ZONA MACO, 16 años promoviendo el coleccionismo y el arte en México

¿Cuál es la relevancia de una feria como MACO y cuáles son sus aportaciones a la escena del arte en México luego de 16 años en activo?

 

Ciudad de México (N22/Ana León).- “ZONA MACO surge hace 16 años como una iniciativa para incentivar el coleccionismo a nivel internacional, pero desde México, y solidificar el coleccionismo de particulares mexicanos”, nos dice Tania Ragasol, directora artística de la feria por segundo año consecutivo. En el inicio de esta “eran menos galerías de las que tenemos ahorita, que son más de 180, y digamos que el público para el cual fue pensada eran posibles coleccionistas. También iban especialistas en el mundo del arte contemporáneo en México: directores de museos, curadores, editores de arte, etcétera. Con los años lo que he visto, porque he seguido la feria desde sus inicios, del otro lado -antes trabajó en museos como el MAM, el Tamayo y el MACG- es que se ha convertido en una plataforma que por supuesto sigue teniendo como eje incentivar el coleccionismo, pero se ha convertido también en una plataforma para que sucedan todo tipo de intercambios, flujos, posibilidades de colaboraciones, y también como un espacio donde el público en general interesado en arte, e incluso familias que antes no se veían tanto, pueden ir y saber qué es eso del arte contemporáneo, qué es el diseño, qué es el arte moderno, entender incluso cómo funciona una feria. Las ferias existen en muchas partes del mundo y tenemos una a nivel internacional en la Ciudad de México.”

“Y realmente lo que creo que ha implicado para la escena del arte contemporáneo es, desde sus inicios, ha ido consolidándose esta semana que se le llama ZONA MACO Week o Semana del Arte. Es una semana donde ocurren cosas que posibilita esta plataforma o abre brecha en el sentido de que vienen coleccionistas extranjeros, directores de museos.” En esta semana además de que las galerías abren sus puertas el fin de semana completo, preparan exposiciones en específico para estos días y se realizan dos eventos más: la Feria de Arte Material, que al igual que MACO trae galerías nacionales e internacionales en un formato que ellos denominan “boutique” y Salón Acme, que reúne un nutrido grupo de artistas sin representación de galerías.

“Desde hace 16 años empezó a pasar esto y a la par con los años, no solamente en esa semana, se fueron incluso abriendo muchas otras posibilidades de labor profesional en el mundo del arte contemporáneo que hace 16 años no existían. No es que eso lo haya logrado necesariamente ZsONA MACO, pero sí creo que definitivamente tuvo mucho que ver cómo se ha reconfigurado la escena actual trabajando desde hace muchos años.”

¿Cómo caracterizarías a esta escena de arte contemporáneo en México?

Es muy rica. Cuando yo estudiaba historia del arte en los noventa, en la carrera era muy difícil que llegáramos al arte contemporáneo, generalmente nos quedábamos en arte moderno si bien nos iba. La cantidad de oferta que hay hoy en día es espectacular. Se trata de galerías, escuelas, sitios para ir a profesionalizarse en el mundo del arte seas curador, artista, museógrafo, editor, la oferta ha crecido muchísimo y creo que eso tiene que ver con una madurez, pero también con un despertar de lo que se puede hacer desde el arte contemporáneo.

Suceden al mismo tiempo ZONA MACO Arte Contemporáneo y Diseño, y siempre ha estado la pregunta de si el diseño es arte y ustedes los ponen a convivir en un mismo espacio, ¿qué piensan al respecto?

Son dos ferias, Cecilia León de la Barra es la directora de ZONA MACO Diseño y sí, por supuesto que conviven. En realidad la gente que compra arte contemporáneo también compra diseño. Hay muchas propuestas de diseño que cruzan ciertos límites con el arte contemporáneo o artista contemporáneos que muchas veces trabajan con situaciones cercanas al diseño y a la historia del diseño. El que convivan estas dos ferias para nosotros es natural. Un coleccionista que colecciona arte también puede coleccionar muebles, pero incluso parejas jóvenes o personas que quieren empezar a coleccionar y empiezan a ir a las ferias y a ver por dónde, también pueden ver cómo convive la obra de arte con el diseño.

Nos parece algo orgánico, que viene al caso porque el diseño y el arte conviven, se confunden, a veces generan polémica, controversia, pero es algo que no nos parece descabellado.

Has mencionado en varias ocasiones que es importante fomentar el coleccionismo, y aunque parece una pregunta obvia, ¿por qué es importante?

Para nada me parece obvia. El coleccionismo no sólo genera riqueza, me refiero cultural, a cualquier país, a un museo… Cuando hablamos de coleccionismo uno piensa en coleccionistas privados y es verdad, y que bueno que existan y que abran sus colecciones, porque estas personas que compran arte se dedican no solamente a disfrutarlo sino también a conservarlo, investigarlo, invitar a curadores a que lo lean de ciertas maneras y, además, muchos también hacen préstamos a museos. Eso es una labor importantísima.

Pero también están las colecciones institucionales. El fomento al coleccionismo institucional era casi nulo cuando yo trabajaba en museos, no había estos incentivos. Hoy podemos ver que los museos ya empiezan a retomar dentro de sus planteamientos el coleccionismo, el aumentar sus acervos con una lógica curatorial.

Incluso como particular y como para empezar una colección, por qué no hacerlo con cierta ayuda o guía de una feria como ZsONa MACO. Lo que tienes ahí es un panorama, una oferta súper variada con galerías y artistas con una trayectoria larguísima, pero también tienes galerías que llevan menos años con propuestas más frescas, emergentes, diseño; luego tienes arte moderno y entras a un espacio que no es un museo y justo es el lugar donde se vale ir a preguntar cuánto cuestan las cosas.

