Frente a la fragilidad de la tecnología electrónica, proyectos como Labo buscan preservar la memoria fílmica en 35mm
Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- ¿De qué manera guarda su información familiar o de trabajo? YouTube y la nube son el repositorio de la memoria personal y de los archivos de trabajo debido a su practicidad, pero las plataformas son todo menos seguras. ¿De qué manera esta pregunta nos puede acercar al mundo del cine? La industria de entretenimiento más importante de esta era nació en soportes análogos y como todo, se ha mudado a soportes digitales. Sin embargo, en los últimos años ha habido un resurgimiento del 35mm. Por ello visitamos Labo, único laboratorio privado de América Latina que sigue trabajando con negativos, ahí nos recibe Erick Cardoso Espinoza, quien es director de tecnologías del lugar.
«Este es un laboratorio que se dedica a procesos fílmicos. Actualmente hacemos procesos desde recuperación de la información en set hasta convertirla en una película o una serie. Y aparte de esos procesos, enriquecemos contenido, hacemos doblaje y postproducción. Es cierto que en México existen otros laboratorios que trabajan en 35 mm, están en instituciones apoyadas por el estado como Cineteca Nacional, los Estudios Churubusco y la Filmoteca de la UNAM. En ese sentido, somos los únicos laboratorios privados que trabajan rollos de 35mm y damos servicio a quien nos lo solicite de cualquier parte del continente.»
¿Cuál es el valor del negativo?
Es un viaje en el tiempo. La fotografía impresa nace en soportes de vidrio con gel, después de eso a alguien se le ocurrió hacer un soporte flexible con base de nitrato, que es con lo que se hacen los explosivos, ya casi no existen películas de nitrato, la Filmoteca de la UNAM tiene algunas. Es un material inestable, por eso hace años se incendió la Cineteca Nacional, porque había material de nitrato que, en malas condiciones de conservación, explotó. Debes de equilibrar la temperatura y la humedad. Ahora la tecnología nos permite tener negativos de poliéster de mayor durabilidad y que son estables.
Digo que el negativo es viajar en el tiempo porque “detienes” el tiempo, ya que es el único soporte probado que ofrece mayor durabilidad, hoy podemos ver imágenes impresas en este material de hace 120 años.
¿El cine es para siempre?
La magia del cine es que puedes ver una película que vio tu padre en su infancia, y que a lo mejor tu abuelo también vio en su infancia. Y muchos de los recuerdos familiares vienen de cuando ibas al cine. Entre las virtudes de la tecnología actual está el que a través de las plataformas digitales te puedas “llevar” a casa una película que está en cartelera. Si lo piensas bien, el cine aún tiene esa magia.
Las personas a las que les damos el servicio nos dicen que el acetato, a diferencia del digital, te da una disciplina para filmar. Porque el film es finito, si no se cuida, si no se sabe aprovechar, malgastas el material y el presupuesto se eleva, por eso te da disciplina porque te obliga a trabajar en la menor cantidad de repeticiones. En formato digital, la capacidad de almacenaje es mayor, sólo depende de la capacidad de tu disco duro y de tu velocidad para borrar archivos de las tarjetas.
¿El negativo se ha vuelto exclusivo?
Se volvieron exclusivos porque se dejó de producir. Nosotros trabajamos con Kodak, una empresa del siglo XIX. Ellos dejaron de producir negativo porque la vorágine de la fotografía digital los acorraló, ahora ya vimos que la tecnología digital es muy práctica para ciertas cosas y muy débil para otras. Kodak sigue produciendo película, tiene sus plantas en EEUU, en Europa y Asia. Yo creo que no se van a generar volúmenes como antes, sin embargo, aquí en el laboratorio sí hemos visto un repunte de ventas y espacios para el soporte de 35mm. Como parte de las actividades que tenemos aquí en Labo es dar talleres, recorridos por los laboratorios, y las preguntas que siempre nos hacen son: ¡¿Existe todavía 35mm?! ¿No había ya desaparecido? Una de las cosas que más nos enorgullecen es que somos los únicos que trabajan el formato y que creemos que la tecnología análoga puede coexistir muy bien con el digital. Sí hay un costo más alto porque se dejaron de producir equipos, por ello mucha gente recicla materiales viejos, pero ya se están volviendo a fabricar los insumos y laboratorios de revelados necesarios.
Muchos directores de cine filman en digital pero sus materiales de archivo los tienen en negativo a través del proceso Data to film.
