Distrito Federal, 07/12/12 (N22).- Un recorrido por las tradiciones mortuorias de los diferentes grupos culturales que han habitado el territorio queretano, desde los cazadores-recolectores hasta las comunidades indígenas actuales, se presenta en la exposición temporal Rituales de muerte. Prácticas funerarias en México, en el Museo Regional de Querétaro, donde también se exhibe el ataúd utilizado para trasladar el cadáver de Maximiliano de Habsburgo, en junio de 1867.
La muestra se compone de más de medio centenar de piezas y restos óseos antiguos, procedentes de la Dirección de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología, de los museos Regional de Michoacán y de Sitio «Casa de Morelos», y del Archivo Histórico del Municipio de Querétaro.
Destaca una serie de recreaciones de entierros, en las que convergen diversos recursos museográficos con piezas arqueológicas y esqueléticas descubiertas recientemente en la región, y que ahora se exhiben por primera vez al público.
Rituales de muerte, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), delegación Querétaro, es producto del trabajo conjunto de antropólogos, arqueólogos, historiadores y etnohistoriadores, informó Israel Lara Barajas, coordinador de la exposición junto con la arqueóloga Fiorella Fenoglio.
“El objetivo es dar a conocer cuáles eran las prácticas funerarias del Querétaro prehispánico, el enfrentamiento de éstas con la concepción española de la vida y la muerte, y la conjunción de ambas maneras de concebir el mundo, que hoy perviven en los grupos indígenas que habitan la sierra queretana”, explicó el antropólogo físico.
Israel Lara destacó que ésta es la primera vez que se recrean entierros en el Museo Regional de Querétaro, “la intención es mostrar la función de cada objeto y que el visitante conozca la manera como fueron descubiertos; el conocimiento es más enriquecedor viendo una escena completa y no solo piezas aisladas detrás de vitrinas”.
La exposición —que permanecerá hasta marzo próximo— se divide en tres núcleos temáticos: Época Prehispánica, Época Novohispana y Época Actual. En la primera se abordan las prácticas funerarias en el México precolombino, además del “aprovechamiento del cuerpo”, técnica que consistía en el labrado del hueso para utilizarse como ornamento o para la elaboración de herramientas, como alisadores, espátulas y agujas.
La segunda sección trata de la muerte en el periodo novohispano, del choque entre los pueblos originarios y la cultura española, que significó una transición, abandono, introducción, adopción y reinterpretación de símbolos y prácticas religiosas. Además se aborda el tratamiento del cuerpo inerte según las tradiciones europeas, y las prácticas funerarias tras la legislación liberal del siglo XIX, entre otros.
El apartado final da cuenta de la concepción de la vida y la muerte entre los otomíes-chichimecas de las comunidades de Amealco y Tolimán, grupos que conciben la interrelación entre vivos y muertos como una realidad permanente y necesaria para la continuidad de la vida, especialmente cuando se refiere a los difuntos que ellos denominan como “ánimas fundadoras” o “antepasados”.
La religión impuesta a estos grupos tras la colonización, adoptó diferentes matices; un proceso de aculturación y sincretismo, que culminó en la imbricación de tradiciones religiosas que perviven en las costumbres funerarias del México contemporáneo.
La muestra se compone de más de medio centenar de piezas y restos óseos antiguos, procedentes de la Dirección de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología, de los museos Regional de Michoacán y de Sitio «Casa de Morelos», y del Archivo Histórico del Municipio de Querétaro.
Destaca una serie de recreaciones de entierros, en las que convergen diversos recursos museográficos con piezas arqueológicas y esqueléticas descubiertas recientemente en la región, y que ahora se exhiben por primera vez al público.
Rituales de muerte, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), delegación Querétaro, es producto del trabajo conjunto de antropólogos, arqueólogos, historiadores y etnohistoriadores, informó Israel Lara Barajas, coordinador de la exposición junto con la arqueóloga Fiorella Fenoglio.
“El objetivo es dar a conocer cuáles eran las prácticas funerarias del Querétaro prehispánico, el enfrentamiento de éstas con la concepción española de la vida y la muerte, y la conjunción de ambas maneras de concebir el mundo, que hoy perviven en los grupos indígenas que habitan la sierra queretana”, explicó el antropólogo físico.
