El número de automovilistas es por mucho un porcentaje menor que al de los peatones y ciclistas, tan solo en la Ciudad de México
Paola Sánchez Trejo / Ciudad de México
Llega “La ciudad de la pericia”, un cortometraje sobre movilidad urbana y el uso de la bicicleta que se presenta el viernes a las 19 horas en el Festival Audiovisual Feminista, llevándose a cabo en Mérida y que concluye el sábado 27 de agosto.
Se trata de una narrativa nacida de la propia experiencia en Mérida de su directora Yesenia Novoa, quien cuenta cómo siete años atrás se montó en una bicicleta para sus traslados de su casa al trabajo, extendiendo su ruta hacia donde sus fuerzas la llevaran.
Aunque reconoce que los tramos son más sencillos desde el centro de una ciudad que en la periferia, el uso de la bicicleta le abrió un nuevo panorama, el de la emancipación; aunque en un principio no tuvo esa consciencia hasta que, a su regreso a Ciudad de México enfrentó el miedo a rodar.
Y es que durante una caminata tuvo de frente los paradores ciclistas, siendo entonces que del enojo pasó a la indignación: ¿De qué sirven las ciclovías y las bicicletas de uso gratuito si no hay garantías para los ciclistas?, se cuestionó.
Tras valorar la infraestructura disponible para los ciclistas, Yesenia Novoa se volcó a la lectura sobre el tema, descubriendo en el camino un reglamento incluyente para cada uno de los agentes involucrados en la movilidad urbana: peatones, ciclistas, motociclistas y automovilistas.
Sin entender muy bien para qué, comenzó a juntar información al respecto, pues en ella, la idea de una narrativa al respecto comenzaba a formularse en su cabeza.
Entonces se encontró con otro obstáculo, los comentarios de compañeros creadores que le cuestionaban sobre a quién le puede interesar la movilidad urbana.
Con todas estas reflexiones, Yesenia Novoa no dudó en mantenerse firme en denunciar la falta de garantías a los ciclistas, pese a un reglamento vial que los antepone a los automovilistas.
La oportunidad de contar esta narrativa llegó en la convocatoria del IMCINE en el apartado “Corto por regiones”, que tuvo por coincidencia la pandemia de covid-19, un hecho que -como sucedió en varias ciudades- dejó a la propia Ciudad de México con varias calles desiertas.
“Lo personal es político”, cita la joven directora, “así como se cree que el feminismo o las historias de mujeres deben ser sobre la violencia o se ha encasillado al ‘victimismo’; la movilidad también tiene dos conceptos iguales al de víctima y victimario; no puede haber un oprimido sin un opresor”.
En este sentido, detalla que el número de automovilistas es por mucho un porcentaje menor que al de los peatones y ciclistas, tan solo en la Ciudad de México.
Sin embargo, recuerda, el país tiene una industria manufacturera de automóviles y se gestionan permisos para refinerías, siendo sectores que benefician a aquellos con poder adquisitivo, pues no todos los mexicanos realmente pueden tener -ni tienen- un auto.
Como exresidente de Mérida, valora y reconoce el crecimiento de la ciudad y lo que se ha hecho en materia de infraestructura, sin embargo, no puede dejar de alentar a los colectivos a marcar esas pautas conforme a las necesidades ciudadanas.