Redacción/CDMX
La idea de únicamente enviar a mujeres en un viaje a Marte no es nueva, ya en la década de 1950, altos mandos del Comité Especial de Ciencias de la Vida de la NASA señalaban que ellas son más adecuadas para los vuelos espaciales en casi todos los sentidos en comparación con los hombres.
El programa que se llamaba Lovelace Woman un Space, señalaba las ventajas de las astronautas:
Sus cuerpos suelen ser más pequeños y livianos, así que requieren menos oxígeno y menos calorías.
Con ello se ahorra peso y recursos.
Se pensaba que sus sistemas reproductivos estaban más aislados de la radiación y son menos propensas a los ataques cardiacos.
En resumen, requieren menos recursos, menos espacio y tienen una mayor probabilidad de volver más sanas para contarlo.
No obstante, a mediados del siglo pasado, solo se eligieron astronautas hombres.
Y, hasta 1983, Sally Ride realizó el primer vuelo femenino para la NASA.
Un nuevo estudio ha reafirmado los conceptos de Lovelace, que analizó el consumo estimado de oxígeno, el gasto total de energía, el dióxido de carbono y la producción de calor.
Así como los requisitos de agua de hombres y mujeres en misiones de vuelos especiales más largas.
Confirmando que los astronautas masculinos por sí solos aumentan todas las métricas, pues el gasto total de energía aumenta 30 por ciento, en el mismo porcentaje aumenta el consumo de energía.
El consumo de oxígeno aumenta al 60 por ciento, la producción de dióxido de carbono aumenta en un 60 por ciento y los requisitos de agua aumentan un 60 por ciento.
En un viaje a Marte la nave estaría en el espacio durante siete meses por lo que cada punto de eficiencia cuenta.
(Con información de iflscience)