Israel Lara destacó que ésta es la primera vez que se recrean entierros en el Museo Regional de Querétaro, “la intención es mostrar la función de cada objeto y que el visitante conozca la manera como fueron descubiertos; el conocimiento es más enriquecedor viendo una escena completa y no solo piezas aisladas detrás de vitrinas”.
La exposición —que permanecerá hasta marzo próximo— se divide en tres núcleos temáticos: Época Prehispánica, Época Novohispana y Época Actual. En la primera se abordan las prácticas funerarias en el México precolombino, además del “aprovechamiento del cuerpo”, técnica que consistía en el labrado del hueso para utilizarse como ornamento o para la elaboración de herramientas, como alisadores, espátulas y agujas.
La segunda sección trata de la muerte en el periodo novohispano, del choque entre los pueblos originarios y la cultura española, que significó una transición, abandono, introducción, adopción y reinterpretación de símbolos y prácticas religiosas. Además se aborda el tratamiento del cuerpo inerte según las tradiciones europeas, y las prácticas funerarias tras la legislación liberal del siglo XIX, entre otros.
El apartado final da cuenta de la concepción de la vida y la muerte entre los otomíes-chichimecas de las comunidades de Amealco y Tolimán, grupos que conciben la interrelación entre vivos y muertos como una realidad permanente y necesaria para la continuidad de la vida, especialmente cuando se refiere a los difuntos que ellos denominan como “ánimas fundadoras” o “antepasados”.
La religión impuesta a estos grupos tras la colonización, adoptó diferentes matices; un proceso de aculturación y sincretismo, que culminó en la imbricación de tradiciones religiosas que perviven en las costumbres funerarias del México contemporáneo.
En el recorrido por la exhibición destaca la recreación del entierro de un neanderthal, donde es posible ver un personaje tendido sobre la tierra, cubierto con flores y rodeado de huesos de animal, pigmentos y herramientas líticas, entre otros. A fin de mostrar una de las inhumaciones más tempranas hasta ahora registradas.
El antropólogo Israel Lara explicó que en el caso de Querétaro no se tienen evidencias muy antiguas de este tipo de entierros, sin embargo, se sabe que los grupos cazadores-recolectores realizaban “bultos mortuorios”, es decir, envolvían a sus muertos en textiles y/o petates para luego enterrarlos en cuevas, como es el caso del localizado en 2010 en un pequeño abrigo rocoso de Cadereyta. Los restos actualmente están en estudio para determinar su antigüedad precisa, toda vez que para la región el periodo de ocupación de estas poblaciones fue muy amplia, desde el año 8000 a.C. hasta el siglo XVIII.
A su vez, la arqueóloga Fiorella Fenoglio Limón abundó que otro caso relevante que se expone en la muestra, es la recreación del entierro encontrado en 2011 en el municipio de Peñamiller, cuyo depósito funerario tiene características que no corresponden a ningún tipo de enterramiento mesoamericano conocido hasta ahora. Esta escena se representa con los materiales óseos y la ofrenda con la que fue localizada, y que por primera vez se exhibe al público.
El antropólogo Israel Lara explicó que en el caso de Querétaro no se tienen evidencias muy antiguas de este tipo de entierros, sin embargo, se sabe que los grupos cazadores-recolectores realizaban “bultos mortuorios”, es decir, envolvían a sus muertos en textiles y/o petates para luego enterrarlos en cuevas, como es el caso del localizado en 2010 en un pequeño abrigo rocoso de Cadereyta. Los restos actualmente están en estudio para determinar su antigüedad precisa, toda vez que para la región el periodo de ocupación de estas poblaciones fue muy amplia, desde el año 8000 a.C. hasta el siglo XVIII.
A su vez, la arqueóloga Fiorella Fenoglio Limón abundó que otro caso relevante que se expone en la muestra, es la recreación del entierro encontrado en 2011 en el municipio de Peñamiller, cuyo depósito funerario tiene características que no corresponden a ningún tipo de enterramiento mesoamericano conocido hasta ahora. Esta escena se representa con los materiales óseos y la ofrenda con la que fue localizada, y que por primera vez se exhibe al público.
