Por Huemanzin Rodríguez
planificador del programa que presentaré, pero ahora por cuestiones técnicas he hecho una
selección que de pronto tendrá una mínima alteración porque uno es un ser vivo
no cronometrado. Voy a tocar canciones conocidas y algunas más nuevas, algún
tema de Jara, Parra o Yupanqui. Me gustaría tocar a Chico Buarque pero a él lo
toco con mi banda, en ese formato, ahora yo vengo como solista, que es mi
trabajo más habitual», dijo para Noticias 22 Daniel Viglietti.
uno tiene sus propios ritmos históricos, con matices importantes: Haití,
Honduras y toda esa trampa que ha ocurrido, Paraguay que vuelve a una etapa no
deseada por muchos de nosotros.»
Según con Daniel, lo promisorio va en cuanto a mapas políticos: podría empezar con el de mi país, con un
segundo gobierno progresista, donde aún tenemos dificultades, hay que superar
la impunidad, siguen circulando libres los notorios torturadores represores que
son muchos, contra un puñado que está detenido. Hay mucho que hacer contra la
impunidad. Pero son situaciones diferentes a los gobiernos anteriores,
reaccionarios, conservadores como ocurría en otros países como Venezuela,
Ecuador y Bolivia. Por ejemplo, la presidencia de Bolivia es todo un símbolo,
Brasil la presidenta en una exguerrillera como en Uruguay lo es un
exguerrillero.
al indio, dale que te hará bien” ¿Por fin lo hemos hecho?
nos ha dado la mano. Eso es
importante, nosotros seguimos proponiendo una
actitud para las izquierdas latinoamericanas
que a veces han estado al borde de un racismo inconsciente. Basta
recordar una película de un gran realizador boliviano que se llama Jorge
Sanjinés, con una película él denuncia de manera notable cómo las izquierdas
han podido a llegar a ser, inconscientemente, racistas. Y cómo situaciones como
las Bolivia con evo Morales, situaciones como Ecuador, generan algo inverso:
son los pueblos originarios los que nos han dado la mano; como lo ha sido en su
peripecia cambiante el zapatismo aquí en México. Son manos que nos abrazan y
tenemos que decir gracias, corresponder.
estos procesos históricos de la América Latina del siglo XX?
puede confiar ni un poquito así… Se podría ampliar la expresión, si el Che me
lo permite: En el poder no se puede confiar ni un poquito así. Yo creo que el
riesgo que corremos los cantores es que la historia corre a la velocidad de una
canción de tres minutos. Es un precipicio creer eso, yo nunca lo creí. Es
cierto, en los años 60 y 70 sentimos estar cerca de una posibilidad de cambio…
el intento de escarmiento fue brutal, no fue casual ese horror, esa tortura,
ese castigo que se dio en tantos mapas.
Cuando yo venía a México en 1974 leía
en la portada del periódico ¿Excélsior?, titulares en apoyo a Allende, ya en
las páginas leía sobre la matanza de indígenas, de huelguistas, campesinos aquí
en México; era como leer un doble discurso muy complejo. Hay que pasar por
encima de eso y aprender de lo positivo que América Latina ha logrado y hemos
mencionado, sin vértigo, sin velocidad, pero tampoco con la apatía que durante
un tiempo tuvo la izquierda del pasado, de no hacer nada y creer de manera
absoluta en la “democradura”. Hay que luchar, trabajar, en mi caso, seguir
cantando.
más le importa?
de lo bueno, de los horrores, de todo. Todo eso me impulsa a cantar. Eso no
significa que la creación sea fácil. La fertilidad no es un hechos instalado, a
mí me da mucho trabajo componer. Cuando me encontraba con Mario Benedetti, en
un desayuno, en la mañana, él me decía: “Escribí un poemita esta mañana”. Él se
levantaba siempre muy temprano y yo no siempre tenía una cancioncita cada
mañana, no era tan prolífico como Mario. Da trabajo pero me gusta.
Imagen: http://bit.ly/17kXs0y
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