Redacción/CDMX
Mark Rutte presentó este lunes una disculpa formal a nombre de su gobierno por el papel histórico de la nación en la esclavitud y el comercio de esclavos, a pesar de los pedidos de que aplazara la declaración.
En un discurso de 20 minutos, Rutte expresó “hoy pido perdón”, ante el silencio de los invitados al Archivo Nacional.
Grupos de activistas de aquella nación y sus antiguas colonias buscaban que tal declaración se hiciera el próximo 1 de julio, en el 160 aniversario de la abolición de la esclavitud.
Sin embargo, los activistas señalan que serían solo 150 años de facto, pues 10 años después de la abolición, muchos esclavos seguían trabajando.
El gobierno había expresado su profundo remordimiento por el papel histórico de la nación en la esclavitud, aunque sin llegar a una disculpa formal, porque de acuerdo al funcionario, semejante declaración dividiría a la sociedad.
Sin embargo, actualmente, hay mayoría en el Parlamento a favor de la disculpa.
Después de la aparición del movimiento Black Lives Matter, tras el asesinato de George Floyd, los pasados coloniales volvieron a estar bajo la lupa.
El discurso, responde a un informe publicado el año pasado por una junta asesora designada por el gobierno.
Ahí se recomendaba que el gobierno se disculpara y reconociera que el comercio de esclavos, desde el siglo XVII hasta la abolición, fueron crímenes de lesa humanidad.
El informe dice que el racismo institucional en Holanda “no se puede ver aisladamente de los siglos de esclavitud y colonialismo y las ideas que han surgido en este contexto”.
Durante siglos, el Imperio holandés compró y trasladó por mar a cerca de 600 mil personas esclavizadas desde África.
Fue responsable de aproximadamente un 5 por ciento del total, llevándolos a colonias en el Caribe, como Surinam y Curazao.
También a las colonias holandesas en el océano Índico, como la actual Indonesia, y los balineses y javaneses fueron transportados a lo que hoy es Sudáfrica.
El castigo para los que intentaban rebelarse llegó a ser tal, como desollarlos o quemarlos vivos.
(Con información de El Financiero y Deutsche Welle)