Distrito Federal, 07/01/13 (N22).-
Resultado de los trabajos de automatización de sus 44 fondos, actualmente la Fototeca Nacional, instancia que resguarda el acervo fotográfico más importante del país y uno de los más relevantes del mundo, ha puesto al alcance de investigadores y público en general 700 mil imágenes, disponibles para su consulta en internet a través de la página: http://fototeca.inah.gob.mx/fototeca/index.jsp.
Dicho patrimonio visual, cuya temporalidad va desde 1847 hasta nuestros días, representa cerca del 80 por ciento del total de imágenes que preserva este reservorio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), que asciende alrededor de 900 mil piezas fotográficas.
Mediante su tratamiento informático, de las 700 mil imágenes puestas en línea (en baja resolución), 420 mil se han digitalizado en alta resolución para su reproducción en libros, revistas y medios electrónicos, ya sea para fines de investigación, conservación o difusión.
Juan Carlos Valdez Marín, director de la Fototeca Nacional, informó que dicha selección fotográfica, parte del origen mismo de los fondos, o bien, de la demanda existente sobre un tema. Por ejemplo, dijo, hace dos años, con motivo del Centenario de la Revolución, se digitalizó todo el corpus sobre este movimiento social, a fin de tenerlo a disposición de estudiantes, investigadores y editoriales.
“Se da prioridad a aquellas imágenes que son de interés común y en caso de que sean solicitadas por algún estudioso o para definir la restauración de un edificio histórico, se digitalizan en alta resolución. Sin embargo, para nosotros la automatización es un medio y no un fin, para difundir a un público más amplio, pues el objetivo de un archivo es la conservación del acervo que le ha sido conferido”.
Aproximadamente 170 años de historia son los que compendian los más de cuarenta fondos de la Fototeca Nacional, trayecto visual que arranca con un daguerrotipo de 1847 que capturó la amputación de la pierna del sargento Bustos, tras la batalla del Cerro Gordo, y que representa una de las primeras imágenes de guerra del mundo.
La amplitud técnica y temática de su acervo hace posible revisar los episodios históricos más significativos del país, a través de la mirada de más de dos mil autores, entre quienes se encuentran: Teobert Maler, Alfredo Laurent, Antonio W. Rieke, Désiré Charnay, Alfred Briquet, Charles B. Waite, Winfield Scott, Tina Modotti, Guillermo Kahlo, Nacho López, Hugo Brehme, entre otros.
Además, el material fotográfico refiere tanto a las diferentes etapas de la técnica y el arte fotográfico, como a un extenso horizonte de disciplinas que han tenido en la fotografía una herramienta básica de trabajo, tales como la arqueología , la antropología, la arquitectura, el urbanismo, la sociología, la economía, la ecología, la salud, la astronomía y, evidentemente, la historia.
Lo valioso de esta iniciativa de puesta en línea del acervo de la Fototeca Nacional, es que las imágenes ya tienen fichas catalográficas realizadas por destacados investigadores, que durante años generaron la información de cada una de ellas, lo que además contribuye a la conservación de las piezas originales.
Cada ficha incluye la información histórica y descriptiva de cada foto, como el o los personajes, lugar y fecha en que fue tomada, título de la serie, autor, época, proceso, fondo y formato; datos que antes sólo se obtenían directamente al acudir a la sede de este reservorio fotográfico, ubicada en la ciudad de Pachuca, Hidalgo.
Para la integración del catálogo electrónico, el proceso de digitalización se efectúa en los laboratorios libres de contaminación de la Fototeca Nacional, y con el uso de escáneres especiales, porque se trata de piezas muy delicadas, la mayoría son negativos y placas de vidrio con emulsión de plata. Además, el procedimiento debe realizarse con indumentaria adecuada.
Fototeca Nacional, modelo a nivel internacional.
Por otra parte, Juan Carlos Valdez Marín, también director del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo) —que tiene 26 instituciones afiliadas, de las cuales 15 pertenecen al INAH y 11 son privadas—, destacó que a diferencia de otros países del mundo, es el Estado el encargado de administrar, conservar, documentar y difundir la riqueza visual del patrimonio colectivo.
Mientras que en instituciones académicas estadounidenses y canadienses, así como en Francia, Alemania y Reino Unido, las colecciones son adquiridas de particulares o están resguardadas en museos y en colecciones particulares.
“Esta diferencia convierte a la Fototeca Nacional en un modelo distinto a nivel internacional, incluso expertos europeos que nos han visitado reconocen la labor realizada en México y desean repetir este mecanismo de trabajo en sus instancias”, puntualizó Valdez Marín.
“En Latinoamérica —precisó— tal vez Brasil tenga un nivel comparable, no obstante sus acervos se hallan entre galeristas y fotógrafos particulares. En estos momentos, Brasil está en vías de desarrollar una instancia cultural del Estado que le permita tener una fototeca, por esa razón algunos de sus especialistas han acudido a nosotros en busca de asesoría técnica y legal para conocer nuestro modelo de manejo de archivos”.
La Fototeca Nacional nació en 1976, con la adquisición del Archivo Casasola por parte del gobierno mexicano, cuando el entonces presidente Luis Echeverría encargó al INAH su custodia, investigación y difusión.
Fue con la compra de las 484 mil piezas de dicho archivo (entre negativos y positivos), y su instalación en el Ex Convento de San Francisco, en Pachuca, Hidalgo, justo un 20 de noviembre, en un aniversario de la Revolución Mexicana, que se emprendieron formalmente las tareas de esta institución que hoy es modelo a seguir para las fototecas del mundo.
A partir de los años 80, la Fototeca Nacional comenzó una etapa de modernización, mediante una dinámica de departamentos: Resguardo, Conservación, Catalogación, Informática y —entre 2000 y 2001— Museografía, Difusión y Enlace con Fototecas, que ha conllevado la especialización de su personal para un mejor servicio a los usuarios.
Cabe mencionar que en años recientes el INAH adquirió acervos fotográficos de alto valor histórico y artístico, como las colecciones Hoffman-Brehme, Arturo Sotomayor —que incluye la obra fotográfica de Manuel Álvarez Bravo—, Jorge Álvarez Ochoa y Eduardo Becerril de Haro, con las cuales el patrimonio visual de la Fototeca Nacional se ha incrementado.
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