Antes de escuchar una muestra de sus grabaciones de campo, declaradas Memoria del Mundo por la UNESCO y preservadas en la Fonoteca Nacional, el etnomusicólogo explicó los rasgos de la canción habanera caracterizada por su ritmo lento y compás binario con acompañamiento instrumental que ejecuta un patrón rítmico estable a manera de bajo.
Destacó que al tener una línea melódica de carácter lírico romántico, la canción habanera dio paso a la canción romántica y en boleros en donde sobresale la cadencia y los instrumentos como maracas y el empleo de la guitarra sexta que se convirtió en un instrumento raro en México, pero que llegó a tener un departamento de estudio en el Conservatorio Nacional de Música.
“La canción romántica es de los centros urbanos, no es característica del campo y posee palabras claves de contenido literario como triste, nube, amor, muerte”.
A lo largo de la sesión los asistentes escucharon canciones como Tus desprecios, Santanera, versión registrada en Tabasco en 1996, Muñequita mía (1960) en la que persiste el ritmo habanero, Arrepentido y los boleros Mis blancas mariposas y No vuelvo a amar.
Desde 1956, Thomas Stanford ha captado con sus investigaciones los sonidos y la música de las comunidades indígenas mas apartadas de México y pertenecientes a más de 20 estados de la República Mexicana.
En sus más de 50 años de trabajo, ha grabado la música de más de 600 comunidades de todo el país, logrando un acervo de masa de 5 mil piezas. Por ello su legado es un descubrimiento de influencias y diálogos de las expresiones de nuestra cultura.