Redacción/CDMX
El corazón puede reaccionar de una forma dramática cuando se pierde a la pareja sentimental o un pariente cercano, puede romperse casi en sentido literal.
Las emociones como la alegría, la rabia, el miedo, la frustración producen algo llamado “sistema simpático” que desemboca un aumento en el ritmo cardíaco del corazón, sin embargo, por otro lado, emociones como relajación, seguridad, activan el denominado “sistema parasimpático” que tranquiliza el ritmo cardiaco.
Incluso, las alteraciones no llegan solo con disgustos, por ejemplo, una experiencia alegre como una fiesta sorpresa puede desencadenar un pseudoinfarto.
El “síndrome de corazón roto” fue descrito por primera vez en los años 90 por médicos japoneses pues detectaron que algunos pacientes presentaban un estrechamiento en la parte media y un abultamiento en la parte inferior del corazón.
Un estudio en Helmholtz Zentrum de Múnich demostró que el 15% de los decesos cardiovasculares están relacionados con la depresión, así mismo, aquí aplica el “corazón enfermo, mente enferma”, por ejemplo, una enfermedad cardíaca es probable que genere ansiedad e inseguridad, más un exceso de pasión o carga excesiva de trabajo resultan peligrosos.
Se debe de añadir que el sufrimiento aumenta el riesgo de infarto, a la par o de igual manera que el colesterol alto.
Hay que enfatizar que la mente y el corazón van de la mano, tal como dice el dicho “mente sana, cuerpo sano”, y, para ello, la mejor medicina natural es el apoyo de tu pareja, familiar o el contacto con los amigos, ya que la proximidad física libera oxitocina, que por su parte, reduce la presión arterial y mitiga la ansiedad, y, no menos importante, el corazón es el único órgano del cual cuya actividad puede ser percibida en cualquier momento.
(Con información de abc.com)