Redacción/CDMX
El historiador sevillano Esteban Mira Caballos ha publicado recientemente el libro «El Descubrimiento de Europa».
Pasó tres décadas haciendo una investigación que fue una historia a la inversa: la vida poco conocida de los primeros indígenas que arribaron a Europa desde 1493.
El libro da cuenta de cosas sorprendentes, como los beneficios que reclamaron algunos sectores de las élites indígenas a la Corona española por sus servicios prestados durante la conquista.
Por supuesto que el libro ha generado debate porque da cuenta de circunstancias que a nivel académico ya se habían estudiado, pero que en general poco conoce el gran público.
Se tiene en el imaginario colectivo que España conquistó, colonizó y administró América y a sus pobladores, cuando, en realidad, el 95% de los conquistadores fueron indígenas.
Mira Caballos menciona que la conquista fue pactada entre indígenas y españoles y que cuando la guerra por la conquista de estos territorios terminó, los propios indígenas fueron encomendados a cargos de poder como sargentos y alguaciles mayores, y otros más continuaron combatiendo las rebeliones de otros pueblos nativos.
Así, España mantiene la estructura política indígena de cacicazgos, curacazgos y jefaturas, con esto, pudieron mantener sus privilegios ante los españoles.
Entre los grupos de indígenas conquistadores que reclaman su labor son los tlaxcaltecas.
Los chalcas, por su parte, reclamaban que ellos habían contribuido más que los tlaxcaltecas.
Estos indígenas se llamarón a sí mismos conquistadores, viéndose ellos mismos al mismo nivel que los invasores europeos.
Mucha de esa nobleza indígena va a entroncar con la nobleza española.
Actualmente se sabe que hay grandes nobles españoles que son descendientes directos de Huayna Cápac o del mismo tlatoani mexica Moctezuma Xocoyotzin.
Hay que pensar que España arribó a América el 12 de octubre de 1492, liderados por el navegante Cristóbal Colón y pocos meses después, en el regreso de ese primer viaje, Colón llevó a indígenas americanos a Europa.
En ese sentido, el historiador reflexiona que siempre tuvimos la idea de un flujo unidireccional, pero fue bidireccional desde el primer momento y desde ese año de 1492, se produce un gran flujo de personas, de mercancías, de productos, e incluso enfermedades.
Considera que el egocentrismo de su patria al pensar que fueron un imperio, no concibe que hubiesen llegado indígenas para influir en su cultura.
Señala que para los indígenas que provenían de Tenochtitlan, al arribar al Viejo Mundo, poco les sorprendía porque su ciudad era el doble de grande que Sevilla.
Pero quienes provenían de la selva de Ecuador, por ejemplo, les parecía un mundo bárbaro, pues se sorprendían de la cantidad de infanticidios, truhanes y la pobreza en las calles.
(Con información de BBC NEWS MUNDO)