Si no se conoce la Historia y la ciencia, México seguirá siendo «el tradicional conducido»

Alfredo López Austin (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1936) es sin duda uno de los investigadores sobre el pasado prehispánico mexicano y uno de los historiadores más lúcidos que tiene este país. La Agencia de Noticias del Canal 22 se acercó a este investigador quien nos ofreció su visión sobre las condiciones educativas actuales y la importancia que tiene para el país el desarrollo de la ciencia y el conocimiento de la Historia. Esta entrevista es un recorrido por la visión científica y social de este hombre quien urge de una nueva «moral política» para erradicar la «ignorancia» y la injusticia en México. (N de la R)

  • La Historia no sólo es una lucha entre villanos y héroes: López Austin

Por Perla Velázquez (@_Pixie_Pearl)


Distrito Federal, 15/01/13 (N22).-
“La Historia es algo que debemos
ver de forma cotidiana para todas nuestras acciones. Debemos comprendernos como
entes históricos, como seres que están viviendo procesos. No nada más como una
sucesión de acontecimientos”, así define a esta disciplina el etnohistoriador
Alfredo López Austin, quien explicó en exclusiva para la Agencia N22 el devenir
de esta «ciencia», la cual considera importante para estos tiempos.
-¿Cómo ha cambiado el estudio de la Historia desde qué usted inició sus
investigaciones hasta hoy?

-El estudio de la Historia cambia muchísimo porque depende de las
corrientes filosóficas, de la realidad histórica misma que se está viviendo. Porque
tenemos que reconocer que la Historia es una apreciación de la marcha de la
sociedad humana desde nuestro presente; y obviamente,estamos adaptando este
estudio a nuestras inquietudes y necesidades.
Mexicanos: los «tradicionales conducidos»
La supuesta hipótesis del fin del
mundo a finales del año 2012 y todos los comentarios que surgieron durante
meses atrás, demostraron que la sociedad mexicana tiene un grave problema en el
estudio de la historia de nuestro país. En palabras del también catedrático de
la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM) somos los “tradicionales
conducidos”, es decir, la sociedad se deja llevar por cualquier comentario que
emerge de una masa sin investigar el trasfondo del hecho. “El pueblo mexicano se deja
conducir demasiado por otras vías de convencimiento y conocimiento que tienen
otros fines encaminados hacia el amarillismo. Esto va en contra de la cultura y
de la ciencia”, afirmó López Austin.
Esta ignorancia que crece día a
día ha logrado que México vea a una de las ciencias más importantes de la
academia como un proceso de creación de héroes, villanos, conmemoración de
fechas, etcétera, para dejar de lado que somos parte de procesos de diferentes
ritmos de transformación.

Los gobiernos han descuidado la aproximación a la Historia y a la ciencia
-¿La Historia de la actualidad para dónde está encaminada?

-Hacia lo que podemos hacer con estos personajes –héroes y villanos- en
determinadas circunstancias posibles. Asimismo a las celebraciones y
recordatorios. Eso está bien, pero no es el papel de la Historia, el rol es
crear seres capacitados para que puedan ver su trayecto en este mundo.

¿Qué nos falta para entendernos como seres históricos?

-Nos falta aproximarnos a la ciencia y a la cultura. Desgraciadamente
esto corresponde en gran parte a gobiernos que han descuidado muchísimo este
aspecto. Tradicionalmente somos un pueblo ignorante y la política misma se ha
basado en la existencia de un pueblo ignorante, sumiso, fácil de engañar y se
mantiene en esos niveles.


La visión educativa de Alfredo López Austin 

La academia siempre debe tener
presente que la ciencia tiene una finalidad: el beneficio de la sociedad. Por
ello, para el investigador no es conveniente hacer una separación de las actividades
que están dirigidas a un público restringido, con una jerga académica, y la
difusión sobre éste.
“Siempre he creído que el
investigador debe estar pendiente de los dos campos: el campo de los
escritos duros y el que va dirigido a un público mucho más abierto. ¿Quién debe
de hacer esa actividad? Indudablemente una buena parte le corresponde al
investigador”.
Una de las actividades que López
Austin ha desarrollado a lo largo de su trayectoria es la difusión de las
investigaciones que se realizan. 
El participar en estos dos trabajos ha hecho
que surja una nueva crítica ante las personas que intervienen como mediadores
de la palabra científica y la popular. 
“Una persona que escribe sobre
ciencia y no es propiamente científico, sino difusor, tiende a presentar la
ciencia como si fuera un conjunto de verdades; mientras que alguien que vive
trabajando como investigador sabe que la verdad de la ciencia es relativa, además
de ser un conjunto de propuestas que siempre están en duda y en diálogo”,
criticó el académico de la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM.

Usted como mediador del conocimiento, ¿cómo hace para mostrar a las
nuevas generaciones el campo de la Historia?

-Trato de mostrar que la Historia tiene que tomarse en cuenta desde dos
ángulos que son importantes: la especialización y el contexto. El estudiante debe de llegar a un nivel de especialización muy amplio,
sobre todo auxiliado por las técnicas de conocimiento, pero tenemos que tomar
en cuenta que esta pierde sentido si no va acompañada de un estudio general de
la Historia.

Dentro de la escuela existe cada
día menos atención para enseñar las ciencias sociales, las humanidades y la
filosofía desde niveles muy tempranos del aprendizaje. Según el historiador, en
este camino de falsedades se ha enseñado que la técnica, y aquello que va a
hacer producir a la gente para obtener ganancias, es por lo que apuestan los altos
mandos y por consecuente la sociedad.  
“Creo que en México la visión más
clara de lo que es la producción científica la dan las instituciones públicas.
Porque en primer lugar, estas universidades se conforman dando una importancia
equilibrada a todas las disciplinas del conocimiento.”


