Gael García, Leidi Gutiérrez y Benny Emmanuel hablan sobre esta cinta que se estrena este fin de semana en cines del país
Ciudad de México (N22/Julio López).-La pobreza espiritual y amorosa, dice Gael García, es lo que mueve a “Cagalera” y a “Moloteco”, en Chicuarotes. Palabra referente del pueblo de San Gregorio Atlapulco que significa chile, terco o necio. Y es justo esta palabra la que nos sitúa en el espacio donde se desarrolla esta historia que el 27 de junio llega a salas de cine del país. Cinta con la que Gael García Bernal vuelve como director; historia que mira la pobreza y la negación de futuro a una juventud sin posibilidades, a una juventud castigada y criminalizada en un país invadido por la violencia.
GAEL GARCÍA BERNAL
Ha sido un camino corto para esta película, es decir, estuvo hace muy poquito en el Festival de Cine de Cannes y está a nada de que se estrene, que tenga contacto con el público. Digamos, ese camino de festivales que a veces se acostumbra con este tipo de películas fue más pequeño.
No tanto más pequeño, más bien fue todo con un sentido para aprovechar los festivales justamente, que el festival sea la catapulta para la película. Más bien lo contrario sería lo equivocado, de esas películas que se estrenó en tal festival y un año después se estrena en las salas, que es lo que a veces pasa y se desaprovecha mucho momentum.
La película va a seguir en varios festivales alrededor del mundo, por suerte, y se va a estrenar en otras partes del mundo que también, cosa que me tiene muy orgulloso y contento, porque hoy en día es muy difícil que las películas se estrenen en las salas y esta película se va a estrenar en varios lugares. Hay varios lugares a punto de estar confirmados. Y feliz de ver qué genera, esa cosa que me gusta de la película, que no te deja indiferente.
Esta película empieza en la Ciudad de México y luego se va un poco hacia la periferia, a Xochimilco, se desarrolla poquito después del 2017, todavía se ven los estragos del terremoto que justamente sacudió zonas como la de San Gregorio. Hay un tema central en esta historia que podría ser, a lo mejor, de los más llamativos o de los que podrían generar cierta polémica, que es un poco la criminalización de la pobreza, donde estos dos personajes ante la imposibilidad de ver un futuro, deciden delinquir.
Esa creo que es más bien la narrativa que ellos aprovechan para hacer las cosas que hacen, porque en realidad no son pobres y queríamos hacer ese énfasis en la película. San Gregorio no es un pueblo pobre en lo absoluto. La casa del “Cagalera” está llena de cosas materiales, más bien lo que viven es una pobreza amorosa, espiritual.
Lo que queríamos jugar con la película era establecer con estas narrativas impuestas, heredadas, de que la pobreza es de lo que hay que salir, hay que salir del lugar, este lugar está podrido, hay que irnos a otro lado, y ¿cómo se puede salir? Pues comprando el boleto del dinero. ¿Y cómo se obtiene?, pues a través de la criminalidad, de secuestrar a alguien. Esa es una verdad. Esa narrativa está impuesta, existe.
Ahora, esa es una fábula, completamente, es una fábula y lo que queríamos hacer es ir más allá con la película, queríamos ahondar muchísimo más lejos de todo esto justo para ver las consecuencias de las decisiones que toman ellos en torno a estas narrativas impuestas y cómo surgen nuevos puntos de vista paralelos a la vida de ellos, sobre todo de las mujeres y en específico de una niña, que es de responsabilidad de libertad, de futuro, de luchar contra la desesperanza que ella también vive. Esa desesperanza juvenil es universal, es muy difícil, es muy duro, pero es algo que no es exclusivo ni de la pobreza en lo absoluto, es una realidad en el mundo. Le preguntas a los jóvenes y realmente parece que el futuro es más corto y menos promisorio.
Son más bien los tabúes y las narrativas heredadas lo que justifica lo que ellos hacen, pero no es en realidad lo que les está pasando.
¿Crees que se vive una desesperanza cultural y social?
Sí, creo que en los jóvenes sobre todo. Hay una desesperanza basada en fundamentos y en argumentos reales de la ciencia, la emergencia climática que vivimos definitivamente está ahí a la vuelta de la esquina. Hay una sensación de un futuro robado. Pero hay también una sensación de una desesperanza de que no hay narrativas de gobierno que elaboren una perspectiva más amplia, más tranquila, menos extrema, más armónica y que busque una solución de una vez por todas a problemas que nos vienen aquejando y que vienen empeorándose como la espiral de la violencia que vivimos directamente.
Para eso existe la cultura, para hablar de estas cosas, justamente. Estos temas no los puede hablar la política. Este tema lo sublima el arte, de alguna manera, por eso es bien importante seguir teniendo una actividad cultural fuerte y sonante porque si no, no habrá espacio para hablar de esto.
LEIDI GUTIÉRREZ Y BENNY EMMANUEL
¿Cómo fue dar vida a este personaje tomando en cuenta que refleja un poco lo que vive gran parte de la población de nuestro país, adolescentes que no tienen oportunidades y que deciden delinquir?
Benny Emmanuel: Creo que todos los humanos estamos en una búsqueda constante, en este caso específico del personaje que es Cagalera, su necesidad, así, férrea, es salir del lugar donde vive y cambiar su realidad de manera inmediata. Al hacerlo toma muy malas decisiones y todas las malas decisiones tienen consecuencias fatales.
Uno de los retos para mí como actor fue comprender por qué hacía el “Cagalera” todo lo que hacía, empatizar con él, porque si logras empatizar con el personaje no justificas absolutamente nada de lo que hace pero sí entiendes el por qué: por un entorno social oscuro, que es por falta de amor. Y justo, es un reflejo de muchas personas no sólo de México, yo creo que en cualquier parte del mundo hay personas que buscan cambiar su realidad de manera repentina y obtienen consecuencias fatales llevándose a muchas personas en el camino que es parte de por lo que creo no crecemos a veces como sociedad, como delinquir.
En tu caso (Leidi) el personaje es un poco diferente porque ella no tuvo oportunidad de estudiar o de salir adelante y termina también un poco estancada, que también es una realidad que le pasa a un montón de chavitas en nuestro país.
Leidy Gutiérrez: Igual de alguna forma se ve que a diferencia de los dos personajes, de “Cagalera” y de “Moloteco”, está trabajando, le ayuda a su papá, siento que por ahí va el hecho de que no haya estudiado, que no haya seguido por ayudar a su familia, pero se nota que tiene un caminito trazado que si ella quiere puede seguirlo. Un poco más normal. No vivir todas esas cosas que viven por seguir a “Cagalera”. Pero creo que es un personaje con el que también mucha gente se va a identificar.
Hay dos temas muy interesantes, uno justamente es la desigualdad social que se vive en el país y el otro que yo creo que a muchísimas personas les ha pasado por la mente es tomar la justicia por su propia mano, ¿qué piensan acerca de eso?
Benny Emmanuel: Creo que todo deriva, en general, de una falta de empatía. Creo que los humanos no somos tan empáticos y eso tiene muchas consecuencias como que cada quien en su arista laboral o en su vida día a día, no pensamos en el otro y eso genera muchas cosas negativas como humanos, como sociedad, porque la justicia a veces ve por su propio lado, la negligencia. Como humanos también no nos ponemos en los pies del otro y eso no nos va a yudar jamás a crecer o a evolucionar o a mejorar, porque nunca pensamos en los demás.