Una de las últimas películas en las que se le vio en pantalla es La casa de Jack, en el papel de Virgilio; es reconocido por su interpretación de Hitler en La caída
Ciudad México (N22/Redacción).- Recordado por su papel de ángel en Las alas del deseo (1987) y su interpretación de Adolf Hitler en La caída (2005), Bruno Ganz, nacido en Seebach, Suiza, en 1941 murió la mañana de este sábado a los 77 años de edad. Patricia Baumhauer, su agente, lo confirmó a la agencia AFP: “tenía un cáncer”, dijo.
Poseedor de un abanico de matices interpretativos, Ganz es considerado uno de los actores más importantes de lengua germana tanto en cine como en teatro. Hijo de un mecánico suizo y de madre italiana, “vivíamos en la periferia, mi padre sólo se interesaba por la cosas técnicas”, señaló el actor en una entrevista con Le Monde en 2012, razón por la cual señaló llegó tarde al teatro.
En 1970, se convirtió en miembro fundador de la Schaubühne, el nuevo teatro berlinés que aspiraba a romper con las normas vigentes en el teatro europeo. Seis años después tuvo que renunciar a ella para realizar su primer trabajo en el cine a lado de wim Wender, El amigo americano, luego El cielo sobre Berlín y Tan lejos, tan cerca.
Trabajó también con Werner Herzog (Nosferatu, el vampiro de la noche) y Volker Schlöndorff (Círculo de engaño). En 1978 participó en Los niños del Brasil, sobre los experimentos de Mengele; con Francis Ford Coppola (El hombre sin edad), Jonathan Demme (El mensajero del miedo), Stephen Daldry (El lector), Ridley Scott (El consejero) o Atom Egoyan (Remember); Theo Angelopoulos en La eternidad y un día, o de Jaime Chávarri, con quien rodó El río de oro. Actor incansable e insaciable, en los últimos años su actividad no se detuvo, hizo de viejo hippy en la reciente The Party, de Sally Potter; participó en Heidi, una producción familiar suiza; interpretó a Sigmund Freud en la aún inédita The Tobacconist, además de participar en lo nuevo de Terrence Malick, Radegund. Lo último que llegó a México de Ganz es La casa de Jack, de Lars von Trier, donde ejerce de voz de la conciencia, una especie de Virgilio.