«Cada vez mis textos son peores y mis fotos de mejor calidad»: Mario Bellatin

  • El autor mexicano aseguró, durante la presentación de «El libro uruguayo de los muertos», que sus amigos y familiares lo odian por que escribe mal sobre ellos
Por Alyna Correa
DISTRITO FEDERAL, México, 21/08/12, (N22).- 
¿A quién le importa decir la verdad? Si una mentira después de mucho pensar se vuelve real. Si una mentira no existe hasta el momento de la verdad. Tan sólo te adelantas, piensas de más. Si una mentira no es más que una forma deshonesta de explorar la desesperación del ser humano. ¿Qué más da? Esto es lo que pensaba mientras mientras cambiaba la página del libro de Mario Bellatin El libro uruguayo de los muertos, minutos antes de ingresar a su presentación en el foro de SOMA, plataforma cultural dedicada al arte, ubicada en la calle 13 en la Colonia San Pedro de los Pinos en el Distrito Federal.

Bellatin es un escritor mexicano nacido en México, DF, de padres peruanos. Estudió Teología y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima; tiene más de cuarenta libros publicados, traducidos a doce idiomas, donde destacan títulos como Efecto invernadero (1992), Canon perpetuo (1993), Salón de Belleza (1994), Poeta ciego (1998), El jardín de la señora Murakami (2000), Perros héroes (2003) y Lecciones para una liebre muerta (2005). Ha sido director del Área de Literatura y Humanidades de la Universidad del Claustro de Sor Juana y es miembro del Sistema Nacional de Creadores de México.

“La verdad es que ya no quiero comer, beber, respirar, amar a una mujer o a un hombre o a un niño o a un animal, Ya no quiero morir. Ya no quiero matar, Hazme el favor, por eso de rasgar la fotografía de autor que aparece en los últimos libros”
Mario Bellatin

Entró por la puerta del foro, miró con gran emoción la proyección de sus fotografías que fueron tomadas cada una con una cámara de plástico, una Diana, y otra de cartón y madera hecha a mano y sin lente. Tomó asiento e inmovilizó su mirada en un punto infinito. Y en ese momento Mario rompió el silencio, deletreando el pasado y enmendando los recuerdos.

«Cuando publique mis primeros cuatro libros el papel era muy caro, así que iba a la papelería, compraba el más barato, sin tapas, engrapados, en cuya portada sólo contuvieran la información del libro original, como una manera de vincular las dos instancias. Y para ahorrar en papel buscaba que no hubiera espacios, ni interlineado, ni márgenes; como resultado era una hoja negra. ¿Pero por qué? Porque no me gustan los espacios en blancos, no me gusta ver un vacío en el texto, es como tener un vacío interno muy tradicional. Y este libro, el libro fantasma quería que fuera así, les dije a la editorial de Sexto Piso: ‘Quiero que sólo lleve información, que todas las palabras estén muy juntas una a la otra, que se complementen’. Y claro que la editorial no me hizo caso». (risas)

Continuó Bellatin: «Ahora les confieso que me aburre escribir y me entusiasma con mayor fuerza hacer fotos, cada vez mis textos son peores y mis fotos de mejor calidad. Pero hace mucho tiempo tomaba fotografías con mi cámara de plástico que me regalaron mis papás, pero no había dónde revelar los rollos, y yo tenía una bolsa repleta de ellos, pero los boté, porque sabía que nunca los iba a revelar, fue así como tomé fotografías con el afán de nunca ver lo que retrataba».

No escribo para mal ni para bien

«Siempre mi papá me dijo que hay que aprender a perdonar, y es cierto, pero la gente no me perdona, mi familia no perdona que yo escriba mal de ellos en mis libros, la gente no perdona que robe sus identidades para plasmarlas en mis relatos, pero yo no escribo para hacerle mal a nadie, tampoco para hacer el bien, pero sí tengo yo la culpa pues lo asumo».


Continuaba el escritor mientras era interrumpido por la mala ecualización del salón. «Me levanto anunciando la culpa de estar escribiendo cosas horribles de mi familia, amigos, conocidos, en vez de estar haciendo algo importante como fila en la cola de los impuestos, buscando un trabajo, que sé yo. Escribo de la gente y por si alguien se pregunta, todos existen, luego van periodistas a mi casa y en realidad ven que sí existe la chica de los masajes, la vendedora de pan, mis hermanos que carecen de uno o más dedos, todos mis personajes son reales».

“Todavía veo a mi abuela con un látigo para castigar a la empleada doméstica, a mi madre cortándole la trenza a la sirvienta para hacerse una peluca de cabello natural, a mi padre regalándole todos los domingos un vaso de Coca-Cola rebajado con agua al portero y a mis hermanos deformes”

«No entiendo por qué, pero cada día escribo más barbaridades de mi familia, ya no sé si las cosas que escribo son reales o no». Fue así como inesperadamente concluyó Mario Bellatin la presentación de su libro El libro Uruguayo de los muertos.

Imagen: http://bit.ly/NeYeIh

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