Redacción/CDMX
La violencia de género más allá de afectar en gran medida la salud mental de las víctimas, también puede tener un impacto profundo y duradero para su cerebro.
Un daño invisible que sufren las mujeres violentadas. Según un informe de la ONU Mujeres, cada día, 140 mujeres y niñas son asesinadas, lo que equivale a un feminicidio cada 10 minutos.
En lo que corresponde al año 2023, la Estadística de Violencia Doméstica y de Género (EVDVG), revelo un alarmante incremento en las cifras de victimas involucradas. El número de mujeres afectadas por violencia de género incremento un 12.1%, alcanzando un total de 36,582 víctimas.
Estudios recientes han demostrado que agresiones, tanto físicas como psicológicas, generan daños neuronales que pueden ser detectados. El deterioro de la materia blanca es uno de los efectos más notables, se trata de un desgaste de la estructura que es crucial para la conectividad cerebral, esta es la encargada de transmitir información entre neuronas.
La violencia física, provoca lesiones en la cabeza, cara y cuello de las mujeres, esto puede provocar daños en el cerebro.
Un estudio realizado a seis mujeres analizó estos daños. Tres de ellas habían sufrido golpes en la cabeza, así como desmayo, mientras que las otras tres no.
Con ayuda de resonancias magnéticas avanzadas y cuestionarios de carácter psicológico, se hallaron importantes diferencias en el cerebro, así como en los síntomas de la salud mental. Los daños fueron en la materia blanca del cerebro, además de observar cambios con las emociones, la memoria y la toma de decisiones.
También, se observó menor volumen en el cerebro de las mujeres víctimas de maltrato, además de que sus pliegues y surcos cerebrales eran menos profundos, lo que causa una reducción en la capacidad para procesar información. Esto provoca la disminución de neuronas disponibles y afecta habilidades cognitivas esenciales.
Además, las agresiones alteran sustancias clave para la regulación del estado de ánimo, cuyo desequilibrio químico puede contribuir a desarrollar trastornos depresivos y de ansiedad.
Aunque es un daño que nadie ve y puede dejar cicatrices profundas, debido a que el cerebro humano tiene una notable capacidad de recuperación, y no se trata de daños permanentes, ya que, con ayuda de tratamiento, apoyo psicológico y médico, las victimas pueden superar las secuelas y recuperar su calidad de vida.
(Con información de Wired)