[et_pb_section bb_built=»1″][et_pb_row][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»3.0.106″ background_layout=»light»]
El diseño evoca la modernidad mexicana neoplástica y a maestros como Barragán y Legorreta
[/et_pb_text][et_pb_text _builder_version=»3.0.106″ /][et_pb_gallery _builder_version=»3.0.106″ show_title_and_caption=»on» show_pagination=»on» gallery_ids=»34121,34123,34124,34125,34126,34129″ fullwidth=»on» orientation=»landscape» zoom_icon_color=»#1580f6″ hover_overlay_color=»rgba(255,255,255,0.9)» background_layout=»light» pagination_font_size_tablet=»51″ pagination_line_height_tablet=»2″ /][et_pb_text _builder_version=»3.0.106″ background_layout=»light» text_font=»Georgia||||||||» text_font_size=»16px» text_text_color=»#000000″ text_line_height=»1.6em»]
Ciudad de México (N22/Redacción).- La casa Tec 205, diseñada por el grupo inmobiliario Moneo Brock Studio, llevó la arquitectura a otro nivel. Situada al sur de Monterrey, Nuevo León, la casa fue construida en un paisaje urbano dominado por el perfil de la Sierra Madre, donde su principal característica es un solar definido por la presencia de cuatro árboles de gran porte y belleza.
La arquitectura envuelve, enmarca y realza estos árboles, donde cada una de las estancias de la casa se extiende en un espacio exterior que le corresponde y le amplía, un jardín, un patio, una terraza, aportando a cada espacio interior un paisajismo diferente, un carácter único y una luz individual.
Los espacios de la casa quedan delimitados y enmarcados por unos muros que se desligan y flotan y cuyo cometido es esconder y desdibujar la volumetría exterior de la casa. Los muros se extienden hasta el jardín donde los huecos que las perforan ayudan a observarlos como elementos independientes.
Protagonistas del proyecto, y teñidos con colores brillantes, estos muros no sólo evocan la modernidad neoplasticista, sino que aluden también a la tradición del uso del color en la arquitectura mexicana, desde la construcción vernácula hasta maestros como Barragán y Legorreta. En el interior, el color sigue siendo el protagonista, aunque también se hayan empleado papeles pintados cuyos atractivos patrones geométricos resuenan con los de las baldosas mexicanas colocadas en el suelo.
La casa
La casa se organiza en tres niveles, accediendo por el piso intermedio, quedando el piso bajo a cota del jardín, pero parcialmente enterrado. Aquí se encuentran los dormitorios, aprovechando la inercia térmica de la tierra, aportando frescura y ahorrando energía. También se potencia el uso de ventilación natural, orientando los huecos para favorecer la entrada de aire fresco y evacuación de aire caliente. Estas medidas forman parte de las estrategias sostenibles de la casa, que buscan reducir su impacto medioambiental.
La cubierta se concibe como un gran cuarto exterior, delimitado por muros y ventanas que enmarcan las fantásticas vistas de los cerros regiomontanos. Este es el espacio principal de entretenimiento, accesible desde la entrada de la parcela con una escalera exterior independiente.
En el interior el color es el protagonista. El pigmento de cada muro permanece dentro de la casa, reconociendo aún más su autonomía y definiendo el carácter de cada estancia. En algunas estancias se emplearon papeles pintados con murales vibrantes que aportan color y diseño y, en otras, baldosas mexicanas con patrones geométricos y colores vivos.
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]