Redacción/CDMX
La genómica o estudio del genoma humano ha permitido grandes avances en la comprensión de enfermedades como el cáncer.
Pero la novedad es que ahora, se puede conocer nuestra propensión genética, por ejemplo, el estrés, ansiedad, el aislamiento, entre otros.
Para esta investigación se comenzó con dos avances que hicieron posible el surgimiento de la genómica social, según el genetista Manuel Pérez Alonso, profesor en la Universidad de Valencia y editor de la revista Genética Media News.
En primer lugar, fue el abaratamiento de la secuenciación de ADN, para acceder a la información genómica.
Y segundo lugar, hubo una explosión en el desarrollo de herramientas informáticas de última generación que permite procesar gran cantidad de datos.
Tanto la secuenciación de ADN y la informática posibilitaron lo que se conoce como «estudios de asociación del genoma completo» (GWAS).
Los GWAS se encargan de leer alrededor de un millón de puntos del genoma que presentan variaciones naturales entre las personas.
Dichos puntos variables se les conoce como genética polimorfismos.
Asimismo, las herramientas informáticas permiten a su vez buscar correlaciones.
Entre esas variaciones naturales y una determinada característica visible de una persona, lo que se conoce como fenotipo.
En base a estudios GWAS se calcula un número que expresa el riesgo de una persona de padecer una cierta enfermedad, rasgo social o psicológico.
Daniel Benjamín, profesor de Economía del Comportamiento y Genoeconomía de la Universidad de California en Los Ángeles, explicó que ese número se le conoce como “puntuación de riesgo poligénico”
Las puntuaciones poligénicas se usan para valorar el riesgo genético de enfermedades como hipertensión, diabetes, obesidad y algunos tipos de cáncer.
En los últimos dos años se comenzaron a usar pruebas GWAS y a calcular puntuaciones de riesgo poligénico para rasgos sociales o psicológicos.
Mediante estudios GWAS se identifican variaciones genéticas y se definen dos grupos de personas: las que presentan una característica como la ansiedad y las que no la presentan.
Por lo que gracias a estas variaciones genéticas se hace un cálculo de riesgo poligénico y determina cuál es la predisposición de una persona respecto a la media de la población.
Conocer nuestra propensión al estrés o la ansiedad presenta el riesgo de la «profecía autocumplida».
Es decir, que conocer nuestra predisposición a desarrollar una característica favorezca que se haga realidad.
Uno de los mayores riesgos de la genómica, según expertos, es que, estudios legítimos sean malinterpretados o manipulados maliciosamente con fines racistas.
Por ejemplo, en el ataque racista de Búfalo en 2022, donde una persona mató a tiros a 10 personas afroestadounidenses, el atacante publicó en internet un manifiesto, donde se describía a sí mismo como un supremacista blanco.
Lo hizo citando estudios genómico publicados en prestigiosas revistas científicas que no hablan de diferencias raciales, pero que fueron distorsionados.
Esos estudios se refieren, por ejemplo, a la influencia genética en rasgos como la aptitud cognitiva.
A pesar de los potenciales riesgos, promete mejorar la forma en que podemos hacer ciencias sociales.
Por ejemplo, puede ayudar a identificar en qué otros factores deben centrarse las políticas sociales para tener mayor impacto, como la asistencia al preescolar o los desayunos gratis en las escuelas.
Con el avance de la genética habrá cada vez más información sobre los vínculos entre el genoma y los rasgos psicológicos o del comportamiento, señalo Pérez Alonso.
(Con información de BBC News Mundo)