Redacción/CDMX
El problema no es que tu perfume no tenga buen fijador, sino que tiene que ver con la forma en que funciona tú cerebro.
Lo que sucede es que el olor de nuestro perfume pasa a segundo plano cuando nuestro cerebro ha entendido que no se trata de un olor amenazante o peligroso para nosotros, y decide dirigir su atención hacia nuevos olores.
Cuando llega una nueva molécula, el cerebro la interpreta a través del olor, y en el momento en que el cerebro ha decodificado la misma molécula en numerosas ocasiones se familiariza totalmente con ella, afirma Inma Fernández, directora de marketing de Isolée y alumna del Grasse Institute of Perfumery.
Es así como el cuerpo ya no reacciona tan intensamente al mismo olor. Porque, sí, el cuerpo reacciona de distintas maneras ante un nuevo estímulo cuando se trata de un olor desconocido gracias a que el olfato, al estar conectado directamente con el sistema límbico, provoca diferentes emociones de acuerdo a los aromas con los que interactúa.
Aunque nosotros ya no olamos nuestro perfume, no quiere decir que los demás no lo perciban, así que podrías tener piedad de los demás y no bañarte en perfume.
(Con información de ABC)