La complejidad de las relaciones en “Casa de muñecas”, de Ibsen

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Para su director, Mauricio Jiménez, la obra de Ibsen ha dado uno de los símbolos universales del feminismo, su protagonista, Nora Helmer

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Ciudad de México (N22/Salvador Perches).- Casa de muñecas, escrita en 1879 por el dramaturgo noruego Henrik Ibsen, reclama la libertad femenina por encima de todo. Ibsen reflexiona sobre la alienación del individuo en la sociedad, al margen de ser calificada como la primera obra feminista. “Tiene ese aspecto”, señala Mauricio Jiménez, su director, “pero no sólo eso, porque se enfrenta a muchísimas más aristas pero, efectivamente, hay un discurso que es notable y puede ser sobresaliente indudablemente”.

La indiscutible protagonista de la obra es Nora Helmer, enarbolándose como un símbolo universal del feminismo, por eso se ha convertido en una heroína que traspasa la barrera del tiempo y es considerada “uno de los grandes iconos de la dramaturgia, de los grandes personajes del arte escénico del que todos queremos hacerlo, hombres y mujeres, es como Ricardo III, es como Hamlet. Sí es una piedra piramidal, un vértice, una piedra milenaria, de ahí en adelante la dramaturgia se modifica y tenemos pues a una heroína de los siglos”, remarcó el Jiménez.

“Yo lo que creo es que hay una estructura atemporal y anacrónica”, señala el director, y es que la corrupción, la alienación económica y social, lo absurdo de la justicia y las diferencias de clase, dan consistencia, rigor y una terrible actualidad a la obra del escritor noruego. “No necesitamos cargar las tintas, es suficiente con el problema que tienen Nora; en este caso es dejar que las cosas y estructuras que están planteadas de principio se manifiesten, lo único que estamos haciendo es no ubicar ni espacios ni nombres que nos lleven a lo nórdico, porque los problemas los tenemos nosotros no los noruegos”.

Andrea Salmerón, Moisés Arismendi, Erando González, Paco Mena y Olga González se desplazan por la casa de muñecas creada por Gabriel Pascal, en el Teatro Helénico. Para el director, la puesta en escena es “diversión compleja, y no diversión simple, entendamos que hay distintas maneras de divertirse, en este caso sin sombra de duda vamos a divertirnos observando y viendo cómo una pareja puede llegar a las últimas consecuencias con una relación”.

La obra estará en el Teatro Helénico hasta mediados de diciembre y retomará actividades en enero para concluir temporada en febrero.

 

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