Redacción/CDMX
La flor de nochebuena se caracteriza por ser un símbolo de las épocas navideñas al igual que existen registros de su uso en épocas prehispánicas.
La investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, Laura Trejo Hernández, explicó que la flor como la conocemos puede provenir del estado de Guerrero, pues su germoplasma (conjunto de genes de la planta) es muy similar al de la flor que se conoce por todo el mundo.
Tanta es su importancia para México que, según las cifras del Gobierno federal, la producción anual de flores de nochebuena ha alcanzado los 21.5 millones de plantas, con un valor estimado de 902.74 millones de pesos.
La mayor parte de la producción ocurre en la Ciudad de México compitiendo directamente con estados como Morelos, Michoacán o Puebla.
Al ser una planta decorativa, generalmente se ubica en macetas para decorar o hacer más alegres los hogares durante las festividades decembrinas, donde también puede resultar que los animales de compañía puedan llegar a morderlas, jugando con ellas.
Es entonces donde los dueños de las mascotas tienen la duda ¿Es tóxica para mi perro o gato?
Según la doctora Trejo, sí es tóxica, pero la intensidad de la reacción dependerá directamente con la cantidad de flor ingerida.
¿Qué es lo que causa la intoxicación?
La planta contiene látex, una savia lechosa y blanquecina con compuestos químicos como detergentes y ésteres de forbol que causan irritación.
Generalmente, los animales de compañía juegan con las plantas e incluso pueden llegar a ingerirla, la mayoría de los casos las reacciones no pasan de irritación en las mucosas, ojos y problemas gastrointestinales.
La Universidad de Ohio lanzó un artículo en el que se confirma esta premisa, asegurando que se debería ingerir una gran cantidad de esta para mostrar síntomas de una intoxicación severa.
Como ejemplo, un niño de 22 kilogramos tendría que comer más de 500 hojas de esta planta para llegar a un nivel de intoxicación que le provoque daños en el sistema nervioso central.
A pesar de esto. la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM señala que lo mejor es mantearla alejada de los animales y en caso de alguna ingesta acudir al veterinario, además de prestar atención a síntomas como vómitos, babeo o diarrea.
(Con información de El País)