Mientras se esperaba el arribo del papa Francisco en el estadio de Morelia el maestro de ceremonias sorprendió a los asistentes al pedir oraciones por las familias, los sacerdotes, las vocaciones y un minuto de silencio por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Después de estas plegarias, en el sitio se escuchó un conteo del 1 al 43, que fue acompañado por golpes de batería de los músicos presentes.
En este contexto, el vocero de El Vaticano, Federico Lombardi, expresó que se estaba presionando al Papa Francisco I para que se reuniera con los padres de los 43 estudiantes. Sin embargo, aseguró que el sumo pontífice no puede priorizar encuentros con personas cercanas a un grupo de víctimas y dejar a un lado a las otras víctimas de la delincuencia. Con ello descartó el encuentro.
Durante la ceremonia Jorge Bergoglio dijo a los religiosos reunidos en el Estadio Venustiano Carranza, en Morelia, Michoacán:
“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad humana, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad, que parece haberse convertido en un sistema inamovible?”.
“Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio que es la resignación. Una resignación que paraliza y nos impide no solo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no solo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridades”.
De igual manera hizo un recordatorio al primer obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, al expresar:
“Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador conocido como Tata Vasco, como el español que se hizo indio”.
Redacción
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