Sí es incentivar el coleccionismo por amor y darle importancia a la cultura, saber qué implican estos acervos, pero por un gusto también, y saber que lo que estás comprando ahí tiene una validación y que tiene su lugar dentro de la historia del arte.

En esta oferta que ustedes despliegan con alrededor de 180 galerías, ¿qué tipo de arte les interesa exhibir, hay alguna especie de declaración de principios con esta selección?

Sí y no. Más que declaración de principios, tenemos unas zonas de la feria que sí son curadas: Nuevas Propuestas, curada por José Esparza, y tenemos Sur que es curada por Kiki (Massucchelli), en este sentido pues sí hay una declaración de intenciones, sí hay un ojo curatorial, una intención curatorial. En el caso de Kiki, que es la segunda vez que cura esta sección, tiene que ver con lo performativo. El año pasado se abocó a estudiar la materialidad en la producción de arte contemporáneo y este año a prácticas de artistas que incluyen lo performativo como parte de su proceso; no necesariamente son performance lo que vas a ver en esa sección, pero sí son obras artísticas que como parte de su proceso incluyen prácticas performativas, entonces eso ya es una declaración de principios en el sentido de lo que quiso investigar el curador. En el caso de José en Nuevas Propuestas, tenemos un ojo que está buscando cuestionar a qué nos referimos con “nuevo”, hablar de lo nuevo como algo que rompe estructuras o que es imaginativo, ¿qué implica lo nuevo? Entonces en esto sí hay una declaración de principios.

En la sección general y de arte moderno, nosotros trabajamos con galerías, no con artistas, entonces las galerías hacen el proceso de aplicación. Yo me reúno con el comité de contemporáneo y de moderno, pero son los comités los que deciden quién entra a la feria. Por supuesto, hay algunos criterios de selección, por ejemplo, para arte contemporáneo debe ser obra reciente y de arte moderno de 1960 para abajo. No es tanto una declaración de principios, sino ciertos criterios de selección y de calidad más que ver con la obra en sí, porque eso es decisión de la galería, los contenidos y lo que representan, lo que revisa el comité es un poco esta oferta variada y de calidad, además de mantener un balance. Aquí, mi trabajo como directora artística es ver cómo todas las secciones de algún modo son coherentes en su propio espacio con el resto de la feria.

Luego tenemos diseño, que tiene a su directora, Ceci, que también tiene aplicaciones, pero también ella hace invitaciones directas, yo por ejemplo no hago. Pero también lo que estamos tratando de fortalecer es la presencia del diseño hecho en México.

La verdadera declaración de intenciones es lo que cada galería quiere llevar a nuestra feria.

En este hablar de las obras y de la convivencia entre las obras y artistas, ¿cómo entiendes la relación entre autor, gestor y consumidor dentro de la feria?

Autor, son los creadores, los artistas o los diseñadores. Gestores, pues habemos muchos porque de algún modo mi trabajo tiene que ver con gestión, el trabajo de la feria tiene que ver con gestión, los galeristas también son gestores, de alguna manera, los directores de museos que van la feria también son gestores, los directores de ciertas instituciones de gobierno que también van a la feria también lo son. Digamos que en la feria conviven todas estas figuras del circuito del mundo del arte de una manera particular. Y los consumidores, bueno, el consumidor obvio de una feria es el coleccionista que va a comprar obra, pero también están los curadores que quizá si van representando a algún museo van a comprar obra para un acervo o a lo mejor van buscando ver qué se está haciendo, encontrar ciertas claves, ciertos nombres o ciertos discursos que se están trabajando para incluirlos en una curaduría.

Luego también tienes a estas familias que van los domingos a consumir y a lo mejor no compran ni arte ni diseño, pero están consumiendo información y consumiendo conocimiento, quiero pensar. Tenemos un programa de conferencias y siento que es otra manera de consumir en la feria. También están los consumidores que van a comprar libros, relacionados con diseño, arte, arquitectura, todo lo que tenga que ver con la cultura contemporánea.

Hablando de la economía del arte, ¿de qué depende el valor de una obra?

Tiene que ver con, por supuesto, el trabajo, siempre volteó primero al trabajo del artista. Hay detrás de una obra de arte infinidad de variables que tienen que ver con el momento, el motivo, la historia propia de esa pieza, el recorrido del propio artista, el momento en el que está, la historia misma de la galería, a veces, de cómo adquirió la obra y el por qué, cuestiones de mercado global que no necesariamente tienen que ver con el arte contemporáneo sino con todo lo otro. También inciden en los precios de una obra los materiales que se utilizan, los procesos qué tan complicados o no complicados. Creo que es difícil establecer una cosa específica que marque lo que debe de costar.

Pensando justo en el contexto de la obra y su valor, siempre se ha dado una relación entre arte y teatralidad, desde Beuys encerrado en una galería con un coyote, hasta esto último de Banksy cuya obra se autodestruyó una vez que fue vendida y su precio se triplicó, ¿cómo entender estos gestos?

Es que ahí también depende con qué ojos veas todo esto. Hay ojos especializados que pueden intuir, desde que esto está empezando a pasar, que se iba a triplicar y están los ojos para las cuales esto es una sorpresa. También me parece increíble lo que aportan a la historia del arte, yo estudié historia del arte. Todo este tipo de sucesos o de propuestas, para mí van haciendo historia y van marcando probablemente, y a lo mejor en ese momento no nos damos cuenta, la historia, las vueltas que puede dar o lo que puede detonar un gesto.

 

ZONA MACO 2019

6-10 de febrero

Centro Citybanamex

 

Imagen: Tania Ragasol / © Ireli Vázquez