- Mediante un estudio
entre la población negra de la costa de Guerrero, el investigador Erasto Antúnez
busca evidencias lingüísticas de los africanos que llegaron a América durante la Colonia
Durante la época colonial, fueron traídas a la Nueva España miles de personas de raza negra como esclavos, provenientes de 110 culturas o naciones de África, siendo las más representativas la Bantú y la Yoruba, sin embargo, su aporte lingüístico al español fue muy pobre, porque “abandonaron su lengua, creencias y costumbres y se apegaron a nuestro idioma como habla cotidiana y al cristianismo como religión”.
Así lo refirió el maestro Erasto Antúnez Reyes, especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante el inicio del Seminario Permanente de Estudios sobre Guerrero, donde dictó la ponencia El ingrediente afromestizo en el habla hispana de Guerrero.
Las investigaciones del experto de la Dirección de Lingüística del INAH, sobre el habla de la población afromestiza de esa entidad del país, forman parte de un proyecto más ambicioso: la elaboración de la Dialectología del Estado de Guerrero.
Al celebrarse este 21 de febrero el Día Internacional de la Lengua Materna, proclamado en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su investigación Antúnez Reyes plantea “analizar la historia lingüística de Guerrero desde las lenguas indígenas, el contacto con el español, y también de las hablas africanas y asiáticas que entraron a la Nueva España por los puertos de Veracruz, Campeche y Acapulco”.
“En el territorio que hoy conocemos como Guerrero, hasta antes de la Conquista había 33 idiomas indígenas, de los cuales a la fecha solo sobreviven cuatro: náhuatl, amuzgo, mixteco y tlapaneco”, puntualizó el experto, tras señalar que al elaborar la Dialectología de Guerrero ha encontrado que en dicho estado existe el mayor grado de ‘desplazamiento lingüístico’, es decir, que ha desaparecido el mayor número de lenguas maternas.
“Lo mismo pasó con las 110 hablas africanas que llegaron a América, todas se extinguieron, solo tenemos léxico (palabras), pero no hay evidencia de una lengua criolla o creole, como sucedió en Louisiana (EU), donde se mezcló con el francés y el inglés”, anotó.
Dicha investigación, que aún se encuentra en proceso, muestra que también en el español usado en Guerrero hay una fuerte dialectalización, “lo que quiere decir que no es uniforme. “En este caso tenemos cuatro dialectos (variantes), donde una misma palabra se pronuncia de manera distinta en igual número de regiones de esa entidad, Tierra Caliente, La Montaña, Centro y Norte, y toda la Costa”, explicó Erasto Antúnez.
Pervivencia Africana
De acuerdo con las fuentes históricas, se sabe que con Hernán Cortés llegaron al continente americano 300 negros y algunos mulatos, traídos de las Antillas y España, como el famoso Esteban o “Estebanillo”. Después de la Conquista, comenzó el tráfico de esclavos, que concluyó hasta 1825 con la Independencia de México de la Corona española.
En el año 2000, el maestro Erasto Antúnez Reyes, de la Dirección de Lingüística del INAH, se trasladó al poblado de Cuajinicuilapa, Guerrero, donde existe una mayor concentración de población negra, donde se topó con que “la gente trataba de esconder que eran afrodescendientes y también su forma de hablar ‘mocha’, mientras que los mestizos los señalaban y les decían que hablaban ‘físico’, que quiere decir ‘comerse’ las eses o las jotas o, en términos fonológicos, no aspirarlas”.
Antúnez dijo que la población negra de Cuajinicuilapa, en la región de la Costa Chica de Guerrero, límite con Oaxaca, llegó huyendo de las plantaciones de caña de azúcar. Allí se dedicaron a la ganadería y la siembra del algodón, o de plano se “volvían cimarrones y subían a la montaña para formar “palenques” o poblaciones negras, con policía y formas de autogobierno propias, siempre con el temor de ser recapturados”.
En poblaciones de esa región guerrerense, como Huehuetán, San Nicolás, El Faro, Marquelia y San Marcos, y también de la Costa Grande, como el puerto de Acapulco, Tecpan de Galeana, Coyuca de Benítez y hasta Zihuatanejo, el investigador buscó la presencia de una legua criolla, pero solo encontró contadas palabras, como bemba (boca), bembón (trompudo o tonto), y también chambalé (libélula).
“Lingüísticamente los negros cimarrones pudieron haber creado una lengua creole o criolla, lo mismo que pasó con el inglés y el francés en Louisiana o también con los negros bozales de Colombia, pero no fue así. En Guerrero no se dio ese fenómeno, posiblemente por el racismo y prefirieron hablar exclusivamente español y decir que ellos eran ‘morenos’ y no tenían nada que ver con los negros”, anotó el lingüista del INAH.
En la actualidad, aunque la población afromestiza “sí habla mocho, habla físico, no hemos encontrado una tercera lengua. No hay criollo, prefirieron olvidar sus lenguas originarias, y en el español encontramos relativamente pocas palabras provenientes de África, sobre todo de las culturas Yoruba y Bantú, que fueron los grupos más abundantes”.
El maestro Antúnez Reyes resaltó la presencia de la llamada Tercera Raíz: “Hay un ingrediente biológico, donde las mezclas raciales fueron muy fuertes, porque trajeron pocas mujeres africanas, así que los negros buscaron casarse con indígenas (mixtecas, amuzgas o nahuas) y eventualmente llegaron a robar mujeres blancas”.
Dicha práctica, conocida hoy como “robarse a la novia”, es común en Guerrero, y proviene directamente de la cultura africana, donde interviene una comitiva a negociar con la familia de la prometida, le llevan regalos al papá y se pacta el matrimonio, explicó el investigador.
Erasto Antúnez concluyó que es necesario “reconocer a los negros como parte de nuestra cultura y no como un grupo aparte, y restituirles el prestigio que pudieran tener, porque algunas de esas personas esclavas que llegaron a América, en sus países eran príncipes o reyes. También es necesario quitar expresiones despectivas o de burla basadas en el color, “como la figura de Memín Pinguín o el ‘Negrito bailarín’, etcétera. Y ver el aporte verdadero de lo afromestizo”.