Se ha tratado de desprestigiar a la educación pública
¿Usted cree que las universidades privadas están acaparando el
conocimiento?

-Sí, sí estamos en un permanente avance de la privatización de la
educación. No está mal que la gente se eduque donde sea, el problema es cuando
para apoderarse de un mercado empiezan los ataques a la institución.
Un ejemplo claro es la UNAM, aquí es en donde se hace la mayor parte de
la investigación. Sin embargo, ha sufrido tantos ataques que dentro del mismo
gobierno y dentro de la empresa privada se ha tratado de desprestigiar a la
institución. No por la calidad educativa sino por el grado de concientización
que proviene de este tipo de instituciones.
Este problema no es estrictamente
de la universidad, sino de conciencia. Y si México carece de ésta eso quiere decir que existe un grave problema: “la desaparición de las
instituciones públicas”. Dentro de las propuestas que el
catedrático brinda para alejar estas ideas de la sociedad resalta el evaluar a la ciencia y a la
filosofía para no perseguir el saber, pero sí para ser más
concretos y más prácticos para el beneficio social.
Generar una conciencia de quiénes
somos y cuál es nuestra finalidad en el suelo que pisamos es un valor que nos
brinda el estar inmersos en las ciencias sociales. Lo que se trata es hacer gente
que produzca y conozca para quién produce, cómo produce y la finalidad, o sea, hombres plenamente conscientes de la vida que están realizando en el mundo
actual e histórico. El para qué estoy yo en este mundo.

Mi visión pone la ciencia en su verdadero papel,para conseguir a un hombre más pleno

-Desde esta perspectiva, ¿se puede hablar de una visión humanística?

-Digamos que es una visión histórica. Es una visión histórica del ser
humano, es una visión que pone a la ciencia en su verdadero papel: la ciencia
no nada más para producir tecnología, sino la ciencia para hacer del hombre un
ser más pleno, un ser más digno, un ser más consciente.

A pesar de que varios
intelectuales han calificado a López Austin como uno de los humanistas de la
época actual, el historiador prefiere no enclaustrar sus hipótesis en ninguna
rama filosófica, pero sí calificar y evaluar la ciencia dentro de ese campo.

“Para el mexicano es importante conocer su pasado indígena, como lo es conocer la historia compleja y mesticísima de su pasado europeo y negro»

Uno de los adjetivos que surgen
en la imaginación del mexicano al hablar de investigación está vinculado a la «aburrición». Palabra que ha detonado un sin número de complicaciones para que la
sociedad mexicana se acerque a esta práctica.
Sin embargo, para la mente de un
ente histórico como Alfredo López Austin el significado se vislumbra antes de
que diga qué simboliza la investigación para él. “Es una forma de vivir”, afirmó
después de llenar sus ojos de un brillo.
Desde 1964 el intelectual ha
dedicado sus estudios al tema de la visión cósmica, la religión y los mitos de
Mesoamérica. No obstante, en ese trayecto diversos temas han fluido en la mente
de un etnólogo que ha conjuntado la academia, la investigación y la divulgación
de temas que lo han llevado a ser uno de los expertos más connotados en los
estudios de pueblos indígenas de México.
Entre los temas que ha
desarrollado con más fervor se encuentran las claves de la creación del mito
del Quetzalcóatl, cuyas hipótesis llevaron al maestro a estudiar más sobre éste,
al cual lo ha centrado en “tres aspectos que se conjunten: la Historia, el mito
y la leyenda.
“Quetzalcóatl básicamente es un
Dios. Un Dios que tiene atributos muy diferentes, es todo un complejo que debe
ser considerado como una parte importante del patrón mesoamericano, pero de
mucho tiempo atrás, nos tenemos que remontar a orígenes muy distantes”, aseveró
el historiador.
Según el pensamiento de López
Austin, conocer de estos trabajos es imprescindible para que entendamos cómo
eran todas las corrientes históricas que nos han formado y desde ese
conocimiento aplicarlos para comprender la Historia que se vive actualmente.
“Para el mexicano es importante
conocer su pasado indígena, como lo es conocer la historia compleja y
mesticísima de su pasado europeo y negro. Somos descendientes de los
cartaginenses, visigodos, romanos, griegos, judíos, árabes; somos un pueblo
tremendamente mestizo y es obligatorio reconocer esas raíces.”

Lejanos de la moral política, no hay esperanzas para el mundo
 –¿Qué espera que suceda con la Historia a partir de este sexenio?

-No espero nada, únicamente cambios en los puestos políticos. Los que
mandan el país son los mismos y los que gobiernan obedecen a los mismos. 
Debemos ver la calidad de los procesos de la naturaleza y tener ciertas
precauciones ante nuestras esperanzas. El mundo de hoy no tiene esperanzas
porque el sistema ha llevado a matar toda posibilidad de desarrollo social.
Cada día están más lejanas de la moral política. Ya no le quedan muchas
esperanzas al mundo. Y vuelvo al principio, ¿en beneficio de quiénes? 
México está en niveles político-sociales de correlación lamentables. La
iniciativa privada -que incluye al narcotráfico, tráfico de personas, robo,
corrupción, etcétera- nos llevó a esto y sólo sufrimos la consecuencia de los
que viven de esto. El beneficio social es completamente innecesario, la
ganancia es la única medida de todas las cosas.

¿Cómo podemos cambiar desde el punto de vista histórico?

-El único cambio a nivel mundial es la conciencia social. Necesitamos
algo que en gran parte pueda dar la ciencia. El conocimiento del hombre, del
mundo y de los procesos nos formará para no convertirnos en marionetas de aquellos
que ven el mundo para ganar.

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