La soledad, la solidaridad y el amor a los animales construyen la ópera prima del director Ehécatl García
Ciudad de México (N22/Julio López).- La amistad, la solidaridad, pero sobre todo la soledad son los temas que permean la ópera prima del director Ehécatl García, Cría puercos.
Sobre ésta, el actor Baltimore Beltrán comenta “a mí me gustó mucho formar parte de esta historia porque habla de un fenómeno que estamos viviendo, que es cómo se descomponen las familias por el tema migratorio y cómo es que las nuevas leyes migratorias impiden que, justamente, las familias se encuentren.”
La historia se desarrolla en un pequeño poblado en medio de la sierra de Puebla. Esmeralda intenta sobrellevar la muerte de su esposo en silencio y soledad pues su único hijo vive en Estados Unidos. Sus amigas tratan de animarla con comida, pero la tristeza no se va hasta que llega «La Cuina», una puerquita a la que decide cuidar y entregar todo el amor que aún tiene para dar.
“Es una lección de vida”, dice la actriz Concepción Márquez, “una enseñanza muy profunda, una lección muy fuerte que le permite a Esmeralda llegar a ella misma y encontrar sentido a su vida y a la amistad.” Para la también actriz, Clementina Guadarrama, “la cuestión de la amistad, el amor y la solidaridad es fundamental en esta historia.”
Al ser un personaje árido, sin demasiados matices, la comida se vuelve un elemento esencial para descifrar los estado de ánimo y su forma de demostrar su amor por los demás. Al respecto, Ehécatl García comenta: “es siempre padre manejarlo en las películas, aunque de entrada la premisa nunca fue mostrar la comida como de comercial, sino mostrarla más bien como es, intentado darle un sentido de que hay cariño cuando se hace.”
Cría puercos es una historia sencilla y entrañable que sin ser aleccionadora nos muestra lo poco agradecidos que a veces podemos ser con nuestros seres queridos.