Por Rafael Cervantes
CIUDAD DE MEXICO, México, (N22).-
Caminos agrestes para poder
llegar a las comunidades más aisladas del país, que viven precariamente pero con
dignidad, que aún mantienen su lengua y su cultura; se conjugan perfectamente con la
trayectoria política y social de un hombre comprometido con la democracia que,
a partir de su contacto con los pueblos originarios de México, ha hecho todo lo
que está a su alcance para mejorar su calidad de vida y contribuir a su
desarrollo.
En pocas palabras, esto es lo que
se puede encontrar en Corazón indígena.Lucha
y esperanza de los pueblos originarios de México.
Luis H. Álvarez autor del libro –que en 1958 contendió por la máxima magistratura del país–, hace un recuento
de su interacción con los pueblos indígenas, el cual abarca desde la irrupción pública
del EZLN y la creación de la primera Comisiónpara la Concordia y Pacificación
(Cocopa), hasta la actualidad en su desempeño como consejero para la Atención a
Grupos Vulnerables de la Presidencia de la República.
Consciente de que la
dignificación de los pueblos originarios es esencial para que exista una
verdadera democracia, Luis H. Álvarez a partir de su contacto con los indígenas
de Chiapas se convierte en un persistente defensor de sus causas, al grado de
admitir que si él “hubiera sido indígena, habría sido zapatista”, pues eran
inadmisibles las condiciones de olvido y de injusticia que habían soportado
durante casi 500 años.
En el libro, dividido en cuatro
partes, el autor narra su labor en la Cocopa y la Coordinación para el Diálogo
y la Negociación en Chiapas, sus encuentros con el Subcomandante Marcos y las
incontables visitas a comunidades indígenas, muchas de ellas zapatistas; a la
vez describe a grandes rasgos la evolución de dicho movimiento en los sexenios
de Zedillo, Fox y Calderón. Tal ha sido su grado de acercamiento con las
comunidades, que éstas ya lo ven como un amigo.
También da cuenta de su paso por
la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), desde donde
siguió apoyando, ya no sólo a tzotziles, tzeltales y tojolabales, también
a otros grupos étnicos como nahuas, purépechas, rarámuris y wixárikas, entre
otros, además de su encuentro con personajes interesados en la cuestión
indígena como José Saramago, Miguel León-Portilla, Gilberto Rincón Gallardo y
el obispo Samuel Ruiz.
El autor reconoce en las páginas
que no todo ha sido sencillo en estos 18 años de trabajo con las comunidades,
ya que en ocasiones diversos intereses han intentado fracturar su relación con éstas;
sin embargo por medio del diálogo han conseguido superar los malos
entendidos y entablar una relación de trabajo mutuo, pero sobre todo, de
participación por parte de los indígenas en cuanto a su desarrollo y derechos.
Sin importar la orientación ideológica,
Corazón indígena es un texto que
invita a la reflexión y amplía el panorama sobre las problemáticas que han enfrentado
durante siglos los pueblos originarios; además hace una valoración del pasado y
presente indígena, ambos tan importantes para la
conformación de la historia, la cultura y la democracia mexicana.
Imagen:http://bit.ly/QjUOTK
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