Hostería La Bota, un proyecto particular que transformó el Centro Histórico

  • La Bota ofrece una variedad de pescados y vinos, dos productos que no se consumen en el altiplano; además, esta hostería tiene su propia editorial

Por Perla Velázquez

Distrito Federal, 10/06/13, (N22).-  
La Hostería La Bota, ubicada en
la calle de San Jerónimo, a espaldas del Claustro de Sor Juana, es un centro
cultural, restaurante y bar que trabaja desde hace ocho años en el Centro
Histórico, para promover el arte y la literatura en los colonos del entorno, así
lo anunció la persona que imaginó ese lugar: el escritor mexicano Antonio Calera-Grobet.
No sólo el autor de Carajo lo afirma, también distintas
personalidades distinguen a la Ciudad de México como una cuna de actividades
culturales. Aunado a esto se puede mencionar la reciente remodelación de calles emblemáticas
en el Centro: Regina y el callejón de San Jerónimo fueron parte del plan
integral, que contempló la recuperación, la apropiación y el
embellecimiento de sus calles. Hoy es evidente que estos espacios públicos están
en una etapa de primera comprobación de lo que se hizo: “están en una fase para
hacer que el hábitat de esa parte sur poniente tengan un corredor cultural”.
Como parte de esas actividades
culturales, la Hostería comenzó como suceden las cosas importantes, dijo Calera:
empezó siendo un proyecto muy pequeño en la Calle de Regina, quizá con un tercio
de su capacidad actual. El entorno era sumamente hostil, una especie de desequilibrio;
se notaba una zona agreste, con narcomenudeo, pero poco a poco las cosas fueron
acomodándose. Todo fue paulatino y gradual, todo se fue alimentando muy
lentamente.
Pioneros en recuperar el Centro Histórico 
La Bota es uno de los lugares
pioneros en la recuperación de la zona. Éste fue el primer establecimiento que
se creó en el callejón. Antonio recordó que los clientes que inauguraron el
establecimiento siempre fueron los jóvenes cercanos a la zona, ahí comenzó la
dificultad para levantar el restaurante pues debían de hacerle ver a la gente que
no eran de un partido político, al contrario, “que éramos civiles, que queríamos
establecernos para dialogar entre pares.
“Fue en ese momento cuando
pudimos asegurar la preservación del restaurante, después vino la parte en
donde ya todo estaba listo para construirlo. La carta de ahorita ha ido en
aumento y ha ido complejizándose en su propuesta”.
El menú de La Bota: una invención literaria
La variedad del menú que se
ofrece en el lugar tiene que ver con la decisión de Calera de incursionar en el
mundo gastronómico. Actualmente el escritor colabora con una columna en la
revista Letras Libres y en Variopinto sobre el mundo culinario. Pero
el objetivo en la Hostería es acercar a la gente una carta más o menos europea,
sin perder de vista que son un lugar que habla a los chavos. Entonces había que
hacer una propuesta que no fuera muy sofisticada, para no tener un precio que no
se pudiera pagar, aseguró.
Los fines de semana son los días
en que se experimentan los platillos. “Reunimos algunos chefs con escritores o
artistas que más o menos nos van diciendo por dónde ir, es una zona de
invención, de rastreo de nuevos sabores”. Ahora, para la carta, experimentan con el pescado, la intención es que la gente del antiplano aprenda a
consumir este producto, no sólo en época de cuaresma. 
“Creo que nosotros no sabemos
cocinarlo porque es algo que no se nos enseñó, para la gente de la costa es un
hábito genético. Me interesa ver por qué nosotros no nos arriesgamos a comprar
un pescado entero, porque tenemos que comprar sólo pedazos y de un criadero,
esa es mi zona de búsqueda, hacernos un lugar para ultramarinos al menos para
el siguiente año”, afirmó el promotor cultural.

