Ciudad de México, México, 08/10/12, (N22).- En 2011, durante 122 días los contaminantes de la Ciudad de México no rebasaron los 50 puntos del Índice Metropolitano de Calidad del Aire (IMECA), es decir, los habitantes de la urbe sólo respiramos “con calidad” una tercera parte del año.
Los poluentes atmosféricos —ozono y partículas menores a 10 micrómetros (PM10)— debilitan el sistema inmunológico, lo que provoca infecciones en oídos, ojos, vías respiratorias, alergias y asma. A largo plazo, los pulmones se dañan permanentemente y la calidad de vida de las personas se reduce.
A estas mediciones podría sumarse información sobre el tipo y concentración de diversos pólenes y esporas de hongos (presentes de manera natural en el aire que van a dar a nuestros pulmones), en beneficio de quienes padecen cuadros alérgicos, explicó Irma Rosas Pérez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Los estudios servirán para comprender qué sucede con las personas susceptibles a estas partículas biológicas al momento en que respiran la mezcla de pólenes y contaminantes atmosféricos, y determinar si existe una distribución espacial y temporal de ellos, puntualizó al informar de los avances en el análisis de los diferentes tipos de estos elementos en el DF.
La aerobiología —que estudia la formación, liberación y transporte de las partículas biológicas en la atmósfera como un mecanismo importante en el ciclo de vida de diversos organismos— sirve para entender qué pasa principalmente con las plantas en el proceso del cambio de uso de suelo, sobre todo en zonas con alto índice de urbanización, explicó.
Diagnóstico necesario
Las áreas verdes —tan preciadas en las zonas urbanas por los servicios ambientales que brindan— resultan un agente dañino para la salud de algunas personas.
Los alérgenos se clasifican por su origen en árboles, malezas y pastos, con predominio de los primeros, al constituir la fuente de mayor generación de pólenes.
Los árboles del Distrito Federal enfrentan estrés hídrico, contaminación y, por ende, plagas y malas condiciones de mantenimiento, lo que plantea una investigación acerca de la concentración de partículas que producen. “Es un diagnóstico que requiere la urbe”, aseguró.
En el estudio, se analizarán los tipos de vegetación existentes y se relacionarán con los índices bioclimáticos presentes en la Ciudad de México; la finalidad es determinar el comportamiento de los diferentes tipos de polen en el aire, tanto locales como transportados. Esta información será útil para alergólogos e inmunólogos, quienes aplican pruebas dérmicas para determinar la susceptibilidad de las personas expuestas, detalló.
Encontramos que los pólenes generados por arbustos y árboles del género Casuarina son los más abundantes en la ciudad y, pese a ello, no se contemplan en el diagnóstico de alergias. Le siguen los Alnus (conocida como aliso) y Fraxinus (fresnos).
Información oportuna
La integrante del Laboratorio de Aerobiología del CCA informó que la instancia colabora con los institutos de Geología y Biología de la UNAM; las universidades Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa, Autónoma de Baja California, y de Sonora, y con el Hospital General.
En Inglaterra existe una red de monitoreo de alérgenos en la atmósfera. La información obtenida sirve para afrontar la demanda de servicios hospitalarios, personal y fármacos para atender estos cuadros.
En la Ciudad de México existen varias estaciones aerobiológicas que cuantifican de manera rutinaria las biopartículas. Los datos serán útiles para el análisis detallado de las que flotan en el aire de zonas con diferente grado de urbanización. En un futuro, será posible plantear un mejor desarrollo de vegetación y contar con conocimientos que permitan un diagnóstico y control óptimos de enfermedades respiratorias en individuos susceptibles, concluyó.
Imagen: http://bit.ly/TcyGYD
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