Más de 50 sahumadores de unos 550 años de antigüedad fueron recuperados en Zona del Templo Mayor


  • De acuerdo con los cronistas coloniales, estos recipientes eran usados por los mexicas para consagrar edificaciones, entre otros usos rituales

Distrito Federal, 11/09/12 (N22).-  Un conjunto de más de 50 sahumadores con restos de resina que podría ser copal, y cuya antigüedad se estima en 550 años, fue recuperado por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en el predio Plaza Manuel Gamio, de la Zona Arqueológica del Templo Mayor, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.


De acuerdo con los textos coloniales de fray Bernardino de Sahagún y Diego Durán, titulados Historia General de las cosas de la Nueva España e Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, respectivamente, los sahumadores eran utilizados en tiempos prehispánicos para consagrar construcciones (entre otros usos), de manera que los investigadores estiman que los descubiertos recientemente pudieron haber tenido una función similar.


El hallazgo se suscitó durante las labores que se realizan para la creación de un vestíbulo de acceso a la Zona Arqueológica y Museo del Templo Mayor. Preliminarmente, se considera que dichas piezas de cerámica —65 cm de largo en promedio y 10 cm de alto— formaron parte de dos ofrendas de consagración, aunque hasta el momento se ignora con qué motivos o hacia qué espacio arquitectónico fueron dedicados.


“Los objetos prehispánicos se hallaron en el predio Plaza Manuel Gamio, a poco más de seis metros de profundidad a nivel de calle, en un relleno de tierra localizado debajo de las 23 lápidas de tezontle encontradas en 2011, que pertenecen a la etapa constructiva IV-A de lo que fue el Templo Mayor de Tenochtitlan, edificada de 1440 a 1469”, informó el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH.


“Debajo de esa lajas —agregó el investigador del INAH— se halló un relleno de tierra arcillosa y bajo éste, los restos de un piso de estuco incompleto, que fue roto intencionalmente durante la época prehispánica para introducir los sahumadores”.


De acuerdo con el especialista, estos recipientes cóncavos (llamados en náhuatl tlemaitl, que significa “mano de fuego”) forman parte de una serie de hallazgos registrados a partir de mayo pasado, que incluyeron, además de los sahumadores, un entierro humano a manera de osario y los restos de un árbol sagrado.


“Los investigadores descubrieron dos ofrendas de sahumadores (que han denominado 152 y 155), que en conjunto suman 52 de estos recipientes, la mayoría de ellos (80%) están semicompletos y tienen remates en forma de cabeza de serpiente con lengua bífida; servían  como instrumentos mediadores con los dioses para obtener sus favores”, comentó el responsable del PAU.


Por su parte, la arqueóloga Lorena Vázquez Vallín, responsable de la excavación, comentó que “este tipo de recipientes eran utilizados por toda la sociedad mexica para rendir culto a los dioses y consagrar edificaciones, así como para purificar a través de su humo, en las ceremonias religiosas”.


Asimismo, añadió, se usaban para consagrar imágenes y esculturas de deidades, al igual que a las personas que asistían a las ceremonias religiosas; también eran empleados en algunas ocasiones para pronosticar el futuro; su uso era también común dentro de los hogares como parte de la religiosidad cotidiana.


Según el arqueólogo Raúl Barrea, en estos recipientes se depositaba materia orgánica en combustión, sobre la cual generalmente se colocaba copal para producir  humo aromático durante los ritos y así agradar a los dioses.


La arqueóloga Vázquez Vallín describió que la mayoría de estas piezas prehispánicas tienen en el interior de las cazoletas residuos de algún tipo de resina, “lo más probable es que sea de copal, ya que incluso algunas aún desprenden su aroma; serán analizados para confirmarlo.


“De igual forma —agregó— en la cazoleta de un sahumador, ubicado en el extremo norte de la ofrenda, estaban depositados siete fragmentos de navajillas prismáticas de obsidiana, y sobre la tierra se hallaron cinco puntas de maguey, que se sabe eran usadas por los sacerdotes para el autosacrificio.”


Lorena Vázquez indicó que el medio centenar de sahumadores fue colocado durante la época prehispánica frente al Templo Mayor, en dirección sur del mismo, hacia donde se dedicaba el culto a Huitzilopochtli, dios de la guerra.


La especialista refirió que la extracción de las piezas se hizo simultáneamente a la restauración de las mismas, por especialistas de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, lo que permitió la identificación de restos de pigmento azul en los remates de tres sahumadores, y residuos de colorante oscuro en el centro de la cazoleta de dos más; además, en la mitad de ellos se encontraron canicas de cerámica en el mango.


El trabajo de restauración, que incluye el registro de las piezas tal y como se hallaron, la clasificación de cada fragmento, su limpieza, unión y reposición de faltantes, ha permitido a los expertos descubrir también restos de semillas, actualmente en análisis para saber de qué tipo son.


El arqueólogo Raúl Barrera finalizó que una vez terminadas las obras de infraestructura para el nuevo acceso hacia la Zona Arqueológica y Museo del Templo Mayor, se exhibirá una muestra representativa de los sahumadores restaurados.

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