Redacción/CDMX
Según diferentes estudios, la música está tan extendida en las culturas humanas porque une a las personas.
Se cree que, durante la evolución, los grupos que tenían influencias musicales trabajaban mejor juntos, por lo tanto, también se puede ver a la música como una ventaja para la supervivencia.
La investigadora Dana Swarbrick se interesó en este tema y decidió examinar las experiencias y comportamientos del público en conciertos tanto presenciales como virtuales, mencionando que «Mi investigación sugiere que los conciertos en vivo son, de hecho, lugares para crear vínculos sociales».
Su estudio fue publicado en la revista Music & Science, en él explica cómo es que la audiencia disfrutó el concierto del Danish String Quartet.
En esa prueba, participaron 91 personas quienes estaban dentro del publico y 32 que siguieron la retransmisión en directo.
Después de cada canción, cada participante debía responder una encuesta breve, donde se les cuestionaba cómo se sentían, si se encontraban conectados con los músicos y el público, y cuánta emoción tenían en ese instante.
Esto fue posible gracias a que portaban sus celulares sobre el pecho, lo que también ayudaba a medir sus movimientos a lo largo de todo el concierto.
Algunos resultados que obtuvieron fueron, identificar que la emoción del participante dependía más de la pieza musical que estuviera escuchando y no lo que pasaba a su alrededor o si se encontraban remotamente.
Pero, al tratarse de conectividad y contacto con los demás, los resultados de los miembros de la audiencia fueron más importantes, pues estos se coordinaban a moverse al ritmo de la música, independientemente del género musical que estuvieran escuchando.
“Vimos que la audiencia en el auditorio se sentía más conectada con los demás miembros de la audiencia que aquellos que siguieron la transmisión en vivo del concierto. Sin embargo, ambos grupos se sintieron igualmente conectados con los músicos que realizaban el concierto”, explica la investigadora.
Al presentarse las obras de música clásica, se pudo reconocer que el público se adapta y coopera musicalmente según el género.
Además, el hecho de quedarse quieto en este tipo de melodías, según Swarbrick, demostraba la conexión y compromiso que existía de parte del público.
Otro de sus análisis fueron los conciertos virtuales, pues su trabajo de doctorado lo había iniciado 6 meses antes que comenzara la pandemia de covid-19.
Al llegar este tipo de conciertos vía YouTube o Zoom examinó la diferencia entre los que estaban siendo transmitidos en vivo o los que habían sido pregrabados.
Con ello, se dio cuenta que los transmitidos en vivo generaron una conexión más fuerte con el mundo exterior, pero, no hubo diferencia al examinar la conmoción que les causo a las personas ver un video virtual ya sea en vivo o pregrabado.
Aunado a esto, en otro estudio, Swarbrick y su equipo descubrieron que quienes asistieron a conciertos de realidad virtual reportaron una mayor sensación de presencia y conexión con el artista, a diferencia de aquellos que lo vieron por otras plataformas.
Como conclusión, la autora señala que no hay que dejar a un lado las nuevas posibilidades virtuales que tenemos, pero que aun así la experiencia física de los conciertos es única en su clase, ya que brinda una sensación de absorción en la música y la mejor experiencia musical.
(Con información de Partner.Sciencenorway.no)