Espacio Alterno – Música Ocular

Los sordos también oyen




Por Jacaranda Correa

Lo fascinante de hacer un documental es que se trata de un viaje sin cartografía. El proceso de ese viaje es una búsqueda personal, en donde la observación de la realidad solo puede hacerse con la humildad de quien sabe que no hay certezas. Que la subjetividad es el punto de partida y que en el camino descubriremos, no la verdad (categoría tan falaz), sino un cúmulo de experiencias que nos invitan a la confrontación de nuestras propias ideas y juicios preestablecidos; una forma de descubrirnos a nosotros mismos a través de las historias que contamos.

Tuve oportunidad de compartir impresiones sobre este profundo, largo e intenso proceso de búsqueda con un amigo y colega, José Antonio Cordero. Alguien que entiende muy bien de este proceso. De cómo un documental es una suma de azares y también de búsquedas personales.

Durante la conversación sobre su reciente película, Música Ocular, que es una exploración onírica al mundo de los sordos, contada a través del lenguaje de señas, Cordero me narró el episodio que lo atrapó y lo convenció de dar paso al largo viaje que significó su película. Magnifica anécdota que además nos habla del punto de partida que hace poderoso un documental.

“Hace algunos años en un viaje a Mazunte, conocí a Eric, el protagonista de la película. Yo no podía comunicarme con él porque no entendía el mundo de las señas. Entonces un día en la playa intenté escribirle sobre la arena algunas preguntas para saber qué me quería decir y me di cuenta que no sabía leer. Sólo algunos sordos saben leer el alfabeto. Esta experiencia fue muy sensible y conmovedora porque me hizo confrontar mi propia idea de discapacidad y el mundo de la sordera. Esta imposibilidad de comunicarme, me llevó a un viaje que me hizo pensar que la discapacidad o es compartida, o hay una discapacidad de nosotros los oyentes para entender a los sordos”.

Esto ocurrió hace cinco años. Esta confrontación personal lo animó a aventurarse en el largo e incierto camino de la creación documental. José Antonio habla con la seguridad y la sensibilidad de quien ha investigado a profundidad el tema del lenguaje. Su búsqueda lo llevó a la Universidad Gallaudet en Washington para sordos.

“Fue un shock ver que existía una universidad, una Institución de educación superior, ahí alimenté la idea de que los sordos son una cultura, si trascendemos la visión terapéutica y de rehabilitación, no son una comunidad de discapacitados, casi siempre concebidos como enfermos, son una cultura aglutinada alrededor de sus lenguas de señas”.

Este primer acercamiento con la cultura lo empujó a ampliar su mirada con lecturas de Oliver Sacks, Veo una voz, Harlan Lane, investigador destacado por sus estudios sobre el lenguaje, la cultura sorda y la lengua de los signos. Otros referentes para la construcción de la película los encontró en la lingüística, en estudios que trazan cercanía entre el lenguaje cinematográfico y la lengua de señas, características comunes que no tiene el cine con las lenguas orales.

“Yo empecé a trabajar con la comunidad de sordos en Pochutla-Oaxaca-, gracias al trabajo increíble que hace la organización Piña Palmera. Empecé por mostrarles películas silentes. En ese proceso les pregunté si se sentían identificados con esas historias y me dijeron que no… entonces a partir de ese ejercicio, ellos mismos fueron construyeron sus historias que en algunos casos, como el de Eric, el personaje principal, quien a través de la película, se asumió y salió del clóset”.

Música Ocular es una película que ha provocado reacciones encontradas y polémicas en el público que asiste a las funciones. Estoy convencida que la manera en que ha sido contada esta historia confrontará a más de uno, porque la película no es ni documental, ni ficción, sino un cruce de ambos territorios cinematográficos.

La historia decepcionará a quienes esperen un documental de denuncia sobre la exclusión y la discriminación de los sordos. Por el contrario esta película no solo dignifica el universo de los sordos, sino que además, se toma la libertad de mostrarlos, que no exponerlos, hilarantes, festivos y dispuestos a experimentar con su propio lenguaje. El resultado es una película irreverente que en voz de José Antonio muestra una visión emancipada de los sordos.

“En México, creo que hay muchas personas que viven su sordera sin tener la consciencia de ser sordos, digamos que no están emancipados, sino que viven en un entorno familiar en donde se vive como una tragedia y como una incomodidad. Es hasta que, se encuentran con asociaciones o agrupaciones que les permiten recuperar su identidad sorda. Porque la mayoría de las veces los calificativos para definir a los sordos son siempre paternalistas, los piensan como que son ingenuos, son inconscientes, son traviesos y esto obliga a las instituciones a dar una educación desde el poder, con una mirada paternalista, es decir, una actitud colonialista”.

A nadie escapará ni por un momento el diseño sonoro que acompaña Música Ocular. Tareke Ortiz y Samuel Larson hicieron un trabajo con destellos de genialidad. Nadie con sentido común dejaría de preguntarse porqué se descargó tal importancia a la música y el diseño sonoro para una película sobre y para sordos

“Cuando ya había decidido que fuera una película con escenas silentes construidas en su mayoría por las historias que construyeron los propios personaje, Tareke y Samuel me dijeron, ‘los sordos sí oyen’… además, después de hablar con una amiga experta, ella me explicó que el sonido no solo pasa por el oído. Un gran porcentaje de frecuencias las percibimos, las sentimos los sordos y oyentes, por la piel, el estomago, los pulmones, el cerebro, esas vibraciones que sentimos por muchos lados, ¡claro¡ En los sordos se intensifica. Fue así como decidimos hacer un diseño sonoro para oyentes y para sordos”.

Música ocular se presentó en el Festival de Cine de Morelia 2012. Desde entonces la mayoría de los festivales de cine documental han rechazado la película. Me siento desamparado, me dice José Antonio.

“Esta película me ha causado problemas por la indefinición de género, entre ficción y documental. Ya decidimos que no la vamos a inscribir a otro festival de documental, porque no la aceptan y no sé, porque quizá es muy mala, no importa. Ya me dijeron que para los documentalistas tradicionales resulta agresiva, porque es una película que transgrede la idea de documental, el canon, a mí me causa eso, una preocupación estilística de cómo insertar esta película en el mundo cinematográfico”.

José Antonio Cordera también fue director de La cuarta casa (2002), una introspección del mundo de la escritora Elena Guerra, Bajo Juárez (2006) en codirección con Alejandra Sánchez, es un apasionado del cine y de todas las posibilidades que el género da para experimentar con el lenguaje. Imposible realizar un trabajo de esta magnitud sin estudiar el lenguaje de señas. Cordero estudió un curso particular y después se lanzó durante dos años para continuar con su proceso de aprendizaje, mientras filmaba en la comunidad de Pochutla.

“La mayoría de la gente piensa, yo también lo pensaba, que el lenguaje de señas es como una prótesis, es decir, que hay un traslado tal cual del español como lengua oral a las señas, y eso es completamente falso. Es un universo completamente distinto, es una cultura, un universo autónomo, tal como hay otras culturas: mayas, mexicas, zapotecos, etcétera”.

Música Ocular está ya en cartelera comercial. Con solo cinco copias en algunos cines de la Ciudad, Cineteca Nacional, Sala José Revueltas (CCU), Cinemex, Plaza Loreto, Huayamilpas, Casa del Cine en el Centro Histórico. Esta película intentará convencer a los públicos que el cine documental mexicano sigue dando mucho de qué hablar por sus arriesgadas apuestas narrativas y de contenido.

Aquí el trailer

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