- Tao Dance Theater se presentó en el Teatro Juárez para mostrar la danza como un acto sin sentimientos, sólo movimientos presentes
Por Huemanzin Rodríguez
GUANAJUATO, México, 24/10/13, (N22).-
La voz grave cayó como gota desde el cielo, hasta el fondo de un estanque en Luna nueva. Dejó armónicos en el ambiente mientras que en el escenario del Teatro Juárez, luz tenue descubría los cuerpos de cinco bailarines vestidos y pintados de blanco. Sus cuerpos están integrados como una escultura en movimiento, son como un solo ser que crece y cambia con el viento, en la sutil tensión constante de la vida. Es la compañía Tao Dance Theater, de China.
«Eso es, como si todas las energías se convirtieran en una sola que existe en nosotros. Entonces, la formación de nuestro baile, es una pregunta para nuestro cuerpo ¿qué va a hacer?», aseveró Tao Ye, director de la compañía.
Tao Ye cree que es la incertidumbre la esencia de la danza contemporánea, un concepto nuevo en la China milenaria, pues es en los años 90 del siglo XX, con la aparición de la Compañía de la Danza Experimental de Cantón, que se considera el inicio de una expresión dancística en China, es un concepto occidental pero con disciplina y la tradición filosófica de Oriente.
«En el proceso los bailarines no tenemos muchos sentimientos, ni tristeza, solamente nos enfocamos a nosotros en el presente. Nuestros bailarines necesitan al menos medio año para poder entrar y participar del teatro del cuerpo y poder manejar bien su expresión. Nos enseñamos a nosotros mismos con juegos, las obras mismas y diversas actividades. Tienen una larga formación».
‘Bailando’, así en gerundio, parece ser el concepto de esta compañía que en chino tiene otro nombre, cuyo significado es El Teatro del Cuerpo, porque teatro es diversidad y cuerpo es individualidad, Tao Ye, casado con una actriz, busca crear una relación que pareciera estar vinculada con el macro y el microcosmos.
«Siempre, cuando acabamos de bailar estas coreografías, nos sentimos limpios, porque después del baile no tenemos ganas ni pensamientos, sólo nos queda la sangre que recorre rápido en nuestro cuerpo».
En el Teatro Juárez presentaron dos coreografías, la primera titulada simplemente “4”, con cuatro bailarines que se movieron en conjunto pero no iguales, como si fueran las pequeñas diferencias las que están asociadas con la técnica y la maestría. Después de un intermedio vino la coreografía “5”, con cinco bailarines que podían parecer un árbol creciendo, pero su expresividad estaba más allá del tiempo mortal y cercano al tiempo de la creación, fueron nube cambiante antes y después del caos, al final parecían ser los mismos, pero en los ojos del público, se tenía la certeza de que algo había cambiado.
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