Rodrigo Sierra Moncayo y su ensamble rinden homenaje al compositor de «Huapango» en el FIC

Por Víctor Gaspar
GUANAJUATO, México, (N22).– 
Con los
primeros acordes de Amatzinac,  inició el homenaje a José Pablo Moncayo
en el centenario de su natalicio. El ensamble que lleva su nombre ejecutó piezas del maestro jaliscience comprendidas entre 1934 y 1951. Alumno de Carlos Chávez, el autor del Huapango atravesó por múltiples lenguajes musicales.
«Hemos
descubierto en las sonoridades de Moncayo muchas veces cuestiones medio
impresionistas, un poco Debussy, un poco Ravel. Le comparto que alguna vez estaba yo estudiando la pieza para piano que sonó la segunda mitad del concierto y un
maestro me preguntaba que ¿qué pieza de Debussy era esa?. Le dije no, no es
Debussy, es Moncayo. Entonces me dijo, ¡ah!, No me extraña porque Moncayo es
como medio impresionista. Entonces sí, ciertamente tenía poco de eso. También
está permeado por estos ritmos muy ricos y sus compases que amalgama que
también, obviamente, dominaba el Maestro Reveltas, que fue de la generación que
le antecede», explicó el director del ensamble Rodrigo Sierra Moncayo.
«Piezas
para piano solo y ensambles, como la Sonata para violín y piano, Muros Verdes o El trío para flauta violín y piano fueron ejecutados por el flautista Anibal Robles Kelly, las violinistas Erika y Karen Cano, la viola de Patricia Oropeza,
el chelo de Dominique Pietrich y el piano de Mauricio Nader»,añadió.
«Es un
poco complicado hablar incluso de impresionismo en la música ya que sabemos que
es un término pictórico. Pero sí, digamos que Moncayo siempre encuentra la
manera de quitar un poco el peso en las armonías, en la música, de tal manera
que siempre pareciera que flota.Siempre
están dibujadas como con novenas, cuestiones modales, que logran que la corte
no sea absolutamente contundente sino que pareciera que se difuminara. Entonces
esos también es mucho del gusto del maestro Moncayo», agregó.
A decir
de su nieto, José Pablo Moncayo  cerró una época en la música mexicana de la primera mitad del siglo XX, marcada por
el nacionalismo impulsado por sus maestro Carlos Chavez y José Revueltas, pero
con características particulares.
Moncayo a
pesar de utilizar por lo menos siete sones en Huapango, realmente nunca los
cita textualmente. Moncayo siempre está haciendo alusiones en esta obra a estos
sones y a estas sonoridades de Alvarado, de la región, de esas regiones de
Veracruz. Sin embargo, siempre es a la Moncayo, nunca hay una cita textual de
los temas. Y después podemos pensar que Moncayo sigue siendo un nacionalista
porque escribe acerca de la tierra y siempre de México, obviamente, de las
cumbres, de los bosques, de la mulata de Córdoba. 
«Moncayo de verdad dejó en cada
una de sus obras orquestales un tratado de orquestación y es una de las cosas
que mas podemos rescatar»,concluyó.
Imagen: http://bit.ly/TmkcW1

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