Palomas se ha convertido en un músico de culto. El hidrocálido construyó una obra musical desde el anonimato y la rebeldía. Su rock es una voz sui géneris en el universo sonoro
Por Alberto Cruz
Ciudad de México, México, 20/05/16, (N22).- Armando Jiménez Veloz, conocido como “El Palomas”, es un cantante de culto conocido más en un sector underground. Músico independiente que ha llevado su carrera “por la libre” durante 25 años, desde que inició en su natal Aguascalientes.
Armando Palomas conversó con la Agencia N22 sobre sus 25 años de carrera, recordó que en sus inicios tomaba una guitarra electroacústica al finalizar los conciertos de las bandas estelares y cantaba canciones suyas inéditas.
“Me gustaba llegar y agarrar la fiesta, cuando ellos terminaban su set de canciones yo agarraba una guitarra electroacústica y me subía a cantar mis canciones. Y la gente se acostumbró, comenzaba a gritar cuando me veía en el bar: ¡Palomazo! ¡Palomazo! ¡Palomazo!
Fue bajo esas circunstancias que el dueño de un local llamado La cueva del gnomo le apodó en un flyer Armando Palomas, nombre que ha utilizado para difundir su obra artística. Pero no siempre ha estado en solitario, alguna vez fue invitado de una banda llamada La Clika, para la cual componía y cantaba.
“Realmente era una banda como fantasma porque no tenían canciones, no tenían ninguna idea. Me invitaron a mí porque sabían que yo componía las canciones. Estuve como tres años con ellos hasta que el dinero… más bien nunca llegó el dinero. Nunca escaseó porque nunca llegó y todo mundo teníamos la utópica idea de vivir de la música y del rock and roll”.
Fue hasta que en un concierto, de grandes proporciones, donde tocarían 20 grandes bandas de Aguascalientes, el resto de La Clika abandonó a Armando justo antes de la presentación. Esto sirvió para que Palomas se decidiera a subir sólo con una guitarra prestada a cantar sus canciones.
Durante 25 años Palomas ha maquilado discos con portadas que él mismo ha dibujado, incluso antes de saber que se dedicaría a la música.
Nunca me he puesto una meta en la vida, ni siquiera hoy la tengo
“Yo comenzaba a hacer portadas de discos y les ponía títulos que en ese momento se me venían a la cabeza. Desde entonces ya escribía canciones. Pero siempre lo hacía para el espejo; para mi habitación; para la almohada; para mis botellas de tequila que siempre tenía a un lado; para algunas fiestas con algunos 4 ó 5 amigos que me decían que cantara. Creo que nunca lo pensé realmente, eran sueños guajiros cuando yo hacía las portadas de mis discos”.
Al inicio de su carrera, Palomas confesó ser un autor cómico, «desmadrozo» e incluso payaso. Pero este andar no se prolongó por mucho tiempo y las letras de sus canciones se fueron profundizando hasta tocar temas sensibles sobre la soledad o la muerte.
“Llegó un momento en que me aburrí de hacer ese tipo de canciones porque mis tiempos y mis formas eran otros. Llegó El Palomas con vicios más allá del 1.70, con vivencias más allá de tocar una vez al mes fuera de casa, que empezó a generar otro tipo de situaciones internas, que vive en los hoteles, que besa la madrugada, El Palomas que le dio por mentarle la madre a la muerte, que se chupa de los miados de las nubes, el que se convirtió en esto que ves ahora.
“Siento que si no hubiera existido esta evolución hubiera sido también parte de lo que yo critico, en ese sentido creo que es un proceso natural de… (no quiero decir la palabra) no es de madurez; me estoy pudriendo de una manera hermosa”.
El asombro del disco como arte objeto
Aunque el camino no ha sido del todo fácil, Palomas se ha dado a conocer como un músico congruente y honesto con lo que canta. Ha apostado por su música y todos sus sacrificios le han retribuido formar parte de la música nacional.
“Nunca me di cuenta de cómo sucedió, yo vendí un coche, un Sakura, modelo 86 color tinto, poca madre, con un estéreo Pionner para poder maquilar mil cassettes, los cuales el Tuna -su mejor amigo- lejos de regalarlos, que era la idea, los vendió y nos dimos cuenta de qué se podía vivir precisamente de mis canciones.
“Nunca me di cuenta cuando comencé a mutar de grabar casetitos y de repente caer a la onda del disco, y de repente no sólo caer en la onda del disco sino hacer del disco un arte objeto, y cada vez me fui, de alguna manera, perfeccionando hasta el momento de llegar a hacer libros que contienen un montón de información gráfica, con pasta dura, con textos míos y las canciones.
“Hay una anécdota bonita: tengo una portada que yo mismo hice, se llamaba Alas y víboras que en la portada tenía una mujer, una serpiente con alas y alguna vez yo, ya borracho, me quedé en la refaccionaria, con la cortinada bajada y dije: este va a ser mi último disco, cuando no tenía ni siquiera un disco grabado, ni siquiera la intención. Y este asunto se cumplió el 28 de febrero de 2015 en el Lunario del Auditorio Nacional”.
