Nuestra segunda piel, invisible pero eficiente

Redacción/CDMX

El mayor órgano que poseemos los seres humanos es nuestra piel, son tan maravillosas todas las capacidades y características que posee, que es raro llegar a pensar que existen sobre nuestra piel entre 10 mil y un millón de bacterias por centímetro cuadrado.

El segundo microbioma más grande de nuestro cuerpo está en nuestra piel solo después del de nuestros intestinos, en cuanto a diversidad bacteriana.

Resulta que los microbios presentes en nuestra piel pueden ser beneficiosos para nosotros, ya que actúan como una primera barrera contra patógenos que intentan establecerse en la superficie de nuestro cuerpo.

Además, contribuyen a descomponer ciertas sustancias químicas que encontramos a diario y juegan un papel importante en nuestro sistema inmunológico.

Incluso, hay algunas evidencias que sugieren que el microbioma de la piel podría influir en el intestino.

Un estudio reciente muestra que las lesiones cutáneas pueden provocar cambios significativos en el microbioma intestinal, lo que aumenta la susceptibilidad de una persona a la inflamación intestinal, hasta los cosméticos que usamos pueden llegar a alterar la composición de nuestra microbiota cutánea de formas que apenas estamos empezando a comprender.

En una investigación realizada en ratones por Elizabeth Grice, profesora de dermatología y microbiología de la Universidad de Pensilvania, demostró que las bacterias cutáneas “malas” también pueden interferir en la cicatrización de las heridas.

También, existen evidencias que sugieren que el microbioma de la piel podría protegernos de algunos de los efectos nocivos de la radiación ultravioleta.

Es entonces que se categorizan a las bacterias “malas” y “buenas” dentro de la misma microbiota y es a medida que envejecemos, que los tipos de bacterias que viven en nuestra piel cambian.

Tendemos a encontrar menos especies «buenas» que nos protegen contra las infecciones y ayudan a mantener la piel humectada e hidratada y procedemos a tener niveles más altos de bacterias patógenas dañinas.

Holly Wilkinson, profesora de curación de heridas en la Universidad de Hull, en el Reino Unido, afirma que “En las personas mayores, es más probable que aparezca una herida espontánea porque se pierde esa integridad de la piel».

Y, asegura que «La idea es que al eliminar las bacterias patógenas y permitir que se restablezca la microbiota natural, se pueda acelerar la curación de las heridas». Esto sin duda abre una nueva perspectiva sobre la importancia de la microbiota cutánea.

(Con información de BBC)

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