Como parte de las actividades del Festival del Centro Histórico, se realiza un recorrido por el primer barrio judío y la primera sinagoga de esta ciudad que alguna vez fue Nueva España
Por Huemanzin Rodríguez
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Distrito Federal, 18/03/14 (N22).-
Sobre la calle de Justo Sierra, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, al pasar el Antiguo Colegio de San Ildefonso está La plaza de La Soledad, que debe su nombre al Templo de La Soledad, obra de Manuel Tolsá; en esta zona es donde se estableció la más grande migración judía formal que llegó a México al final de la primera década del siglo XX. El Festival del Centro Histórico tiene entre sus actividades de 2014, un recorrido por el barrio para conocer parte de historia de los judíos en el país.
Estos recorridos estarán dirigidos por Mónica Unikel-Fasja, directora de la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 quien dijo a AgenciaN22 que cuando llegaron los judíos a «la zona de La Merced, habitaron vecindades de otros vecinos que no eran judíos, y empezando así esta adaptación, esta integración al país».
Mónica Unikel es la autora del libro Sinagogas de México, que a través del registro histórico de los templos invita a conocer cómo vivían aquí los primeros judíos de hace 100 años. «Los judíos vivían por acá y justamente en esta calle se establecieron un montón de comercios judíos, había tiendas de abarrotes, había carnicerías, panaderías, lugares que tenían algo que ver para la transmisión de la tradición judía».
Los países de los que vinieron los judíos a México en el siglo XX eran muy diversos, al principio arribaron de Turquía, Grecia, Siria; poco después de Rusia, Lituania, Polonia y Europa del este. Como en los años 20 la comunidad ya era grande, decidieron fundar la primera sinagoga, ésta que vemos aquí en la calle de Justo Sierra fue construida en 1923, aún está en actividades, pero los judíos que se reúnen aquí siguen la tradición sefaradi, que son en su mayoría originarios del extinto Imperio Otomano. Por ello, años más tarde, en la década de los 40, a unos cuantos metros fue construida otra sinagoga para todos los judíos askenazi, que son los de origen europeo.
«La sinagoga se utilizó desde su inauguración en 1941 hasta los años 60 en que la mayoría de la presencia judía se movió a otras colonias. Los judíos que crearon esta sinagoga venían de Polonia, de Rusia, de Lituania; hablaban yiddish, y los que hablaban yiddish se cambiaron a colonias como la Condesa y la Hipódromo, sobre todo».
Después de la década de 1960, la sinagoga askenazi cayó en desuso y quedó abandonada hasta que en 2010 es remodelada. Hoy la planta baja del edificio es un centro cultural y social. En la planta alta se restauró la sinagoga, donde se custodia el Arca Sagrada. Completa luce La Tebá, que es una especie de podio desde donde se lee La Torá. La parte delantera de la construcción se va a convertir a partir del miércoles en el Estudio 71, un espacio para el arte contemporáneo, donde 11 artistas intervendrán el espacio abandonado a partir del tema de la memoria, el proceso creativo de la intervención durará seis meses.
«Hace poco empezó la recuperación del Centro Histórico, y gracias a estos esfuerzos que son visibles, que son reales, la comunidad empezó a valorar la posibilidad de restaurar la sinagoga, aunque los judíos no vivan acá», finalizó Mónica Unikel.
El recorrido por las calles también recuerda el pasado previo a las sinagogas, por ejemplo, de manera irónica la primera casa que se usó para el culto y la vida social judía estaba aquí, en el número 3 de la callé Jesús María. Hoy desde afuera, es difícil pensar que también aquí estuvo la primera escuela judía y que el lugar donde muchas familias encontraron un punto común en un país nuevo, que según la correspondencia del tiempo, los recibió con los brazos abiertos, el mismo territorio donde siglos antes, habían sido perseguidos.
Imagen http://bit.ly/1j20Vb3
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