Una pieza de arte participativo que busca visibilizar el problema de violencia de género en el contexto urbano de Latinoamérica
Ireli Vázquez / Ciudad de México
En la actualidad existen cientos de organizaciones y colectivos que levantan la voz a través de bordados y textiles. Una forma de resistencia y concientización sobre de todas las problemáticas que vivimos día a día en nuestra sociedad.
En 2018 la artista multimedia, Dora Bartilotti, creó Voz Pública una pieza de arte participativo que busca visibilizar el problema de violencia de género en el contexto urbano de Latinoamérica.
Este proyecto, en palabras de la artista, surgió de la experiencia personal, del ser mujer, habitante de una ciudad — en este caso de la Ciudad de México— y también de ser un cuerpo atravesado por diferentes experiencias de violencia de género, como el acoso y la discriminación.
«El proyecto surge también en este contexto de una sociedad que nos continúa discriminando por el siempre hecho de ser mujer, entendiendo la palabra mujer desde un sentido amplio, y una sociedad que discrimina y que sigue sin hacer visible todas esas violencias que continuamente nos están atravesando. Asimismo, surge de un contexto estadístico de que en México aproximadamente tenemos diez casos de feminicidio todos los días», explicó Dora Bartilotti.
Voz pública está conformado por tres partes que trabajan en conjunto: Una plataforma en línea (www.vozpublica.cc), donde todas las mujeres puede escribir y compartir de manera anónima experiencias personales de violencia de género; un textil electrónico en el cual se pueden escuchar los testimonios que se encuentran alojados en la plataforma en línea y por último una serie de Laboratorios urbanos llamados La Rebelión Textil.
«La particularidad de la plataforma es que permite por un lado la ubicuidad para que aquellos que tenemos acceso a estas herramientas, pero por otro lado la potencia del anonimato, y esto a través de su “textualidad”, entonces tu desde tu espacio propio, desde tu dispositivo móvil puedes acceder a la página y escribir tu experiencia, pero también leer estos relatos compartidos».
«A partir de estas aportaciones se genera una especie de relatos que está vinculada a las otras dos partes del proyectó; la segunda, se trata de un textil electrónico que está configurado con hilo conductivo de una pequeña computadora portable y un arreglo de micro bocinas. […] A partir de esta computadora portable que está conectada a internet se conecta a la base de relatos compartidos, los retoma y los convierte en voz a través de un sintetizador».
Lo que se trata en esta segunda parte del proyecto es que, a través del sintetizador, este texto se convierte en voz para al mismo tiempo pasar al espacio físico y tener una corporeidad, una presencia a través de este textil electrónico. «El textil también tiene una referencia en la tradición visual latinoamericana con el fin de situar esta lucha en este contexto urbano del sur y, por otro lado, muchos de los elementos como el espacio público, como el arte urbano, el mural, el grafiti, pero sobre todo en la gráfica revolucionaria, en la gráfica de protesta, y más que nada, todas estas consignas feministas que son bastante reconocidas internacionalmente. Entonces de todos estos elementos la idea es que se entrelacen y todas estas voces sean escuchadas» agregó.
Es así como se llega a la tercera parte del proyecto. Los laboratorios urbanos La Rebelión Textil.
«Aquí se buscan crear espacios de encuentro, reflexión colectiva, interacción de saberes, de convivencia principalmente, y en sus posibilidades a la fecha de poder sembrar esa amistad política para reflexionar sobre todas estas problemáticas que nos están atravesando».
Y es que, a través de estos talleres, cada una de las participantes generan su propio textil electrónico con el cual salen a las calles en un acto performático en el que demandan por recuperar el derecho a la ciudad.
«Tiene mucho que ver con el acuerpamiento, como esta potencia que tienen los cuerpos que confluyen, que luchan y se organizan para reclamar una vida libre de violencias, y no solamente una vida sino una vida digna, porque no sola se trata de sobrevivir sino de vivir dignamente», aseveró Bartilotti.
El trabajo de la artista multimedia siempre se ha caracterizado por el desarrollo de proyectos que buscan generar diálogos críticos entre el arte, el diseño, la pedagogía y la tecnología. Pero desarrollar este proyecto fue dar un paso más, no sólo en lo personal, sino en el aspecto artístico, pues se dio cuenta que, desde su lugar tenía algo más que hacer por la sociedad y sobre todo por las mujeres.
«Lo que permite el textil a través de las metáforas que se entretejen en él, con el texto, la memoria, la lucha, el cuerpo, te permite entrar desde otro lugar para reconocerte a ti y a los otres y ver como esto también los está atravesando. La forma en la que yo entré en el textil, no es porque yo trabajara previamente con él, yo había trabajado con el sonido, con el espacio público, con estas pedagogías colectivas, pero el textil en realidad surge de la necesidad de ser más activa, de cuestionarme ¿cómo puedo hacerlo?, y empiezo a salir a las calles o al parque a observar, y a tomar registro; empiezo a conjuntar todas estas metáforas de como el cuerpo es tu primera herramienta de resistencia y me doy cuenta de que es la prenda, que es el textil aquello que permite la movilidad y no solamente la movilidad sino es un lienzo en sí mismo de protesta, entonces en realidad a mí me tocó la aproximación al textil al revés, primero fue la pregunta y después la materialidad», concluyó Bartilotti.
Actualmente Voz Pública se puede observar dentro de las instalaciones del Museo Universitario del Chopo y se podrá encontrar hasta el domingo 3 de abril de 2022.
Todas las imágenes: ©Museo Universitario del Chopo