Con su último álbum publicado, Palomas confirmó no tener nada más qué decir, por lo que dejará de publicar material nuevo. Aunque no descartó la posibilidad de volver a surgir, tal vez ya no como Palomas, incluso con otro nombre.
“Llegó un momento en que ya no podía escribir nada más, que mi tinta ya no daba para más, que mi imaginación ya no daba para más y yo no quiero ser parte de lo que critico. Es decir, en cierto momento puedo criticar a Alejandro Lora por autofusilarse en cada disco y deteriorar más sus formas de hacer las letras y la música. También critico a Saúl Hernández y a muchos que han llegado a estar en los tremendos cuernos de la Luna, y de repente sus trabajos ya dejan mucho que desear”.
Música sin catalogar, Palomas multifacético
Palomas es un cantante difícil de catalogar en los diversos géneros musicales, ha hecho desde un disco con banda sinaloense hasta uno de blues. Es por ello que le pide a sus fans que le otorguen el género que prefieran. Lo que sí es un hecho es que sus canciones han trascendido a través de los años y siguen tan vigentes como cuando fueron concebidas.
“Hasta ahorita yo todavía no descubro qué es lo que he hecho. Sé que esta droga nada más yo la vendo, sé que mis conciertos no son lineales. Vas a llegar a escuchar un Palomas denso, de repente un Palomas cómico, de repente un Palomas cachondo, de repente un Palomas romántico, un Palomas transgresivo. Entonces mis conciertos son un sube y baja de emociones.
“Ahora veo en mis conciertos a gente que ya lleva a sus hijos a escuchar mis canciones. Han sido canciones que no han tenido, que no tienen fecha ni límite de caducidad. Por lo tanto el público se está sumando; mi obra, es totalmente heredable”.
Su música ha sido vehículo de chistes como lo fue la canción «Que se muera el rock». Es ahí donde criticó a las expresiones consolidadas por los medios, principalmente la televisión, ignorando todo lo que sucede en el ámbito underground.
“Toqué a los grandes iconos como Alejandro Lora, me metí con Moderatto, me metí con Belinda, me metí con Inspector, me metí con un montón de personajes y bandas que, al final, a la gente le causaba mucha risa. Y lo que la gente de repente no sabe es que muchos de los que yo menciono ahí son mis brothers; es un chiste”.
La piratería es algo que lo tiene sin cuidado, de hecho la celebra, ya que lo da a conocer a más gente. Y con esa intención lleva su música, con la firme idea de que sus canciones trasciendan al sentimiento de su público.
“La gente atesora todo lo demás, porque yo no vendo discos, vendo arte objeto, entonces a mí la piratería me beneficia y siempre he dicho: si una señora, ama de casa, estudiante, etcétera, vende algunos discos míos y con eso consigue llevarse un pan a la boca: soy un gran artista”.
“Yo sigo disfrutando de mis canciones, cada vez que canto ‘Hasta el fondo del zaguán’, recuerdo perfectamente a quién se la compuse, no importando si estoy en el Lunario, en el Vive Latino o en un table de Vallarta. Entonces a mí lo que me significan son las canciones, yo cierro los ojos y no importa si estoy en un escenario grandísimo o en uno pequeño”.
Las formas detrás de la música de “El Palomas”
“(Charles) Bukowski es una gran referencia literaria, después está (Jack) Kerouac, y después de eso está mi vida real. Hay dos formas de hacer canciones: la primera es válida cuando te basas en los escritos de algún escritor, o la otra que es la que vives personalmente”.
“Puedo hablar de la cuestión letrística, de las formas de Joaquín Sabina, Andrés Calamaro, de Chava Flores, de Tin-Tan, de Leonard Cohen, Bob Dylan, Tom Waits, de La Sonora Santanera. Soy un molcajete donde integro un montón de ritmos, un montón de instrumentos y formas, y al final sale esta planta que se llama Armando Palomas”.
Fan confeso de José Cruz, líder de Real de Catorce, Palomas aseguró haber cumplido algunos caprichos en su vida como cantar a lado de la gente que admira. Es por ello que ahora ha planeado un concierto donde dará a sus invitados desconocidos un lugar para proyectarse.
“Todos los conciertos cuando hay invitados, llevan a un invitado para que sume, para que el teatro se atasque, para que sea un sold out asegurado y yo hice todo lo contrario. Para el Teatro Esperanza Iris decidí no tener a los músicos que viajan conmigo, sino contratar a una banda de blues que se llama Los Corsarios del Blues. Invité también a José Cruz y él me dijo: ‘no sólo una canción, dos’”.
“Invito a Normando López que es un tipo que vive en Amatlán Jalisco, que tiene canciones bellísimas, pero que siempre anda tocando solamente en su pueblito, se va a dar un roll acá y es un total desconocido. Invito a una chava que la conocí solamente ahí por internet que se llama María Peligro y que la gente ya verá de lo que estoy hablando”.
La idea principal es juntar personajes que no han tenido tanta exposición, al igual que el mismo Palomas y esto lo conseguirá de la mano de sus amigos Rafael Catana, Francisco Barrios “El Mastuerzo” y, por supuesto, su fiel público el próximo 21 de mayo en el Teatro Iris Esperanza en la Ciudad de México.
“Que se muera el rock de la televisión y que viva el mambo locos”, finalizó.