Sí. Hay varios formatos: 8, 16, 35 y 70mm. Nosotros trabajamos 8, 16 y 35mm. El 70mm es muy complicado de trabajar, es muy grande, es el IMAX. Los usan algunas personas como Quentin Tarantino o Christopher Nolan. Nosotros somos coproductores de la película Pájaros de verano (Cristina Gallego y Ciro Guerra, 2018) que compitió por el Óscar a Mejor película extranjera, contra Roma (Alfonso Cuarón, 2018). Pájaros de verano fue una coproducción de México, Colombia y Dinamarca. Todo el trabajo de 35mm lo hicimos aquí.
La distribución ya no se hace tanto en 35mm, este laboratorio llegó a generar 700 copias de películas como Titanic (James Cameron, 1997) para poder llegar a todas las salas de la República; también Harry Potter (Chris Columbus, 2001). Lo que se hace hoy es que los directores filman ya sea en 35mm o en 16mm, se hace todo el proceso de revelado, se digitaliza; sobre la copia digital la vuelven a trabajar, lo enriquecen, hacen mezcla de audio, hacen postproducción, le meten subtítulos. Y ya que está terminada hay algunos que dicen “regrésamela a 35mm” o ya con la textura de 35mm digitalizada, se la llevan al cine.
De quienes yo sé que aún trabajan en 35mm son Scorsese, Tarantino, Nolan. Emmanuel Lubezki es un hombre que sus primeros documentales fueron en 35mm y no ha dejado de filmar en ese formato. Y hay muchas producciones que mezclan cámaras digitales con cámaras analógicas.
El equipo con el que trabajan, ¿dónde está fabricado?
Estas máquinas vienen de Noruega, de un fabricante que transfería una cinta digital a acetato, es Data to film (del dato a la película). Esto sale de un proyecto sueco del Archivo General de Suecia, del Dr. Karl Magnus Drake, que generó la tecnología, la idea de guardar los bits en la película (con todas las implicaciones que eso tiene), reconstruir y hacer un medio de almacenamiento de la película. Ellos en Suecia no tenían ya esa tecnología porque ya se la habían acabado y por eso se capitaliza de Noruega, y ha hecho más accesible esta tecnología.
¿Qué otros trabajos hechos aquí te han entusiasmado?
Hemos recuperado películas del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Entre los procesos que hacemos aquí está la restauración del soporte físico, y una vez restaurado para montarse de nuevo en una máquina de proyección, se digitaliza y ahí se le da otro trabajo de restauración para preservar los rollos. También hemos trabajado con la Filmoteca de la UNAM y con la Cineteca Nacional, aquí restauramos La barraca (Roberto Gavaldón, 1945). Hemos trabajado con bibliotecas y archivos pequeños, para hacerles donaciones en donde puedan guardar sus archivos. Esta tecnología que tenemos aquí es hermosa porque preserva. Te permite llevar documentos y fotografías. Lo que tú me digas lo podemos llevar en esta película para que futuras generaciones lo puedan consultar.
¿YouTube es la memoria actual del mundo?
No. Es un aparador, es una repisa, pero no es la memoria del mundo. Ya pasó con MySpace y otras plataformas que irremediablemente han perdido su contenido, millones de archivos desaparecieron. El interés de estas plataforma digitales es tener el contenido accesible y disponible, no hay un interés por la memoria histórica. Yo conozco a gente que tienen en YouTube sus archivos de trabajo pensando que ahí van a estar protegidos, pero es dárselos a un tercero y persignarse para que nada malo vaya a sucederles. Creo que la mejor manera es hacer una selección del contenido que tú generas todos los días, que es lo que hacen los archivos y las bibliotecas. Hay contenidos que tienen diversos valores ya sea de tipo histórico, educativo, legal, artístico y cultural, etcétera… y otros que son contenidos simplemente inmediatos. Ya que lo seleccionaste, la digitalizas y haces una copia si deseas que quede para la posteridad.
La memoria oral ha sido muy importante desde los inicios de la humanidad hasta que en occidente aparecieron los manuscritos. Tanto Sócrates como otros filósofos previos no escribieron en papel justo por el valor que le daban a la memoria. Hoy sabemos de culturas antiguas del mundo por lo que registraron en piedras, barro, tiras de bambú y papel. Desde hace más de dos mil años los libros siguen siendo parte fundamental de los archivos, de la memoria y de la historia. Hoy la industria nos dice que lo mejor es lo digital.
