«No creo que el arte pueda ser el fundamento de la civilización»: Claudio Magris

  • La virtud que más me interesa es justamente el sentido del respeto, que es la base y la premisa de todas las demás. Se puede en momentos de lucha golpear a alguien, pero aún cuando se golpea duramente no se puede hacer a un lado el respeto. 

Por Daniel Rodríguez Barrón
Por lo pronto diría que la política no está para
decepcionarse o ilusionarse. Son los problemas de todos y
por lo tanto también los míos, porque la política es la vida de la comunidad, de
la polis; significa el trabajo,
significa la libertad, significa la asistencia pública, significa ser curado si
uno se enferma.
Así piensa Claudio Magris, quien pertenece a esa clase de intelectuales que
parecen ya extintos debido a su titánica capacidad para saberlo todo. Su obra
incluye ensayo, teatro, relato y novela. Además, a pesar de de que tanto en
Europa como en Latinoamérica, la política está a la baja, él no se decepciona:

Se puede estar
ofendido, enojado por la mala política, se puede estar, como estoy yo, muy
preocupado por el desinterés por la política, mucha gente lo está
. Y este
desinterés es completamente absurdo, porque no es desinteresarse por los demás,
es desinteresarse de nosotros mismos, porque el mundo es una misma realidad. Por lo tanto, si yo no tengo interés por algo que ocurriese en un país vecino
sería como si no me interesara en el techo de mi casa.
Por ejemplo –continúo-  una personalidad literaria que se dedicó a la
política y después de declaró decepcionado, ¡como si la política estuviese para darle alegría a su alma noble y
sensible de mariposa! Toda la vida está ahí
. Ahora bien, uno puede amar el
mecanismo de la política o no estar hecho para la política. Yo fui miembro del
Parlamento, fue muy agotador para mí, porque no estoy hecho para representar. Era una actividad en contra de mi forma de ser, que hice como un deber pero con
gran infelicidad, como si tuviera que pelear en la guerra para defenderme de
una masacre, lo haría pero no por voluntad.
Por otra parte, en cuanto a su obra, ésta rescata muchos elementos como el río,
la amistad, el amor, al punto que parece reconocerlos como algo sagrado.

Tengo un sentido profundo de la
sacralidad de las cosas, de los gestos de la figura humana, del cuerpo, del
trabajo. Creo que hay algo ahí de sagrado que no tiene que ver con los
momentos místicos o las exaltaciones (detesto las exaltaciones) sino con todos
los seres humanos y por ello merece respeto. La virtud que más me interesa es justamente el sentido del respeto, que
es la base y la premisa de todas las demás.
Se puede en momentos de lucha
golpear a alguien, pero aún cuando se golpea duramente no se puede hacer a un
lado el respeto. 

Ludwig Wittgenstein señaló que hay escritores que escriben con la mano y otros
con la cabeza, es decir unos con el genio y otros con la razón. Magris no se
decanta por ninguno.

Es muy difícil porque en literatura se pueden tener amores contradictorios, se
pueden amar a las mujeres rubias y a las morenas, sin tener que elegir entre
unas u otras, como dice una famosa y vieja canción italiana. 

Entonces, esta
definición, que no es mía sino justamente de (Ludwig) Wittgenstein, forma
parte de los autores que escriben con un fuerza instintiva, que casi no pasa
por la conciencia intelectual, como (Isaac Bashevis) Singer, quien ha escrito
algunos de los cuentos más bellos de la literatura universal, casi sin darse
cuenta. 
Una vez le dije, yo era amigo de Singer: «Yo entiendo sus cuentos mejor
que usted, tal vez yo sea más inteligente, pero usted es un genio”.
Usted ha dicho que los
griegos tuvieron una grave crisis de identidad en el siglo V a.c. Y que los
salvó la invención de la tragedia. ¿Cree usted que el arte puede salvarnos de
la crisis actual?
Bueno, la comparación fue hecha a propósito de la crisis de identidad, cuando
la gran literatura griega respondió de esta manera, precisamente en la
transición del clan, la familia o la estirpe, a la universalidad, aún si esta
es abstracta, genérica, de la polis.

Pero no creo que
ahora haya la posibilidad, no digo de resolver, sino de expresar con una fuerza
decisiva por medio del arte, esta crisis que vivimos
, y no sólo porque no
tengamos a Esquilo o a Sófocles, o Eurípides; aún si los tuviéramos, pues de
hecho sobre todo en el siglo XX tuvimos grandes escritores, dignos de Esquilo,
Sófocles.  
No creo que el arte pueda ser
una síntesis que exprese esta esencia del mundo contribuyendo, aunque sea
indirectamente, a la vida de la polis,
es decir a la política, como ocurrió
cuando Orestes, el matricida, fue absuelto en un acto dudoso, con sólo un voto.

Ahí ocurrió algo en lo que el arte, fue más que el arte,
porque la tragedia griega no fue sólo un gran arte, del mismo modo que la
Biblia no es sólo un gran libro literario, que lo es, pero es algo más, algo
que funda una civilización, y eso fue el arte griego.
No creo que el arte,
a pesar de tener un lugar muy importante, pueda ser el fundamento de la
civilización
porque antes lo fue debido a que no había un sentido de la
autonomía de la diversidad entre ellos. La Biblia no fue escrita por razones
poéticas aunque contenga tanta poesía, y ahora no podemos pensar que es posible
escribir una Biblia ahora, y no sólo porque no haya nadie como el autor de la
Biblia, pues tenemos grandes, pero en ese sentido las cosas han cambiado. 
La muerte como tema aparece en todos los libros de Magris, sin embargo, en los
libros más recientes, como El Conde.

¿La muerte se ha convertido
en un elemento dominante?

No creo, honestamente, que tenga que ver con mi
envejecimiento, no creo. Indirectamente, puede tener que ver con ciertas
pérdidas, por haber visto morir a ciertas personas que formaban parte de mí, puede
ser eso.
Puede ser también que haya un sentido de pérdida e
incertidumbre no doliente o débil, sino de perplejidad frente a la vida y su
transcurrir, puede ser eso. Hay una frase muy bella de (Ivo) Andrić, escritor
serbio yugoslavo, cuando dice que llega el momento en el que más que mirar las
cosas se mira la sobra que dejan las cosas, es eso.
Pero no creo que tenga que ver sólo con la edad, (Giacomo)
Leopardi, siendo muy joven miraba la sombra. Aunque sí tiene que ver
indirectamente con el tiempo, pues la acumulación de experiencia, bella o
desagradable, hace que crezca la complejidad y por ello la dificultad para
comprender. Así, podríamos decir que conforme crezco, tengo la impresión de
entender cada vez menos.
Imagen:http://bit.ly/15SYE1p
             http://bit.ly/12sfPEI
             http://bit.ly/1vwIN2d
             http://bit.ly/1FUjrfS
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