La especialista del INAH Querétaro dijo que en la época prehispánica, para efectuar el entierro —que se descubrió en el perfil de un arroyo— los antiguos habitantes debieron excavar una cavidad horizontal que fue preparada con bloques de piedra bajo las cuales se depositó el cuerpo. Se trata de un esqueleto femenino sepultado con la mitad de una olla tapándole la cabeza y acompañado de un huilanche (roca utilizada como metate), dos punzones y dos pulidores de hueso.
Otro contexto mortuorio que el público puede contemplar, es el sepulcro localizado en 1999 en el Cerro de la Cruz, correspondiente al periodo Epiclásico (650-900 d. C.), que muestra una mujer enterrada debajo del piso de un cuarto en posición sedente, acompañada de una ofrenda conformada por nueve vasijas, un sahumador, una placa de roca volcánica en forma de medialuna y restos de limonita (minerales de óxido de hierro), añadió Fenoglio.
Además de las recreaciones anteriores, en la exhibición Rituales de muerte. Prácticas funerarias en México, destaca el ataúd utilizado para trasladar el cadáver de Maximiliano de Habsburgo, en junio de 1867, un libro de actas de defunción del siglo XIX, prestado por el Archivo Histórico del Municipio de Querétaro; fotografías de adultos e infantes muertos, ejemplo de las tradiciones funerarias que surgieron en el siglo XVIII y que perduraron hasta hace cincuenta años.
En la sección correspondiente a la época actual se recrearon espacios sagrados de las comunidades otomíes de Amealco y Tolimán, relativos a los altares para las ánimas de sus muertos, que —de acuerdo con su cosmovisión— están en lugares cotidianos y en elementos de la naturaleza, como las mariposas monarca, que para ellos es un ejemplo de la materialización de las ánimas que visitan a los vivos durante los últimos meses del año, concluyó el investigador del INAH Querétaro.
Rituales de muerte. Prácticas funerarias en México se exhibirá hasta el 3 de marzo en la Sala de Exposiciones Temporales I y II, en la planta baja del Museo Regional de Querétaro (Corregidora Sur, No. 3, en el Centro Histórico de Santiago de Querétaro, Querétaro). Horario martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas. Costo: 46 pesos (la visita exclusivamente a la exposición no tiene costo).
Otro contexto mortuorio que el público puede contemplar, es el sepulcro localizado en 1999 en el Cerro de la Cruz, correspondiente al periodo Epiclásico (650-900 d. C.), que muestra una mujer enterrada debajo del piso de un cuarto en posición sedente, acompañada de una ofrenda conformada por nueve vasijas, un sahumador, una placa de roca volcánica en forma de medialuna y restos de limonita (minerales de óxido de hierro), añadió Fenoglio.
Además de las recreaciones anteriores, en la exhibición Rituales de muerte. Prácticas funerarias en México, destaca el ataúd utilizado para trasladar el cadáver de Maximiliano de Habsburgo, en junio de 1867, un libro de actas de defunción del siglo XIX, prestado por el Archivo Histórico del Municipio de Querétaro; fotografías de adultos e infantes muertos, ejemplo de las tradiciones funerarias que surgieron en el siglo XVIII y que perduraron hasta hace cincuenta años.
En la sección correspondiente a la época actual se recrearon espacios sagrados de las comunidades otomíes de Amealco y Tolimán, relativos a los altares para las ánimas de sus muertos, que —de acuerdo con su cosmovisión— están en lugares cotidianos y en elementos de la naturaleza, como las mariposas monarca, que para ellos es un ejemplo de la materialización de las ánimas que visitan a los vivos durante los últimos meses del año, concluyó el investigador del INAH Querétaro.
Rituales de muerte. Prácticas funerarias en México se exhibirá hasta el 3 de marzo en la Sala de Exposiciones Temporales I y II, en la planta baja del Museo Regional de Querétaro (Corregidora Sur, No. 3, en el Centro Histórico de Santiago de Querétaro, Querétaro). Horario martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas. Costo: 46 pesos (la visita exclusivamente a la exposición no tiene costo).
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