo a causa de todas estas ropas, la manera en que me presentaba, mi uso del alcohol y, en esos días, estos cigarros especiales con su efecto de adormilamiento. Pero para mí era una manera de hacer el tiempo se detuviera de una manera más fácil, una manera de hacer una realidad física, no una realidad intelectual.

He encontrado a generaciones más jóvenes, nuevas generaciones jóvenes, que también encuentran a través del Internet y a través de sus computadoras, ellos también pueden crear su propio mundo por ellos mismos. No tienen que ir a una universidad o a un árido lugar académico para expresarse, se puede expresar en cualquier lugar del planeta. Esa era mi posición desde que era un artista joven y ahora el mundo y yo estamos en una mayor armonía, juntos. El mundo joven.

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