La autora guatemalteca participa en la mesa DIAGONAL: tres mujeres en la Centroamérica del Bicentenario, donde avisora algunas pistas sobre este debate que es urgente
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- La literatura es un campo de imaginación que permite cuestionar, compartir deseos o narrar aquello que incluso en la realidad no está permitido. Y este campo es el que permite a la escritora guatemalteca Mónica Albizúrez utilizar a las letras para reflexionar sobre la subjetividad femenina y la mujer en la sociedad. Abogada de profesión, atribuye la ausencia, el silencio y olvido de las escritoras originarias de Guatemala, a la guerra civil que vivió el país de 1960 a 1996.
«Se afecta todo lo que es el mercado cultural, la libertad de expresión y entonces se da una serie de voces que están restringidas a un ámbito muy particular o también en el exilio, por ejemplo, menciono sólo un ejemplo a Alaíde Foppa, que fue una escritora guatemalteca que vivió en México, porque México fue un país importante para acoger a todo el exilio guatemalteco, y que desarrolló su carrera en México, pero que tampoco está como una autora mexicana ni propiamente guatemalteca. Y a Alaíde Foppa la desaparecen en el ochenta y entonces ahí se ve como un ejemplo, porque no se conocen estas mujeres, porque hubo una ola de violencia muy fuerte», comenta la autora en entrevista.
Fue después de los acuerdos de paz que se firmaron en diciembre de 1996 que las mujeres tuvieron más posibilidades de escribir. Después de dedicarse a la crítica literaria, en 2018, la también profesora de español en Hamburgo, Alemania, publicó su primera novela Ita, en la que parte de la dimensión de la enfermedad, del cuerpo y de la memoria para narrar la historia de una mujer que se encuentra con su pasado relacionado con el conflicto armado.
«El cuerpo de una mujer que está padeciendo unas dinámicas de dolor, de enfermedad, y cómo también es una lucha ese cuerpo atormentado que finalmente, tal vez no va a encontrar una cura, pero sí va a encontrar una forma de entendimiento.»
En el libro la autora también se refiere a los espacios asignados a la mujer históricamente y aquellos que ella tiene la posibilidad de escoger.
«Cómo lidiar también con esa violencia estructural que hace que una mujer encuentre límites para su propio desarrollo personal, sus propias y legítimas aspiraciones. Eso es también una parte de interés en mi escritura, esa capacidad de observación, de análisis y de ocupación de espacios que no son gratuitos, sino que son parte de esa búsqueda y de esa lucha.
»Una realidad de la literatura centroamericana es su invisibilidad, es decir que generalmente en las antologías o en las compilaciones o actividades relacionadas con la literatura hispanoamericana, Centroamérica siempre ha ocupado una posición marginal.»
Mónica Albizúrez participa mañana 30 de noviembre en la mesa Diagonal: tres mujeres en la Centroamérica del bicentenario como parte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.