Hay un rompimiento de cuando empieza la Revolución Industrial. Si tú vas a lugares como la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de la UNAM, el Archivo General de la Nación, puedes encontrar papel de trapo, que es un papel que lo puedes agarrar y está en perfectas condiciones. La Revolución Industrial generó que se pudiera tener más papel y el dio acceso a que hubiera más libros y bibliotecas llenas. Pero ese papel se deshace. Hay una teoría que empezó con la gran crisis de 1929, que habla de la “obsolescencia programada”. ¿Qué quiere decir esto? Que creamos cosas con una fecha prevista de caducidad para reemplazarlas. Si a esto le agregas que son pocos los países que se han preocupado por el resguardo de sus archivos, tenemos una brecha generada por la Revolución Industrial. Hay países que se han tomado muy en serio el resguardo de su información y de sus archivos. Hay países que sí se han preocupado en eso y otros, como el nuestro, que no. Los que se preocupan han desarrollado equipos especiales para eso y además han guardado la vieja tecnología para la reproducción de sistemas antiguos. Esa obsolescencia programada te lleva a cambiar tu celular cada 18 meses o cada vez que se rompa, porque está diseñado para que se rompa.
Te refieres al negativo como viajar en el tiempo, detenerlo en esa impronta a la que se referían los clásicos greco-latinos. También es historia.
Hay una frase que me gusta mucho de Milán Kundera en El libro de la risa y del olvido (1979), donde dice: “La lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”. Y parte de esa memoria que debemos cuidar está en los filmes, que es como conocemos la historia. La transmisión de la información está desde las pinturas rupestres de Francia o Baja California hasta el film.
De marcar la piedra a lo digital. ¿Cómo es ahora el guardar archivos?
El avance actual en las tecnologías de la información permite que no sólo puedas guardar información en soportes magnéticos: tu celular, las tarjetas de memoria, la nube, las cintas magnéticas. Hoy podemos imprimir información binaria, bit por bit, que es como usamos la información todos los días en una cinta de 35mm. Nos permite tener imágenes en un microfilm de alta definición que podemos imprimir en nanómetros, con una definición impresionante que nos permite recuperar la imagen a golpe de vista, pero también la podemos guardar en digital y guardar otras características que en microfilm no se guardaban. Puedes guardar colores, guardar los grosores del papel. Le llamamos metadatos, que son datos que describen otros datos.
Metadatos que describen cada imagen, que contextualizan cada imagen, para que no pase como con una pintura rupestre o una ruina arqueológica, que hoy interpretamos lo que significan. El nivel de avance que tenemos podemos guardar el significado de la información en un soporte que tiene la durabilidad del cine.
Hay películas que hoy podemos ver del cine mudo que se filmaron hace 120 o 130 años, y esta película con las características químicas que tiene te puede durar hasta 300 años. Y puedes almacenarlo en una repisa donde guardas papel. No tiene un proceso de degradación ya revelada. Ahora yo la manipulo con las manos, debes de tener una manipulación especial como con la película de cine. Pero es todo lo que requieres, con una fuente de luz puedes recuperar la información.
¿De qué manera el negativo sirve para preservar archivos?
Hubo un proyecto muy bonito que hizo una empresa noruega, Labo colaboró con un dos rollos que se llevaron al Polo Norte al Banco Mundial de Semillas. Hasta allá llevaron una serie de documentos sobre el centenario de la Constitución de 1917. Entre los archivos hubo códices, constituciones, edictos reales, cartas, el Acta de Independencia, los Sentimientos de la Nación, documentos de la Reforma, cartas del Imperio Austro-Húngaro con Maximiliano de Habsburgo, etcétera. Todo eso se digitalizó, se mandó aquí al laboratorio. Se estabilizó en un formato. Se concentró. Se le agregaron sus metadatos para saber qué se estaban llevando y se puso en un rollo que se depositó en el Polo Norte.
Así que hay dos copias en México y una más en el banco de semillas, puede haber un terremoto o una inundación y hay un lugar en donde podemos recuperar la información.
Hoy no reflexionamos en esto, la fotografía y luego el cine, permitió que gente no rica pudiera ser registrada y tener una conciencia de su historia personal, como no había pasado antes en la historia ¿De qué manera esto que me cuentas, que fusiona a las tecnologías digital y análoga, puede además reflejarse en la vida de las personas?
Estamos en conversaciones para poder generar tecnología, nosotros le llamamos tener “la Nube en Tierra”. Que de la Nube, podemos mandar a una cinta en donde tengas tus documentos personales, y que puedas tener tu historia propia. Con lo que pasó durante los sismos de 2017, muchas personas no podían acceder a beneficios sociales porque no tenían ningún documento que validara quiénes eran, y lo demás estaba en su casa. Y si tú tuvieras una cinta como esta con todos tus documentos, tendrías una segunda oportunidad para recuperar tu identidad. Porque la tecnología electrónica, aunque nos dé mucho dinamismo, para la retención a largo plazo es muy, muy frágil.
El video de los documentos resguardados en el Archivo Mundial del Ártico, lo puedes ver aquí:
https://labo.com.mx/articulo.php?id=piql_2017_01_mx