México, el productor más antiguo de vino en América, y el que menos lo consume
En ese mismo espectro es que la
bebida cobra importancia en la oferta que brinda la Hostería. No se puede
pensar la comida europea sin un buen vino. Así como el pescado, éste no se
consume en la zona. “Esta bebida llegó a México antes de llegar a Chile o
Argentina, tenemos productores de vino y no lo consumimos a un nivel masivo”. 
Antonio Calera aseveró que el
siguiente semestre en La Bota se podrá encontrar una amplia variedad de vino de
firmas reconocidas internacionalmente y así continuar con la sustitución de la
franja de vinos extranjeros que están en el lugar y se encuentran a bajo costo:
aunque son más caros (la producción mexicana) son también de la misma o
superior calidad, hay firmas con las que estamos platicando que son vinicultores
que están abiertas a hacer este tipo de puentes. 
“Nosotros tenemos una capacidad
de placer evidente, nosotros reconocemos rápidamente lo que nos gusta y no. Nos
sorprende que los vinos mexicanos tengan tanto cuerpo. Pensamos que el vino mexicano no tiene cuerpo, pero es muy
rico, es reconocido y valorado. El problema es tratar de nivelar lo que cuesta
un vino extranjero, que tiene apoyos nacionales, a lo que cuesta un vino
nacional”, dijo Antonio Calera.

Tauromaquia, invadió hasta lo invisible en La Bota 
El ambiente que se respira en el
lugar es taurino. Cientos de piezas adornan las paredes del lugar, entre ellas imágenes
que le otorgan al espacio una personalidad desfachatada e intelectual.
La familia de Antonio
Calera-Grobet es de España, entre ellos el mundo de la tauromaquia –afirma el escritor restaurantero- es muy importante, cuya tradición la ha apropiado y ahora la considera
un elemento cultural de primer nivel. “El mundo de los toros es una de esas
expresiones humanas que ha podido invadir no solamente lo visible sino lo
invisible”. 
Con respecto a la reciente
organización que intenta minar el tema, Antonio se proclamó en pro de los
toros, dijo que no es algo que se esté levantando para hacer doler a un animal,
es algo más complejo y no se está haciendo justicia a la carga cultural
implícita. 
“Necesitamos hacer discusiones
colectivas argumentadas y pensadas para analizar todos los elementos del
fenómeno, para saber cuáles pueden modernizarse y cuáles no, hay muchas partes
de la pieza que sufrirían cambios a favor de los que no son taurinos, pero esta
actividad es ancestral, nos constituye y no creo que se pueda poner este tema
por encima de cuestiones más importantes”, afirmó.
Ediciones Mantarraya
El trabajo que tiene Antonio
Calera-Grobet es amplio, no sólo se desenvuelve como promotor cultural en La
Bota, también desde hace diez años creó Ediciones Mantarraya, empresa editorial
independiente y alternativa que trabaja en la publicación de trabajos en torno
al arte y la cultura. 
“Nuestro catálogo está condensado
en un tipo de libro que hemos llamado necesario o singular, que surge de varias
intenciones, por ejemplo, vamos a publicar ahorita un libro sobre la muerte, en
octubre, para que esté listo un mes antes del día de muertos, son 15 autores, es
la coyuntura del día de muertos que nos reúne con otra editorial que se llama
Ediciones de Educación y Cultura y con un grupo de escritores que estuvieron
invitados”, expresó Calera. 
La idea de Matarraya es publicar
libros en coyuntura, es decir, adecuar su interés con el de otras instituciones
y por supuesto de los autores. Editan cinco libros por año y entre estos se
encuentran textos de Demián Flores, Luis Felipe Fabre y Luigi Amara. 
El escritor aseguró que en estos
momentos la editorial está perfeccionándose: al principio Mantarraya estaba más
preocupada por la aparición del libro mismo, que por su diseño o su calidad material.
Ahora los libros son diseñados y tienen una imagen muy competitiva.
Zopenco

Después de escribir Carajo, un libro duro y denso que
hablaba del fin del mundo, Antonio Calera-Grobet tenía en la pluma una carga
muy terrible y ambicionaba con hacerla girar hacia otro lado. 
“Quería escribir una comedia, una
novela de palomilla que fuera un escrito corto que no demorara al autor. Es
decir si Carajo tenía 250 páginas,
ésta tenía 100 menos para provocar la especie de tobogán, una lectura mucho más
líquida”. 
Zopenco cuenta la historia de un grupo de amigos en los suburbios
de Satélite en los años 80. Narra las peripecias que el grupo vive en su
juventud conociendo el sexo, las drogas, el pop y sobre todo a sí mismos.
“Hay infinidad de problemas que
están alrededor de ellos, uno de éstos es la autoridad ya sea familiar o
digamos gubernamental, pero también un estado de cosas que nos les favorecen.
Algo muy distinto a lo que pensamos”, finalizó el autor.
Imagen http://bit.ly/106s3kx
13MAG 

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