Alán Arias Marín analiza en libro la administración pasada

Por Diana Castañeda
Ciudad de México, México, 10/01/13, (N22).- La editorial Guernika acaba de lanzar el libro Felipe Calderón, fortalezas y debilidades, en donde el politólogo y maestro en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, Alán Arias Marín, realiza un corto de caja del gobierno federal saliente y analiza diversas estrategias y objetivos que debe emprender la nueva administración. La agencia N22 charló con este académico sobre la política en México:    

¿Qué se pretende con este libro, justificar, juzgar o simplemente analizar el sexenio calderonista? 

-Analizar. A pesar de ser un libro compuesto demasiado pronto para realizar un juicio con más elementos objetivos y documentales, es una propuesta para ayudar a entender el sexenio. El texto está compuesto a partir de una selección de artículos que escribí durante toda la administración, los cuáles fueron seleccionados y organizados en cuatro grandes temas: narcotráfico, política, economía y el estado crítico del país.

Me voy a permitir citar la misma frase de Nietzsche que usted utilizó en el libro “En el principio está la clave el final”; el sexenio de Felipe Calderón inició con una polémica de la legitimidad ¿Termina de la misma manera, cuestionando la eficacia y la legitimidad de su gobierno? 


-Estoy de acuerdo contigo, el proceso electoral del 2006 fue muy defectuoso, no solamente muy competido, 0.5% de diferencia en los votos de las elecciones pasadas resulta muy contrastante con el resultado actual de 3.5 millones de votos de diferencia; por lo tanto, la verosimilitud de que pudo haber una irregularidad era mucho mayor. Además, todo el proceso tuvo vicios de origen. El primero fue que el Instituto Federal Electoral (IFE) excluyó desde el principio al PRD; luego, vino la intervención del ex presidente Vicente Fox, la de los empresarios y el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Esa administración nació mal y al final, si se tiene una falla en la legitimidad de origen, lo ideal es subsanarla mediante la eficacia del gobierno, pero el resultado fue que la mayoría del sentido político del sexenio fue dirigido hacia la guerra contra en narcotráfico y los resultados de esa batalla son dramáticos. Fue ahí donde se perdió la posibilidad de una legitimidad de ejercicio. Sin más, creo que el régimen de Calderón fue deficitario en los dos sentidos de la noción de legitimidad.

¿Es por eso que su libro inicia abordando el tema del narcotráfico, porque es el principal error de ese periodo? 


-Yo hago la broma de que se me acabó la tinta con las debilidades, las fortalezas sí existen y se reconocen con relativa objetividad, pero uno de los puntos más centrales, no porque yo lo haya decidido así, sino porque Calderón así lo estructuró, fue la lucha contra el narcotráfico, y todo lo que él hizo para definirlo como guerra: no haber tenido un diagnóstico integral de la complejidad global del fenómeno del narcotráfico, haberse subordinado a las líneas generales de la estrategia estadounidense, no hacer un balance de las fuerzas propias y las del enemigo. Para Calderón parecía una victoria absoluta, pero es imposible vencer al narcotráfico, debido a que es un problema de otra índole. Además, la filosofía de fondo era una afirmación valorativa de convicciones personales, el narcotráfico era el mal y el estado las fuerzas el bien; su lucha contra el «narco» fue una ética de valores y no una ética de responsabilidades. A los gobernantes no se les juzga por su intención y por sus valores éticos y filosóficos, se les juzga por los resultados.

-¿Considera que dentro de toda esta batalla existen ganancias? 

-Los beneficios son muy escasos comparados con la tragedia de 60 mil muertos, 25 mil desaparecidos y cientos de miles de desplazados. Considerando que en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet desaparecieron más de tres mil personas, o en la dictadura argentina más larga la cifra fue de nueve mil, aquí estamos hablando de números brutales, una cantidad que duplica por mucho estas cifras.
Frente a ese drama puede haber ganancias, muy rebuscadamente nos hizo caer en cuenta que se debe enfrentar el «narco», descubrimos que las policías estatales y municipales son una desgracia y que crear una policía de altos estándares, como quiso ser la policía federal, no es fácil.
Se puso a las fuerzas armadas en la primer línea de combate sin protección legal y sin aplicar el estado de excepción que está en la Constitución, y que es de consecuencias muy graves; pero más allá de que haya miembros de la milicia que cometieron excesos y violaciones a derechos humanos, el tema es que el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea tienen una doctrina, un armamento y una filosofía que no es la adecuada para tratar temas de seguridad pública; ellos están entrenados para el combate, no para tratar con ciudadanos presuntamente inocentes.
Éste es uno de los objetivos del libro, tratar de entender sobre el narcotráfico, el sistema político, las reformas; uno siempre piensa que con un nuevo ciclo, un nuevo sexenio, las cosas van a cambiar para bien, pero lo que está ahí es la misma PFP, las mismas fuerzas armadas en la calle, la misma dependencia económica. El texto quiere servir, para hacer el análisis, para ayudar a visualizar lo que sigue.

-Entonces, ¿se visualiza una nueva estrategia para el gobierno de Enrique Peña Nieto?


-Existen cosas muy interesantes, en términos conceptuales no habla de guerra, menciona poco sobre el asunto. Es un poco lo que hizo Lula da Silva en Brasil, país donde había un violencia terrible, sin embargo, Lula no hablaba de eso, se enfocó en anunciar los grandes progreso y le fue muy bien con esa estrategia comunicativa.
Peña Nieto ha planteado que su eje va a ser la seguridad ciudadana, no la seguridad nacional. ¿Qué quiere decir esto? Que los esfuerzos del Estado van a estar concentrados en los delitos predatorios, es decir, los que afecta directamente a los ciudadanos: secuestros, derecho de piso, pago de protección, robo.
Claro que va a haber un cambio, hay que analizar las líneas de Peña Nieto en materia de seguridad; por ejemplo, acaba de anunciar que va a crear la Gendarmería Nacional, no va a desaparecer la PFP, aunque sí la Secretaria de Seguridad Pública.

Sin duda las debilidades son bastas, pero ¿qué hay de las fortalezas que tuvo el gobierno de Felipe Calderón? 

-Haber mantenido la política de estabilización macroeconómica es un mérito. Estamos bien comparados con el resto del mundo, seguimos creciendo como a tres por ciento anualmente, mejoramos un poquito pero resulta insuficiente para lo que necesita el país.
En el rubro de la infraestructura, el gobierno de Calderón presumió de ser el que mayor interés ha tenido en su construcción y modernización, pero por desgracia los objetivos trazados no se terminaron.
En el ámbito de salud destaca el Seguro Popular, no obstante este sistema sólo resuelve temporalmente la necesidad de los servicios de salud, incentiva la informalidad, representa un gasto ineficiente para el estado porque se financia en beneficio de quienes no pagan impuestos, la calidad del servicio es precaria y no cubre muchas de las enfermedades que padecen los mexicanos.

El libro Felipe Calderón, fortalezas y debilidades es editado por Guernika.

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