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La adaptación de esta obra de Cervantes hecha por Ignacio García y dirigida por Juan Carrillo, llega a su segunda temporada en el Teatro Julio Castillo
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Imagen: El cerco de Numancia, adaptación de Ignacio García, se estrenó en 2016 en el Festival Internacional Cervantino /CNT / Sergio Carreón
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Ciudad de México (N22/Víctor Gaspar).- Numancia ha estado sitiada por casi 16 años por el ejército romano. Un nuevo general es nombrado para continuar el ataque y decide construir un foso alrededor para asediar a los numantinos, cortándoles todo suministro. Esto desata una decisión desesperada. A partir de este episodio histórico, Miguel de Cervantes Saavedra escribió, alrededor de 1585, El cerco de Numancia, pieza que ahora es llevada a escena por la Compañía Nacional de Teatro, bajo la dirección de Juan Carrillo.
“Los Numantinos, cuando se ven que ya no pueden hacer nada y están desprovistos de toda materia prima y de toda lo esencial, deciden matarse entre ellos y deciden quemar su ciudad. De manera que cuando los romanos entran no hay esclavos, no hay botín, no hay ciudad que conquistar. Entonces viene esta reflexión filosófica de gano perdiendo-pierdo ganando”, señala el director.
Este montaje que es una versión de Ignacio García y que fue estrenado en el Festival Internacional Cervantino en 2016, ahora llega a su segunda temporada en el Teatro Julio Castillo. Sin tener un sesgo directamente destinado a la realidad mexicana, su director destaca el carácter de un pueblo en resistencia, concepción que también identifica en la idea Cervantes pues la escribió en una época en que España era un imperio.
“Cervantes, me parece”, dice Carrillo, “que lo que hace es un texto profundamente irreverente y revelador. Escribe una obra en una época en la que el asesinato está prohibido por la iglesia. Escribe una obra en donde todo mundo se suicida. Escribe una obra que sale de las estructuras aristotélicas, en donde todo gira alrededor del héroe, el héroe trágico, y entonces pone el protagonismo en el colectivo. Se vuelve un parteaguas en ese sentido”. Colectividad heróica representada en de manera metafórica en su acción y destino.
“Su cuerpo está determinado por la tierra, la tierra como símbolo de eso que se defiende, la tierra como símbolo de eso a los que pertenecemos. Estos personajes literalmente sangran lodo, sangran tierra. Porque al final esos son y eso es lo que defienden. Jugamos con esa metáfora como hilo conductor”, precisa su director.
El cerco de Numancia ofrecerá una temporada en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, del 9 al 17 de diciembre, con funciones de jueves a domingo.
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