Armín Gómez Barrios construyó un texto dramático sobre el pensamiento mágico del siglo XVII

  • Para este escritor, apasionado por la historia de la Nueva España, la cultura es vital para forjar humanidad

Por Rafael Cervantes 

Distrito Federal, 30/10/12, (N22).- Desde mi punto de vista, el paisaje desde su oficina no es el más agradable –el Anillo Periférico
con su tránsito que va y viene–, sin embargo, la charla sí lo es. Armín Gómez
Barrios, dramaturgo originario de Saltillo, y catedrático del Tecnológico
de Monterrey, habla acerca de su obra teatral Ancestrales hechizos de amor, basada en actas de un juicio
inquisitorial de la segunda mitad del siglo XVII.

La historia tiene como
protagonista a Gerónima de Sotomayor, una mujer ignorante que sospecha que su
marido, Juan de Voz Mediano, la engaña. Por ello, recurre a gusanillos molidos,
plantas alucinógenas y huesos de muerto, entre otras supercherías paganas, para
realizar diversos hechizos con el fin de mantener el amor de su esposo. Ésta
es, a grandes rasgos, la historia que se desenvuelve a partir de un juicio ante
el Tribunal del Santo Oficio, pero ¿por qué?

La curiosidad del autor por saber
qué documentos del siglo XVII había sobre su ciudad natal fue una de las
razones. “Me decidí a buscar documentos relacionados con este lugar, que fue fundado en 1577 y que pertenecía a la provincia de Nueva Vizcaya, en la época colonial
de México; pero de pronto me detuve cuando encontré un caso de supersticiosas
procesadas por la Inquisición”, explica.

Y entonces lo atrapó de inmediato:
“era un caso bastante apasionante –acepta–, porque se hizo un Tribunal de la
Santa Inquisición en la localidad para juzgar a estas mujeres –Gerónima y su
hija, María– por la naturaleza de las acciones que habían llevado a cabo”; en
los documentos se describía lo que habían hecho: desde desenterrar los huesos
de un difunto para utilizarlos como amuleto, hasta la elaboración de brebajes e
invocaciones demoníacas.

Gómez Barrios reconoce que el
caso era ya muy teatral por sí mismo, desde cómo estaba descrito, hasta las
declaraciones que dieron las acusadas y que quedaron consignadas por el
escribano. Pero más allá de esto, lo que interesó al dramaturgo fue “estudiar
el carácter de estas dos mujeres –el cual califica de rebelde–, por qué
decidieron utilizar la magia en un momento donde era una práctica totalmente
prohibida por la iglesia católica”.

Calabacilla roja, huesos de
difunto, sangre del menstruo, rebeldía, pasión, celos e ignorancia fueron
algunos de los ingredientes para construir lo que su autor califica de
“tragicomedia”, ya que “tiene aspectos muy trágicos como es la muerte, y por
otro lado también es gracioso que ella haya creído en esa serie de artilugios,
es humor involuntario”.

El también miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) se reconoce como un ferviente admirador de Sor
Juana Inés de la Cruz, quien con su teatro y su poesía fue de gran ayuda para
acercarse a la forma en que se hablaba el español durante el siglo XVII, con el
fin de “darle color a los diálogos de
los personajes”. Sin embargo, para esta tarea también influyó la obra de Juan
Ruiz de Alarcón y Enrico Martínez.

Aunque se formó como dramaturgo
con el maestro Hugo Argüelles, es comunicólogo y doctor en Letras, el estudio
paleográfico de las actas representó todo un reto: “he ido aprendiendo con la práctica,
he tenido que estudiar unos manuales; fue un proceso muy detallado que llevó un
año completo para entender realmente qué decían las actas”. Admite que hay que
revisar muy bien los documentos para no caer en errores porque “hay palabras
abreviadas, palabras que se dicen en diferentes sentidos, que se escribieron
pensando que el lector iba compartir el mismo contexto”. Además, de los
manuales consultó a académicos de la UNAM como Jorge Alcázar y Margarita Peña,
para tener una visión más clara  de lo
que estaba escrito.

En total todo el trabajo lo
realizó durante diez años, a partir de que en 2001 encontró estos documentos en
el Archivo General de la Nación; posteriormente, con una beca del Conaculta y
el Instituto Coahuilense de Cultura desarrolló la obra de teatro. Fue hasta
2011 que por fin se publicó dicho trabajo, gracias a Ediciones del Ermitaño y
el Tecnológico de Monterrey.

Para Armín, la importancia de
partir de hechos históricos para desarrollar una obra de teatro -corriente
impulsada por Rodolfo Usigli– radica, en el caso específico de Ancestrales hechizos de amor, en que el
pensamiento mágico sigue muy arraigado, ya que “seguimos siendo un pueblo que
tiene mucha fe, que cree en los ángeles, en los milagros, que utiliza la
herbolaria; esa es la importancia de poner en escena acontecimientos que
ocurrieron en otro tiempo, pero en este territorio, eso nos da identidad”.

La ventaja de esta forma de hacer
teatro es que la historia ya está contada y sólo hay que recuperarla: “digamos
que la metafísica ya te avanzó varios pasos en la creación dramática porque te
da una historia con principio y final, los personajes, los caracteres, y te da
por supuesto un tema de inspiración”. Aunque no es una tarea fácil porque también
existe un proceso de creación, “ya hay un tema común que lo podemos ver
diferentes personas, no sólo el dramaturgo, sino historiadores, sociólogos,
otros artistas y por supuesto el público”.

Poco se conoce sobre el modus vivendi de las mujeres del siglo
XVII, salvo excepciones como Sor Juana, quien vivió en el contexto de la Ciudad
de México, capital imperial de la Nueva España, siempre rodeada de
personalidades cultas e interesadas por el arte. Pero Ancestrales Hechizos de Amor trae a la discusión actual el otro
carácter femenino presente en aquel tiempo: el de la rebeldía hacia las normas
establecidas. Armín considera que “el rescatar una personalidad de la colonia con
estas características nos enriquece a todos, podemos ver la diversidad de las
personalidades del mundo colonial”.

Gerónima, gracias al fuerte
temperamento con que fue concebida por su creador, en el que se hacen presentes
las virtudes y los vicios humanos, se enfrenta con sus propios demonios cuando
menos se lo espera. Era tal su obsesión por descubrir las infidelidades de su
marido, que todo se le sale de las manos y se confronta consigo misma, con el
lado oscuro que ella eligió cuando decide “arrancarse los escapularios”.

Luego de tanto tiempo invertido
en este obra, el catedrático denota orgullo y satisfacción de verla publicada, aunque
reconoce que en México es muy difícil editar un libro y montar teatro. No
obstante, espera que llegue a abrir conciencias y enamore a la gente para que
se meta en cuestiones artísticas e incluso científicas,
como lo es la historia. “Se necesita invertir en la cultura, la cultura no es
un lujo sino una necesidad de la gente para ser humanos”, concluyó.

En la Agencia N22 tenemos tres ejemplares de Ancestrales hechizos de amor para el público. Envía un correo electrónico a socialn22@gmail.com y llévate uno de estos libros.  

12MAG

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *