«La novia de Houdini»: la historia del mundo de la magia

  • «La gente come muy bien en mis libros y oye muy buena música», expresó durante la charla Juan José Rodríguez

Por Irma Gallo
Distrito Federal, 05/12/14, (N22).- El lugar ideal para entrevistar a Juan José Rodríguez es un restaurante. ¿Por qué? Por la simple razón que él nos puede hablar tanto de literatura, así como de su reciente novela La novia de Houdini.  
Irma Gallo (IG): Juan José, ¿por qué no empezamos hablando de lo que nos trajo aquí,
de La novia de Houdini, este trabajo medio fantástico medio real. ¿Cómo
lo definirías?
Juan José Rodríguez (JR): Es la
historia del mundo de la magia, de un joven que vive en un pueblo de Sinaloa,
en la región minera, y de repente llega una caterva de magos, de exhibicionistas
y se enamora de Florisa, que es la escapista mayor. Deja todo y se va con ellos
al puerto de Mazatlán, recorriendo varios pueblos de manera errante, hasta
descubrir que no son simples gitanos ni cualquier tipo de ilusionistas. Son
ladrones de alto nivel que van a robar un diamante que está en Mazatlán, en mi
tierra, en donde se come muy bien, como aquí.
IG: Nada está aislado, la comida, la
literatura, la vida. Es parte de un todo, ¿cómo lo ves tú?
JR: Sí, yo pienso que sí. Finalmente la gente come
muy bien en mis libros y oye muy buena música. A uno le gusta sentirse el
gourmant, que no es el gourmet; le gusta comer y cocinar.
IG: Venimos a este lugar porque quiero que me
hables de esta parte de la vida, y esta parte en ti que es muy importante: como
bien dices, los personajes comen bien.
JR: Procuramos que así sea.
IG: La comida siempre nos recuerda lugares, personas,
¿no Juan José?
JR: Sí, alguien tendrá la Magdalena de Proust, como
Marcel Proust cuando comió la Magdalena se acordó de su infancia, yo cuando
trincho un pescado, un camarón, siento que estoy en mi casa, escucho la voz de
mi madre, el sonido del mar. La nostalgia está presente en la comida, y siempre
es un punto, el alimento, que nos une con los vivos y los que no están con
nosotros.
Ya lo dijo Alejo Carpentier: hay una parte
maravillosa en
El siglo de las luces que él nos narra cuando les
preparan bucán. El bucán es el jabalí que se prepara en una isla, abierto, le
echan adentro palomas con mantequilla, conejos, lo abren, para que sea el horno
de la carne, a las brasas, y cuando cubren hojas de guayabo en la lumbre para
que se perfume el jabalí. Y cae la grasita, los carbones chispeando.
Carpentier, cuando leí eso me maravillé tanto que yo procuré hacer una prosa
similar y que la gente en mis libros comiera y se alimentara bien.
IG: Como toda buena comida tiene su final, el postre
es una manera en la que terminamos siempre una comida y una buena conversación.
JR: El postre, en la comida en general, es la
oportunidad en que uno cierra las papilas gustativas con algo que las limpia,
elimina ese sabor fuerte, agreste del platillo anterior. Y cuando un postre
llega a nuestro paladar nos hace sentir paz y un poco más de fe en el género
humano.

Imagen: http://bit.ly/2e7w7KV
14KR/PV

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