DISTRITO FEDERAL, México, 23/08/12 (N22/Conaculta).-
Es importante ya sea en autobiografía o en ficción dejar plasmados esos pequeños momentos de lo que hacemos cotidianamente y que son los que, a final de cuentas, nos hacen humanos. Eso es lo que hay que descubrir día a día, comentó la poeta y narradora Érika Mergruen al iniciar su participación en la charla “El recuerdo como recurso literario”.
La narradora junto con las escritoras y ensayistas Esther Hernández Palacios y Berta Hiriart compartieron con el auditorio, reunido la noche del 22 de agosto en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, cómo convertir un recuerdo en una ficción, presentar un testimonio a través de una estructura narrativa o dramática y explicaron porqué tomaron sus propias vivencias personales y las convirtieron en textos leídos por otros, como parte del ciclo “México escrito por sus mujeres”, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA/Conaculta.
Mergruen señaló que al escribir un recuerdo lo más importante es quitarle la carga emocional o juicio de lo que está bien o mal, para permitir que el lector viva la experiencia. “El lector podrá juzgar y emitir los juicios que crea necesarios, pero al tomar esta distancia es precisamente lo que lo transforma en un testimonio […] Lo más importante es dejar testimonio de lo cotidiano, aún con las cosas más trágicas”.
Ganadora del Premio DEMAC 2001-2002, Autobiografías, Diarios y Testimonios de Mujeres Mexicanas por su texto La ventana, el recuerdo como relato, compartió su experiencia al escribir dicha obra, en la que presenta pequeñas anécdotas de infancia, algunas de abuso infantil, con las que descubrió que es un tema del que la gente no habla.
Por su parte la narradora y crítica literaria, Esther Hernández Palacios, apuntó que la literatura es el hilo conductor que nos mantiene como especie, que a veces es canto, poema oculto o poesía, que deja testimonio del paso del hombre sobre la tierra.
Comentó que su obra Diario de una madre mutilada está basada en una terrible experiencia personal que tuvo que escribir por necesidad y que no tenía como objetivo darla a conocer. Indicó que cada escritor y/o persona que intente escribir un diario de forma narrativa tendrá que poner sus propios límites, lo que será una experiencia que reconstruirá la realidad desde una perspectiva en la que no todos van a coincidir.
Al tomar la palabra, la dramaturga y directora de teatro Berta Hiriart dijo que todo lo que se escribe parte de alguna manera de la memoria, a excepción del diario que quiere adueñarse del presente, y compartió que para ella sus recuerdos son un material que nutre la ficción que al trabajarla le da una enorme libertad.
“Sólo me comprometo con mis personajes, sus situaciones y lo que ellos viven, no estoy comprometida al modo del periodista o historiador de dar un testimonio con verdad, sino con el texto que es una verdad imaginaria”.
Mergruen recomendó que el escritor que quiera escribir sobre alguna experiencia lo haga. “No pienses en que alguien lo va leer, te va servir y lo vas a disfrutar. Toma los mejores pasajes. Uno escribe para uno, es la cosa más individual y egoísta del mundo, si después lo quieres compartir esa es otra historia”.
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