Se trata del Proyecto Digitalización Tridimensional de Sitios y Artefactos Arqueológicos, mediante el cual hasta el momento se han desarrollado 490 modelos tridimensionales de la Colección Mezcala del acervo del Museo del Templo Mayor (MTM); y el registro en tercera dimensión de la Zona Arqueológica de Xochicalco, en Morelos.
Diego Jiménez Badillo, arqueólogo adscrito al MTM, informó que dicha base de datos también contiene información sobre el contexto arqueológico en el que fue descubierta cada pieza, así como sus dimensiones, volumen y características particulares.
Esta labor, dijo, además de la construcción de imágenes 3D de piezas arqueológicas, mediante el uso de escáner láser, se realiza paralelamente al desarrollo de un programa de cómputo que sirva para analizar las mismas.
Dicho software, abundó, “será capaz de reconocer y clasificar objetos basándose exclusivamente en sus rasgos geométricos. Es decir, podrá reconocer automáticamente las formas de artefactos sin usar textos para la consulta” y, a futuro, podrá “ser aplicado a cualquier colección arqueológica, lo que será de gran utilidad para buscar piezas en diversas bases de datos”.
El arqueólogo destacó que con el apoyo del codirector del proyecto, el doctor Salvador Ruiz Correa, del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat), con sede en la ciudad de Guanajuato, donde se realiza gran parte del trabajo de programación del software, “este año los esfuerzos se han encaminado a terminar el programa de cómputo para analizar los modelos 3D, en beneficio de la investigación arqueológica”.
Diego Jiménez, doctor en Sistemas de Información Geográfica, por la Universidad de Londres, señaló que este proyecto comenzó en 2010, con la digitalización de las piezas tipo Mezcala (peculiar por su sencillez) del Templo Mayor “porque existen muchas interrogantes sobre las características de este estilo, y creemos que nuestro software puede ayudar a dilucidar algunos aspectos estilísticos de dichos objetos”.
Los modelos 3D incluyen máscaras, figurillas y esculturas de piedra verdosa de pequeño formato, con representaciones de diversos animales; objetos de uso cotidiano y maquetas de antiguos edificios, aunque la mayoría de la colección está integrada por diversas piezas antropomorfas.
Paralelamente, comentó el arqueólogo del INAH, junto con un equipo de siete personas se hizo el escaneo láser del sitio prehispánico de Xochicalco, mediante el uso del sistema de prospección denominado “Leica”, facilitado por la compañía 3D Solutions.
En Xochicalco “trabajamos durante una semana, con dos aparatos de escáner terrestre fuimos registrando cada edificación de la zona arqueológica, incluidas las irregularidades del terreno; además se hizo el escaneo completo del túnel donde se encuentra el observatorio prehispánico. Al final tenemos una imagen tridimensional de todo el sitio tal cual está ahora”, puntualizó.
Respecto al escaneo en tres dimensiones de sitios arqueológicos, Jiménez Badillo explicó que se comenzó con Xochicalco “porque ofrecía una buena oportunidad de probar diferentes equipos de prospección 3D, y su cercanía con la Ciudad de México lo convirtió en un buen objetivo para nuestro proyecto”.
Recordó que en el INAH existen antecedentes del uso de escáner láser: en 2007, cuando Petróleos Mexicanos facilitó un equipo, se trabajó en el registro de los Baños de Moctezuma, que se ubican en el Bosque de Chapultepec, y también se escaneó el monolito mexica de la Tlaltecuhtli, en el lugar donde fue encontrado, el predio Ajaracas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
El especialista explicó que a diferencia de los modelos bidimensionales (fotos, mapas, croquis, dibujos), con la prospección 3D “podemos hacer la medición tanto de las piezas como de los sitios en tres dimensiones, lo que nos permite calcular también el volumen”.
Para realizar un modelo 3D el primer paso es el escaneo del objeto o sitio arqueológico; posteriormente, “el trabajo pesado se hace en el laboratorio, donde se procesa toda la información, que consiste en unir las nubes de puntos que captó el escáner; una vez que se tiene la imagen tridimensional, se le puede agregar una fotografía para que se vea más realista”.
Los modelos desarrollados por el INAH tienen una precisión de 2 milímetros en el caso de los sitios prehispánicos, y de .003 milímetros para las piezas, y en un futuro “podrán ser consultados por los investigadores en una base de datos, sin necesidad de trasladarse al lugar para ver el artefacto o un área en particular de la zona arqueológica”, destacó el doctor en Sistemas de Información.
Cómputo en Arqueología
Diego Jiménez, también especialista en Ciencias de la Computación, comenzó en 2005 un ambicioso proyecto para dotar de sistemas de cómputo a la investigación arqueológica. El proyecto denominado Desarrollo de Aplicaciones de Computación en Arqueología, que además de los modelos digitales tridimensionales contempla el desarrollo de software aplicable a esta disciplina.
“La idea del proyecto es generar un sitio Web para que estudiosos de todo el mundo puedan consultar el catálogo, pero no queremos quedarnos ahí, sino generar un software capaz de clasificar automáticamente las colecciones mediante el análisis de semejanzas y diferencias en la forma de los artefactos. Esperamos que se ponga en línea en un mediano plazo, y será accesible a cualquier investigador interesado, mediante una suscripción a la página electrónica”, adelantó el profesor-investigador.
“Con este apoyo, el INAH sigue apostando por la innovación académica y el desarrollo de herramientas para la arqueología, la conservación y la protección del patrimonio cultural”, finalizó Jiménez Badillo.