Primavera Árabe: dos años en búsqueda de la justicia

  • La redes sociales fueron importantes para la concepción del movimiento islamista, que provocó la caída de Hosni Mubarak en Egipto.
  • A dos años de los movimientos, la falta de proyectos de nación y la polarización ideológica-religiosa han impedido alcanzar regímenes justos o democráticas, aseguró la investigadora Arlene Ramírez.

Por Perla Velázquez 


CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).- 

Primavera árabe, la búsqueda del régimen occidental
Inestabilidad. A dos años del
inicio de las revueltas árabes, ninguno de los países que inició la búsqueda hacia
la estabilidad democrática la ha alcanzado. Este tiempo ha sido un ir y venir
de matices en torno al movimiento social de la juventud islámica-árabe. La
causa por la que la zona aún está inestable, explica Arlene Ramírez, es por la
contraposición entre lo que es el régimen islámico tradicional con las
aspiraciones de la sociedad que demanda mejoras en el empleo, en igualdad y en
equidad. 
“Los países de la liga árabe en
general son muy vulnerables porque son países que por su condición cultural son
demasiado radicales ideológicamente, no sólo hablo de un radicalismo hacia el
ultra islamismo, hablo de que son países que son
‘apasionados ideológicamente’. La ideología y sobre todo los ideales que
empiezan a defender son fundamentales para el desarrollo de la identidad común
cultural”, afirmó.  
Túnez, Egipto, Libia, Yemen,
Siria, Bahrein, Argelia y recientemente Turquía son países que están considerados
dentro del mundo árabe; la mayoría de ellos son repúblicas islámicas, es decir,
la constitución está basada en el derecho divino: el Corán. Las condiciones políticas en el medio oriente son declaradas
bajo este fundamento, con lo cual no se le otorga al Corán la ley máxima para los asuntos políticos, gubernamentales y
de estado, únicamente la constitución está basada en los estatutos que delinea
éste.
Es por ello que “difícilmente
puede haber estos cambios que buscan los grupos más liberales”, comentó la
investigadora: cuando hablamos de estos jóvenes que empezaron la revolución
árabe y buscan un lugar dentro de la configuración democrática, lo están buscando en ese estilo occidental,
no necesariamente en el estilo islámico,
porque finalmente para ellos, dentro de la estructura política y social de sus regímenes, existe
participación democrática nada más que está en un orden diferente al que
nosotros tenemos.
Los jóvenes han hecho los grandes cambios de la humanidad
¿Será imposible cambiar el régimen islámico?, se le cuestionó.
Es una lucha complicada. Es
imposible si sigue siendo contestatario y reaccionario, es posible si es
propositivo y proactivo. Si los jóvenes del Medio Oriente, España, Alemania o
en cualquier lugar del mundo tienen una propuesta concreta es posible porque
así se han hecho los grandes cambios de humanidad, a través de grandes
revoluciones que han sido específicamente iniciadas por jóvenes que quieren
romper paradigmas.
Sin embargo, desde que iniciaron
los movimientos los jóvenes quieren una revolución porque encuentran en el
movimiento la única posibilidad de cambio, en vez de generar una propuesta y
consenso. Ejemplo de ello es Egipto.

Polarización partidaria y ausencia de proyecto de nación
Al levantamiento de Túnez, país
que inició las revueltas, siguió Egipto. Miles de personas pidieron la renuncia, con protestas pacíficas, de Hosni Mubarak, pero la necedad de escuchar a la
gente provocó una batalla entre partidarios y detractores que terminó con más
de 300 muertes. Mubarak abandonó el gobierno, pero ahora se habla de una
probable insurrección. 
“La situación está demasiado
rígida y si a eso le aumentamos la tensión que se genera en la región, por
países como Túnez, Siria y la relación que hay con Israel de forma constante,
entonces tenemos aún más enfatizada la situación de vulnerabilidad que siempre
ha tenido el Medio Oriente y más ahora a partir de estos dos años en los cuales
los regímenes tampoco han logrado satisfacer las expectativas”. 
Egipto, Turquía y Libia son países
con una sociedad dividida que no tiene un proyecto de nación conjunta y una
sociedad que difícilmente puede apuntalar hacia un cambio en el gobierno o
puede buscar la fórmula para que un régimen político pueda transformarse en algo
que sea verdaderamente de unificación.
Según con Ramírez, la sociedad
está completamente dividida y polarizada en lo más profundo de sus raíces. Por
una parte están los jóvenes revolucionarios y por el otro lado se encuentra la
gente totalmente ortodoxa que no está de acuerdo en lo que hace la juventud.
“Creo, en el caso de Medio Oriente, tiene un papel importantísimo el hecho de que los jóvenes utilicen las
redes sociales y los medios digitales de información
para proponer un proyecto
de nación, y para hacer un plan de desarrollo de lo que tiene que cambiar, porque finalmente ellos son los que propician el cambio”.
#Fb y #Tw: factores de cambio
Las redes sociales jugaron un
papel muy importante en la concepción del movimiento islamita. Para que la
dictadura de Mubarak fuera derrocada, el empleo de Facebook como herramienta
fue imprescindible, esta tecnología logró que una protesta pequeña creciera
rápidamente. El intento de cortar la comunicación de esta tecnología en Egipto,
es un ejemplo de la capacidad de alcance que tiene.
“Sin lugar a dudas la
participación de los jóvenes en estos movimientos ha sido fundamental gracias a
la difusión de los medios de comunicación, cosa que en otras épocas o en otros
momentos de la historia de los países del Medio Oriente hubiera sido casi
imposible la meditación”, afirmó la investigadora. 
A pesar de que estos países son
demasiado ortodoxos, incluso en la forma de participación social, las redes
sociales sí puede representar una amenaza a esos regímenes que no han
revolucionando en términos de participación. “La juventud, al estar totalmente
mediatizada, ocupó los medios de comunicación -impresos, digitales de
telecomunicaciones- para difundir ideas y para tener un mayor poder de
convocatoria”, dijo Arlene.
Estados Unidos y la Unión Europea, ¿cuál es su postura?
Los Estados Unidos y la Unión
Europea desde hace más de 30 años han apoyado a los dictadores árabes a cambio
de su ayuda frente al comunismo en la Guerra Fría. No obstante debido a la
fuerte crisis económica que atraviesan las dos es que han decidido mantener su
lejanía al proceso. 
Durante la plática con la
investigadora del ITESM, Arlene aseveró que en el caso de Estados Unidos
difícilmente hubiera ocurrido todo lo que está pasando con otros presidentes de
Norteamérica: “la posición económica que viven en estos momentos ha marcado la
distancia que ha tenido con respecto a todo esto. La política exterior no ha
sido una política defensiva y ofensiva como hasta ahora ha sido de mucha
cautela, de precaución y avistamiento.”

Por su parte, la Unión Europea es mucho más
distante también por las cuestiones económicas, y porque tiene sus propias
fragmentaciones, “enfrenta una de las crisis más grandes en la historia europea,
lo cual la hace ser sólo un observador a nivel nacion.

Imagen http://bit.ly/11zcjR7

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